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Una vez más el aspirante a la Casa de Nariño por la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Rodrigo Londoño, es blanco de rechiflas, arengas e insultos por parte de los detractores de su campaña durante su visita a la capital del Valle del Cauca.
De "asesino" lo tildan más de 150 personas que se encuentran reunidas a las afueras de la Corporación de Periodistas del Valle donde el candidato presidencial realizó una rueda de prensa con los medios de comunicación de la región. En el lugar hacen presencia víctimas del conflicto y miembros de otros partidos políticos como el Centro Democrático.
El Espectador habló con Gustavo Salazar, coordinador del Comité de Víctimas de la guerrilla en el occidente, quien hace presencia en el lugar y aseguró que Londoño se encuentra "escondido" en el segundo piso de la edificación, con las ventanas cerradas y no ha querido dar la cara.
"La ciudadanía caleña está muy indignada con la presencia de este criminal acá. Nosotros somos testigos dentro de los miles de casos de víctimas de la guerrilla que no ha habido ni verdad, ni justicia, ni reparación. Es más, estos ampones se burlan en la cara del pueblo colombiano paseando muy orondos por las calles. Juan Manuel Santos les ha alcahueteado absolutamente todo, les ha dado millones para su campaña política y ellos no han pagado ni un día de cárcel", expresó el líder.
Añadió que las personas están "enardecidas" y la intención de la protesta es expresarle al excombatiente que no lo quieren en la ciudad, que "no es bienvenido". Mientras tanto, las protestas continuarán hasta que Londoño salga del recinto.
Horas más tarde se desplazará hasta Yumbo (Valle del Cauca) donde se reunirá con representantes de la Unión Patriótica, Partido Comunista, exmiembros del M-19, progresistas y representantes de los sindicatos del departamento.
Cabe recordar que no resultó nada fácil para la Farc el inicio de su campaña en la plaza pública. En Armenia, Pereira y Florencia los líderes del nuevo movimiento político fueron el blanco de abucheos e insultos. El rechazo fue tal que Rodrigo Londoño e Iván Márquez tuvieron que abandonar los lugares en los que pretendían socializar sus ideales de gobierno.