Hay dolores que el tiempo no cura. Pérdidas irreparables, despedidas que marcan el alma, noticias inesperadas que quiebran la estabilidad emocional.
Pero, ¿puede una emoción intensa, una tristeza insoportable o un shock inesperado afectar físicamente el corazón? Durante un evento de Farmacéutica Heel, Cromos logró responder esta pregunta.
Sigue a Cromos en WhatsAppEl síndrome de Takotsubo, conocido como el síndrome del corazón roto, es una condición médica real que ocurre cuando una emoción fuerte descontrola la actividad del corazón.

Una intensa carga emocional puede provocar síntomas similares a un infarto. ¿Lo habías escuchado?
Aunque suene poético, es una realidad devastadora para quienes lo padecen. Según el cirujano cardiovascular José Morales, esta enfermedad “puede aparecer de forma aguda e inesperada, dejando al corazón incapacitado para cumplir su función vital”.
Síndrome de Takotsubo: cuando el corazón no puede más
El síndrome de Takotsubo es una miocardiopatía inducida por el estrés, una disfunción repentina del corazón que simula un infarto, pero sin obstrucción de las arterias.
Su nombre proviene de una trampa japonesa para pulpos (takotsubo), porque el ventrículo izquierdo adopta una forma similar a este artefacto cuando sufre este trastorno.
Las causas emocionales son variadas, pero el dolor profundo y el estrés extremo son los desencadenantes principales.
“Pasa después de una emoción intensa, como la muerte de un ser querido o una noticia devastadora. El sistema nervioso descontrola la función cardíaca y hace que el corazón colapse”, explica el doctor Morales.
Aunque el dolor emocional es el factor principal, también existen desencadenantes físicos, como una cirugía, una enfermedad grave o incluso un esfuerzo físico extremo.
Sin embargo, la conexión entre la mente y el corazón es innegable: lo que sentimos puede cambiar la forma en que nuestro órgano más vital funciona.
¿Quiénes son más propensos a sufrirlo?
El síndrome del corazón roto afecta mayormente a mujeres en la postmenopausia, ya que la disminución de hormonas las hace más vulnerables al impacto de las emociones fuertes. Pero los hombres que lo padecen tienen un mayor riesgo de mortalidad.
“En los hombres, la tasa de supervivencia es menor que en las mujeres. Es una condición súbita, que no avisa, y que puede llevar al paciente a un estado crítico rápidamente”, advierte el especialista.
El problema radica en que no hay manera de predecir quién lo sufrirá. Lo único claro es que las personas con una salud mental inestable, con dificultades para manejar sus emociones o con altos niveles de ansiedad y estrés, pueden ser más propensas.
Cuando el dolor se confunde con un infarto
El síndrome de Takotsubo es difícil de diagnosticar, ya que sus síntomas son casi idénticos a los de un infarto:
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- Dolor intenso en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Desmayos o mareos.
- Ritmo cardíaco irregular.
La diferencia principal es que, mientras un infarto se produce por la obstrucción de una arteria, en el Takotsubo el corazón deja de funcionar correctamente por un desajuste emocional.
“Un paciente con este síndrome llega a urgencias con todos los signos de un infarto. Sin embargo, los exámenes muestran que sus arterias están despejadas. Ahí es cuando nos damos cuenta de que el problema no es físico, sino emocional”, explica el cirujano cardiovascular.
Para confirmar el diagnóstico, se realizan pruebas especializadas como electrocardiogramas, ecocardiografías y resonancias magnéticas, que revelan el debilitamiento del ventrículo izquierdo sin la presencia de un bloqueo arterial.
¿Se puede sobrevivir a un corazón roto?
Afortunadamente, la mayoría de los pacientes con síndrome de Takotsubo se recuperan completamente en pocas semanas, siempre y cuando reciban la atención médica adecuada.
El tratamiento suele incluir medicamentos para estabilizar el corazón y terapias para controlar el estrés y la ansiedad.
Sin embargo, en casos graves, puede haber complicaciones fatales, como insuficiencia cardíaca o arritmias severas.
“El gran problema es que muchos pacientes no llegan a tiempo al hospital porque no creen que su dolor emocional pueda ser una amenaza real para su vida”, advierte Morales.
El síndrome del corazón roto nos recuerda una verdad que la ciencia apenas comienza a comprender: las emociones tienen un poder real sobre nuestro cuerpo.
La tristeza, el miedo, la ansiedad y el estrés pueden impactar nuestra salud de maneras inimaginables.
Por eso, además de cuidar el corazón con una alimentación saludable y ejercicio, es igual de importante aprender a gestionar nuestras emociones.
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Buscar apoyo psicológico, practicar técnicas de relajación y rodearse de un entorno afectivo positivo puede hacer la diferencia entre un corazón resiliente y uno vulnerable al dolor.
Porque aunque no podemos evitar el sufrimiento, sí podemos aprender a sanar sin rompernos por dentro.