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La iniciativa de USAID para sanar el tejido social en los territorios

Anu Rajaraman, directora en Colombia de la Agencia norteamericana, resalta las lecciones aprendidas en el país sobre reparación a las víctimas y las oportunidades generadas para la reconciliación.

Redacción Colombia +20
17 de agosto de 2023 - 12:00 p. m.
Anu Rajaraman, directora de la Usaid en Colombia, explica el programa “Restaurando Nuestro Futuro”. /
Anu Rajaraman, directora de la Usaid en Colombia, explica el programa “Restaurando Nuestro Futuro”. /
Foto: José Vargas

Luego de 20 años de presencia en Colombia, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) lanza hoy en Bogotá un nuevo programa llamado “Restaurando Nuestro Futuro”, que busca, de la mano del Estado colombiano y la sociedad civil, consolidar la paz, la reconciliación y la protección de los derechos de las víctimas. La directora de la Usaid en Colombia, Anu Rajaraman, explica los objetivos de este programa, que recoge las lecciones de más de dos décadas de trabajo en estos temas.

¿Qué apuestas tiene este nuevo programa?

Son tres: la primera es apoyar a las instituciones colombianas, con un enfoque particular en los territorios, para que puedan avanzar en la implementación del Acuerdo de Paz de 2016. Colombia tiene un marco institucional y de políticas públicas muy robusto pero existen retos en llevar estas políticas y programas a la práctica en el territorio. Estamos enfocados en que el programa responda a las diferentes realidades locales y que permita superar esos cuellos de botella en la implementación de la paz a nivel territorial. La segunda apuesta es la participación ciudadana. Existen espacios importantes para las organizaciones de base comunitarias, las organizaciones de víctimas y en general la sociedad civil que pueden ser fortalecidos para que las víctimas, por ejemplo, sean real y efectivamente escuchadas y puedan tener verdadera incidencia en las decisiones de política pública. Queremos identificar los factores que están interfiriendo en esos espacios de participación, fortalecer a los actores que confluyen en estos mecanismos y de manera conjunta superar esos retos. Por último, queremos apoyar, impulsar y enaltecer los esfuerzos comunitarios por sanar el tejido social en los territorios más afectados por el conflicto. Llevo un año viviendo en Colombia y en cada municipio a donde he llegado, las personas me hablan de la importancia de recuperar ese sentido de comunidad que existía antes de que la violencia sembrara temor, de la importancia de recuperar la confianza en el vecino, en el funcionario público, en el empresario. La confianza es el elemento básico del tejido social y por eso queremos que a través de procesos de memoria histórica, las comunidades puedan conmemorar su historia y así aportar a la reconciliación y la no repetición.

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¿Cómo contribuye este programa a la estrategia de cooperación de Usaid en Colombia?

Nuestro principal objetivo en Colombia es contribuir a una Colombia más estable y en paz y Restaurando Nuestro Futuro es una pieza muy importante de este propósito. El Acuerdo de Paz de 2016, por supuesto, está en el centro de este esfuerzo y este programa busca que el Acuerdo continúe su camino hacia acciones concretas que puedan reconocer las comunidades y participación efectiva de las víctimas. ¿Cómo lo haremos? Trabajando con las víctimas en su empoderamiento y con las comunidades en recuperarse de los efectos de la violencia. Forjando alianzas para prevenir y gestionar el conflicto de una manera pacífica y así lograr mayor resiliencia y cohesión social. Este programa complementa otros esfuerzos de la Usaid en Colombia, por ejemplo en temas de restitución y titulación de tierras, de la protección de los derechos de las comunidades étnicas, y la promoción y defensa de los derechos humanos entre otros. Hace parte de ese abordaje integral que desde la Usaid nos hemos propuesto para apoyar al país en el proceso de consolidar la paz y de promover un desarrollo inclusivo.

¿Qué avances identifica en materia de derechos de las víctimas?

