Cuando llegan los hijos, las dinámicas de pareja cambian drásticamente. La falta de sueño, la rutina y el cansancio se convierten en los grandes enemigos del deseo. Lo que antes era espontáneo y apasionado, ahora debe encontrar su espacio entre pañales, tareas escolares y reuniones de trabajo.
En este contexto, surge el concepto de sexo de mantenimiento, una práctica que, aunque suene poco romántica, es recomendada por expertos en relaciones para evitar que la intimidad se extinga.
Sigue a Cromos en WhatsApp¿Qué es el sexo de mantenimiento?
La psicoterapeuta Esther Perel lo explica con una metáfora gastronómica: “no todo en la vida es una inmensa producción. Hay comidas que no son grandes platos principales, sino comidas caseras y sencillas que no por ello son menos disfrutables”. Así funciona el sexo de mantenimiento: no siempre será un derroche de pasión desenfrenada, pero sí es un espacio necesario para reconectar como pareja.
Este tipo de encuentros no surgen del impulso, sino de la planificación. Según la sexóloga Sonia Encinas, “podemos plantearnos unos espacios o unas citas a las que nos vamos a predisponer durante toda la semana: pensando en lo que nos apetece, pensando en lo que haremos… Y que eso de alguna manera dirija nuestra energía hacia ese encuentro sexual”.
El reto de tener relaciones sexuales cuando se tienen hijos
Los datos no mienten: según la Radiografía de la intimidad de las parejas españolas, el 64% de los encuestados señala la rutina y el cansancio como los mayores frenos para su vida sexual. La consultora Valentina, madre de tres hijos, lo resume en una frase contundente: “con tres niños, tener sexo en mi casa es misión imposible”.
La espontaneidad, en muchas parejas con hijos, es un lujo difícil de sostener. Los espacios antes disponibles para encuentros apasionados —el sofá, la cocina, la mesa del comedor— se convierten en zonas comunes invadidas por juguetes y deberes escolares. En este escenario, planificar el sexo no solo es útil, sino casi una necesidad.
¿Sexo con agenda? El mito de la pasión espontánea
La creencia de que el deseo solo existe en la espontaneidad es un mito que muchos terapeutas buscan desmontar. Según el psicólogo Tomás Navarro, “es vital dedicarle un tiempo y un espacio al sexo, o el día a día acaba matando la pareja y convirtiéndola en una relación de compañeros de piso”.
Lejos de ser una rutina aburrida, la planificación puede aumentar la anticipación y el deseo. Algunas parejas incluso lo convierten en un juego previo, usando mensajes sugerentes o pequeños detalles para alimentar la expectativa.
Hoteles por horas y tecnología: aliados del sexo de mantenimiento
Para algunas parejas, el hogar se vuelve un terreno complicado para la intimidad. Valentina y su pareja encontraron una solución en los hoteles por horas: “Estoy harta de orgasmos silenciosos; en el hotel nos liberamos y gritamos lo que nos pide el cuerpo”.
Otros recurren a la tecnología. Sonia, una técnica en Recursos Humanos de 43 años, cuenta que su pareja y ella programan sus encuentros en Outlook, con recordatorio incluido. “Si lo agendamos, tenemos sexo más que si lo dejamos a la improvisación”, confiesa.
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Planificar para desear más
El sexo de mantenimiento no es una renuncia a la pasión, sino una forma de adaptarse a la vida real de las parejas con hijos. Lejos de matar el deseo, la planificación permite que la intimidad siga siendo una prioridad, sin la presión de la espontaneidad forzada. Como señala Encinas, “cuando pasamos días pensando y cultivando ese encuentro, tendremos más ganas porque nuestra energía estará disponible para ello”.
En definitiva, cuando la vida se llena de responsabilidades, encontrar tiempo para la intimidad no es un capricho, sino una inversión en la relación. Porque el deseo no siempre llega solo: a veces, hay que darle un empujón en el calendario.
