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El 27 de abril comenzó la denominada ‘reactivación económica’ en Colombia. Para la fecha se permitió que los sectores de la construcción y nueve subsectores de las manufacturas volvieran a operar con la condición de cumplir los protocolos de bioseguridad. El 11 de mayo arrancará una nueva etapa, a la que se sumarán otras 11 actividades como fabricación de muebles, vehículos y equipos electrónicos.
Todo esto implica la movilización de, por lo menos, cientos de miles de trabajadores, quienes se expondrán a contraer el virus. Sin embargo, desde la alcaldía de Claudia López se ha implementado una serie de medidas para mitigar este riesgo.
Tal vez la más importante es impedir que Transmilenio funcione a más del 35 % de su capacidad, lo que, en teoría, permite que al interior de los buses haya un espacio suficiente que permita cumplir con el distanciamiento social. Es en este punto donde plataformas como Beat, Uber y DiDi creen tener el potencial para contribuir en la lucha contra la propagación del coronavirus.
La premisa que manejan estas compañías es que, como Transmilenio no puede seguir siendo un medio masivo de transporte público, debe haber alternativas de movilidad.
El Distrito concuerda con esa idea, de hecho, ha adelantado esfuerzos para que el uso de la bicicleta se masifique, por medio de la habilitación de más de 100 nuevos kilómetros de ciclorutas y la disposición de líneas de crédito para la compra y operación de la industria relacionada a este vehículo.
A esto se suman los vehículos de ruta que han dispuesto diversas compañías para facilitar la movilización de sus empleados, por lo que las mencionadas plataformas no serían la única alternativa, sino parte de un grupo diverso para reducir la demanda de Transmilenio.
En entrevista con El Espectador, el gerente de Beat para Colombia, Alejandro Arbeláez, dijo que desde esta plataforma son al menos tres los pilares mediante los cuales se contribuiría a la lucha contra la pandemia: (1) el uso de los vehículos como una alternativa de transporte para evitar aglomeraciones; (2) una opción de autoempleo para las personas que han perdido su trabajo producto de la cuarentena; (3) la contribución a las finanzas de la ciudad al tributar el 1,5 % del valor de los viajes efectuados.
“Queremos contar con conductores capacitados que cumplan con todos los protocolos de bioseguridad. Hemos cerrado convenios con pequeñas y medianas empresas colombianas - proveedoras de materiales de bioseguridad - para que nuestros usuarios conductores tengan acceso a estos productos a los mejores precios posibles”, menciona Arbeláez al agregar que también han brindado capacitaciones (con el apoyo de profesionales) donde se enseña qué es el virus y qué acciones se pueden tomar para prevenir el contagio, como la limpieza del tablero del carro después de cada viaje y el uso del celular en la mano izquierda para mantenerlo alejado de los pasajeros.
También estaría la disposición de los datos que generan los viajes para que el Gobierno pueda hacer un seguimiento de la curva de contagio. Arbeláez aseguró a este medio que el tratamiento de esa información será conforme a la legislación colombiana y no se afectará la privacidad de las personas.
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DiDi es otra que cree que estos datos pueden identificar, analizar e incluso predecir en tiempo real los patrones relacionado a la movilidad de las personas, lo cual sería útil para tomar medidas efectivas que ayuden a evitar la propagación.
“Nuestra experiencia en China nos ha enseñado que es fundamental activar y facilitar otros modelos de movilidad seguros y accesibles, para evitar así la congestión de los sistemas masivos. Las primeras opciones en reactivarse fueron los carros particulares, las bicicletas y los carros compartidos”, comentó la compañía de origen asiático.
¿Una oportunidad para que se regule esta actividad?
En Colombia el funcionamiento de estas plataformas no es ilegal, sino no regulado. Esto significa que se permite el andamiaje tecnológico que usan para operar, lo que no se puede es que un particular transporte pasajeros.
Durante años se ha adelantado esfuerzos para que desde el Congreso se apruebe la regulación de este tipo de actividad económica. Esta lucha ha dejado episodios como la salida temporal de Uber de Colombia.
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En una carta dirigida por la alcaldesa de Bogotá al Ministerio de Transporte se pide que se “incentiven y faciliten esquemas de movilidad comparativa y transporte colaborativo”, lo que podría interpretarse como una petición para que, a raíz de la emergencia, se realice una regulación que permita la completa operación de este tipo de plataformas.
Este medio conoció que estas compañías también han dirigido misivas a esa cartera para que se considere su operación. En suma, este escenario podría terminar en una regulación que termine configurándose como el primer paso de estas plataformas para funcionar libremente en el territorio nacional. Si ese es el caso habría que ver cómo se controlan los temas por los que protestan los taxistas, como la eliminación del cupo que podría incentivar la realización de esta actividad económica e “inundar” las calles de una ya saturada Bogotá.
*Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.
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