Colombia ha recorrido un largo camino y nos enorgullece mucho haberlo acompañado desde el primer momento. La puesta en marcha del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas es un paso muy importante, pues reconoce la complejidad del reto que implica reparar a las víctimas y permitirles superar esa condición de vulnerabilidad consecuencia de la violencia. Lograr que más de nueve millones y medio de colombianos accedan a mecanismos de reparación, rehabilitación; que quienes hayan perdido sus tierras puedan verlas restituidas y así avanzar en la no repetición, es un esfuerzo monumental que Colombia ha venido asumiendo con determinación. Hay avances significativos, por ejemplo, en materia de registro. El gobierno, en cabeza de la Unidad para las de Víctimas, hoy cuenta con sistemas de información muy complejos que permiten identificar, registrar y hacer seguimiento al acceso de las víctimas a los diferentes servicios que les otorga la Ley. Esto implicó un trabajo de articulación muy importante para que los datos que manejan las diferentes entidades pudieran ser compatibles y centralizarlos en un único mecanismo de gestión y consulta. Así mismo, la creación, aprobación y puesta en marcha del Protocolo de Participación Efectiva de las Víctimas es otro avance que vale la pena resaltar. Las Mesas de Participación son mecanismos valiosos de interlocución entre las víctimas, sus organizaciones y el Gobierno. Por supuesto, hay retos en ese proceso de diálogo y participación, pero en general permiten que las voces de quienes se vieron más afectados por el conflicto sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones.

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¿Cuáles son los desafíos en reparación de las víctimas y reconciliación?

Lo primero es reconocer la magnitud del reto al que se enfrenta el país. Las consecuencias de más de 50 años de conflicto han impactado a la sociedad colombiana de manera muy profunda y en diferentes ámbitos. También hay que decir que tanto el estado colombiano, como la sociedad civil llevan muchos años impulsando múltiples esfuerzos para lograr superar todos estos retos y tejer nuevas formas de forjar la paz. Y esto en particular es algo que desde la Usaid siempre valoramos y buscamos apoyar, porque creemos firmemente que los grandes cambios se logran a través de pequeñas - pero audaces - acciones. Creo que para avanzar en la implementación de la política pública de víctimas es muy importante apoyar y consolidar los esfuerzos de articulación y coordinación interinstitucional. Los recursos técnicos y financieros nunca serán suficientes si no hay apuestas en común desde las diferentes entidades tanto del orden nacional como territorial. Es fundamental encontrar esos ejes articuladores que permitan avanzar de manera eficiente en la garantía de los derechos de las víctimas y en brindar soluciones duraderas tanto para ellas como para sus comunidades. Hemos encontrado que el Gobierno Nacional está priorizando acciones coordinadas para dar respuesta a la precaria situación en la que aún viven tantas víctimas del conflicto. Aplaudimos estas iniciativas y allí estaremos para apoyar su implementación.

¿Y en cuanto a la reconciliación?

El primer reto es esa definición individual y única que cada persona tiene sobre cómo reconciliarse. Para nosotros la reconciliación va más allá de un proceso entre víctimas y responsables victimarios. Es un camino que deben recorrer todos los colombianos y colombianas para desaprender lo que la violencia ha significado en sus vidas y encontrar nuevas formas de relacionarse y abordar las diferencias que trae el día a día. Hemos visto avances significativos en la disposición de los colombianos a reconciliarse. Por ejemplo, nuestras mediciones indican que entre 2019 y 2021 hubo un incremento de más del 8 % en la disposición de los colombianos de participar en acciones que contribuyen a la reparación de las víctimas y del 3 % en su disposición de escuchar la versión que otros tienen de la historia. Debemos persistir en ahondar esos cambios y potenciarlos para pasar a la acción.

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¿Cómo lograr la reconciliación en una sociedad tan fracturada como la de Colombia?

