Esta colección, a la que quería dar un toque "divertido y ligero", juega con las siluetas clásicas de Dior y el universo del artista estadounidense Kenny Scharf
“Cuando empezamos la colección, salíamos del primer confinamiento y quería aportar alegría, felicidad y esperanza”, explica Kim Jones, creador británico de las colecciones hombre de la casa de lujo francesa en un vídeo que acompaña la presentación de la colección.
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Sigue a Cromos en WhatsAppEsta colección, a la que quería dar un toque “divertido y ligero”, juega con las siluetas clásicas de Dior y el universo del artista estadounidense Kenny Scharf que había creado en los años 80 las conexiones entre el mundo artístico contemporáneo y el del grafiti al estilo de Jean-Michel Basquiat o Keith Haring.
“Me encanta el contraste de colores -amarillo y violeta, naranja y azul, rojo y verde. Cuando tomamos los opuestos, alegre y triste y los ponemos juntos, esto crea la tensión y la efervescencia que adoro”, explica Kenny Scharf.
Los motivos de sus obras están reproducidos en chaquetas de tela de jacquard, jerséis o camisas, en los gorros ligeramente cuadrados, el accesorio preferido de Christian Dior.
Los bordados a punto de nudo, una de las técnicas más antiguas del mundo, se han realizado en China.
La novedad en lo que respecta a la silueta, es la abundancia de chaquetas y abrigos con cinturón que se llevan con pantalones anchos y cortos que dejan entrever el tobillo por encima de los “chunky boots” azules o rosa vivo o pantuflas, un guiño al confinamiento que ha propulsado la moda del “homewear”, de vestir por casa.
El abrigo de seis botones imita a la chaqueta de trabajo mientas que las chaquetas en tela cruzada inglesa, tela utilizada para los uniformes militares están decorados con un gran nudo en la parte posterior. Y el epítome del lujo, una chaqueta reversible compuesta de dos piezas superpuestas una por encima de la otra con un ligero desfase.
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La escenografía del desfile retransmitido por la web de Dior fue elaborada por el realizador francés Thomas Vanz como una odisea espacial virtual.