Descubre los síntomas del encoñamiento y si presentas alguno

Todos hemos usado esta palabra alguna vez, aunque no suene tan bonita. “Está encoñado/a” solemos decir a los amigos cuando sin razón aparente siguen en una relación que solo les hace daño. La usamos para explicar que lo que le une a esa otra persona es únicamente el sexo y se olvidan de sí mismos. Y no está lejos de la realidad.

El encoñamiento es una manera muy castiza de afirmar que él o ella no pueden dejar a esa persona porque el sexo les resulta absolutamente asombroso. El sexólogo clínico Fernando Rosero Mera nos lo explica mejor.

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¿Qué es el encoñamiento?

El encoñamiento hace referencia a esa gran empatía o vinculación que las personas pueden sentir. Y hay que aclarar que no es lo mismo que el amor. Alguien puede sentirse sexualmente atraída y, sin embargo, no estar enamorado.

Sentirse encoñado puede ser solo la necesidad de tener atracción sexual sin involucrar sentimientos.

Fotografía por: Cortesía Porque quiero estar bien

¿De qué se trata?

Es el gusto marcado por lo sexual, que genera una gran atracción física y química. Recordemos que el deseo sexual es una característica inherente y no siempre todas las personas son compatibles con ese impulso sexual. Digamos que es encontrar a alguien con quien uno puede sentir esa vinculación sexual de manera placentera y gratificante.

¿Es malo o bueno?

Podría ser negativo cuando se genera en un contexto no adecuado, como “estoy casado y al tiempo tengo una relación adúltera”. Pero, por otro lado, en realidad, ¿cuántos no deseamos encontrar el elíxir de la actividad sexual en nuestra pareja?

¿Encoñarse con alguien sucede porque es un buen amante?

No necesariamente. Encoñarse no es hacer las 100 posiciones del Kamasutra ni cosas raras. Es simplemente encontrar compatibilidad sexual con alguien, que incluso puede ser absolutamente austero en frases, movimientos o pensamientos.

¿Es un asunto exclusivo de los hombres?

De los hombres y de las mujeres. Se pueden encoñar los homosexuales, los heterosexuales o los demisexuales, porque la vinculación es dada desde el instinto y el impulso sexual. Lo que sucede es que socialmente es más aceptado que el hombre hable de sexualidad, contrario a la mujer, que siempre se le ha juzgado y señalado cuando habla abiertamente del tema.

Diferentes términos, un mismo significado

Si el problema es con la palabra, hay otro término más preciso: infatuación, que significa: “Un estado emocional caracterizado por el dejarse llevar por una pasión irracional, especialmente por un amor adictivo hacia alguien. Está caracterizada por urgencia, intensidad, deseo sexual y ansiedad, donde hay una extrema absorción del uno con el otro”. También lo llamamos encaprichamiento u obsesión. Como lo explica el sexólogo, no es el vínculo del amor el que los une, sino la sexualidad que, de repente, te sorprende.

¿Es solo un concepto o una realidad?

Si hablamos científicamente del encoñamiento, sería una respuesta física. Ahí no hay sentimientos, no hay amor. Hay una compatibilidad de respuestas sexuales frente a un impulso en el que seguramente existen otros factores, como la comunicación, la apertura mental o la complicidad. Cuando dos personas están vinculadas sexualmente, lo más seguro es que comparten la misma educación sexual o la creencia de valores.

Síntomas

• Crees que sientes por él o ella lo mismo que por aquel “novio/a” que tuviste, con el que estuviste cinco años.
• Estás convencido de que ha sido el mejor “polvo” de tu vida.
• Crees que nunca tendrás un sexo tan bueno, porque es él o ella la que mejor besa, tiene las manos más suaves, el mejor cuerpo, etcétera.
• Aunque los demás te digan que no conoces a la persona, tienes claro que, con él o ella, todo vale la pena.
• Crees cualquier cosa que te haya dicho, porque después de tener relaciones es imposible que te mienta.

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