Hay varias lecciones que nos ha dejado el trabajo que hemos realizado. La primera se refiere a la importancia de la salud mental y psicosocial como mecanismos que permiten a las personas superar los hechos del pasado y poder soñar con un futuro diferente. Tramitar el daño, sanar y honrar el pasado a través de la memoria, son pasos fundamentales para que como sociedad puedan superar esa fragmentación que es consecuencia de la violencia. La segunda, se trata de la importancia de la confianza. De acuerdo con el Barómetro Colombiano de la Reconciliación, la confianza es un multiplicador muy importante que potencia la disposición de las personas a la reconciliación. Una persona que confía tiene un 25 % más de probabilidad de vivir en armonía, y 2.6 veces más de cooperar con otros. Crear confianza requiere pasar a la acción. Se logran crear lazos de confianza generando oportunidades de encuentro, de trabajo en conjunto y de diálogo entre quienes antes no lo hacían. Es un proceso que toma tiempo, pero cuyos resultados cambian por completo la vida de quienes participan en él.

¿Cómo va a aportar el programa a la construcción de paz en el país?

En algunas regiones hemos escuchado que la paz y la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 aún no se traducen en acciones concretas, tangibles. Queremos contribuir a eso, a hacer que la paz se vuelva algo tangible en los territorios. Para esto, como lo mencioné anteriormente, insistiremos en promover el accionar articulado de la institucionalidad. Por ejemplo, junto con las comunidades, los gobiernos territoriales y las entidades del orden nacional vamos a identificar acciones que respondan simultáneamente a iniciativas PDET, a planes de retorno o de reparación colectiva y que a su vez estén incluidas en los planes de desarrollo de los mandatarios que serán elegidos próximamente. Apoyar estos esfuerzos que congregan a varios actores en los territorios es un propósito de Restaurando Nuestro Futuro. Asimismo, creemos que podemos jugar un rol importante en la consolidación de alianzas para vincular múltiples actores en torno a la paz. La paz y el desarrollo tiene un vínculo fuerte. Por ende, queremos vincular a los empresarios y la academia para que puedan trabajar de la mano con las comunidades, las organizaciones sociales y el Estado en este esfuerzo de dignificar la memoria, reparar a las víctimas y sanar las heridas que dejó el conflicto. Finalmente resaltaría el hecho que trabajaremos muy de cerca con las comunidades afrocolombianas e indígenas. Los pueblos étnicos fueron y siguen siendo desproporcionadamente afectados por la violencia y además se enfrentan a una discriminación que les impone retos mayores para sobreponerse a las consecuencias del conflicto. Como saben, hace un año el gobierno de Estados Unidos se comprometió a ser acompañante internacional en la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz. El programa trabajará en territorios con presencia de comunidades étnicas y sin duda alguna contribuirá a avanzar en las disposiciones étnicas del Acuerdo.

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¿Dónde operará el Programa Restaurando Nuestro Futuro?

El programa trabajará en seis regiones PDET: Chocó, Montes de María, Pacífico medio, Pacífico y frontera nariñense, Caguán y piedemonte caqueteño, y el Urabá antioqueño. En estas regiones hemos priorizado 26 municipios, incluyendo cinco ciudades capitales y Bogotá. Para llegar a esta priorización, junto a nuestro socio la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) adelantamos un proceso muy riguroso en el que cruzamos múltiples criterios, como la presencia de sujetos de reparación colectiva, la priorización en casos de la Jurisdicción Especial para la Paz, el estado de avance en la formulación e implementación de iniciativas PDET, la presencia de comunidades étnicas y la existencia de planes de retorno y reubicación, entre otros. Hemos tenido reuniones iniciales con autoridades territoriales, entidades del orden nacional que tienen presencia allí, representantes de las comunidades y del sector privado para iniciar la priorización de acciones y la cocreación de la agenda del programa.

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fredys(9j2g1)19 de agosto de 2023 - 01:30 a. m.
Una de las organizaciones gringas mas nefastas en el continente, ha sido la USAID. Esta entidad es uno de los organismos con que cuenta los gringos para interferir en políticas que le son adversas a los gringos y en activismo para derrocar gobiernos que no son de sus simpatías. Ojala el gobierno limite sus funciones y sus operaciones en el país. Su protagonismo fue evidente en Venezuela, Nicaragua, la Ecuador de Correa, Bolivia, etc.
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