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Millonarios cerró este miércoles su semestre con un triunfo 2-1 sobre Chicó en Tunja, un resultado que, más allá del marcador, apenas maquilló una campaña que dejó más dudas que certezas.
Fue el último partido de un año para el olvido, en el que el club volvió a despedirse sin títulos y con la sensación de que el proyecto deportivo se estancó definitivamente. La victoria en la capital boyacense no cambió el relato dominante: los embajadores atraviesan una crisis profunda que no empezó hace semanas, sino que se consolidó a lo largo de dos semestres desgastantes.
⏱ 90' Termina el partido en La Independencia.
— Millonarios FC (@MillosFCoficial) November 13, 2025
♟️ 1-2 Ⓜ️ |#CHIvMFC pic.twitter.com/hYPW8xc7py
El balance general del año expuso, una vez más, los problemas estructurales de un equipo que nunca pudo sobreponerse a la salida de Alberto Gamero.
La era post-Gamero, de hecho, ha sido un drama sostenido. Primero con David González, que nunca encontró un funcionamiento estable; y luego con Hernán Torres, llamado a recomponer el camino pero sin lograr el revulsivo esperado. Ninguno pudo darle identidad a un plantel que se fue apagando entre lesiones, falta de recambio y una evidente pérdida de jerarquía.
El primer semestre fue aceptable, pero el segundo fue para el olvido
La nómina, ya corta desde enero, terminó siendo un rompecabezas imposible de sostener. Las ausencias prolongadas de jugadores clave como Leonardo Castro, Andrés Llinás o David Mackalister Silva golpearon el corazón del equipo y evidenciaron la escasez de talento disponible.
A esto se sumó la salida de figuras como Radamel Falcao García y Daniel Cataño, que dejó al club sin alternativas de peso en momentos decisivos. Millonarios fue un equipo desgastado, sin variantes y condenado a remar desde atrás.
En el primer semestre, el equipo alcanzó a maquillar sus falencias gracias a una clasificación a cuadrangulares que mantuvo viva la esperanza. Sin embargo, en las finales apareció el golpe más duro: Santa Fe, su rival histórico, lo eliminó y luego levantó el título. Para la hinchada albiazul, ese episodio fue un punto de quiebre emocional y deportivo. La confianza en el equipo se fracturó, y el margen para equivocarse se hizo mínimo.
Con ese contexto, el segundo semestre comenzó cuesta arriba. El mal arranque, potenciado por una nómina todavía más corta que la del Apertura, llevó a la salida de David González. El regreso de Hernán Torres, querido en la historia del club, no alcanzó para recomponer el rumbo. La falta de resultados en Liga y la rápida eliminación en Copa BetPlay, ante un Envigado que incluso descendió, profundizaron la frustración. Y eso que a principio de año, la Sudamericana, el único torneo internacional del año, también se cerró rápido: una derrota 1-0 contra Once Caldas en la fase previa terminó de apagar cualquier ilusión.
El balance, en números
En términos estadísticos, el 2025 fue un año demoledor. En el Apertura, Millonarios disputó 26 partidos, ganó 13, empató ocho y perdió cinco, con 47 puntos que lo dejaron segundo en el Cuadrangular B. Fue un rendimiento aceptable, pero no suficiente.
En el Finalización, la caída fue abierta: 20 partidos, siete triunfos, cinco empates, ocho derrotas y apenas 26 puntos, cifras que lo dejaron fuera de la pelea de los ocho de forma anticipada. Millonarios este miércoles ya no se jugaba nada.
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— Millonarios FC (@MillosFCoficial) November 13, 2025
La Copa BetPlay tampoco trajo alivio. En cuatro partidos registró una victoria, dos empates y una derrota, avance escaso para un equipo que venía acostumbrado a competir en instancias definitivas. En la Copa Sudamericana apenas disputó un encuentro y quedó eliminado sin resistencia. Un año sin brillo, sin avances y sin señales de consolidación.
La crisis deportiva se sintió también en la tribuna. La hinchada, históricamente el motor anímico del club, mostró desgaste y desencanto. La falta de títulos, la salida constante de referentes y la incapacidad de competir en el más alto nivel han erosionado la paciencia. Millonarios perdió protagonismo en el panorama nacional y dejó escapar la iniciativa que había construido años atrás.
¿Y 2026?
Para 2026, los retos son gigantes. El primero, y más urgente, es volver a ser competitivo. Millonarios necesita reforzar su plantilla con inteligencia, recuperar jugadores lesionados, estabilizar un proyecto deportivo y reconstruir la confianza con su afición. El equipo no puede permitirse otro año sin rumbo ni identidad.
La dirigencia tendrá la presión más alta de la última década. El proyecto deportivo necesita una revisión completa: desde la conformación del plantel hasta la planificación del año. Millonarios no solo debe pensar en pelear títulos, sino en recuperar su esencia competitiva.
La temporada que termina dejó lecciones duras, pero necesarias. Si algo quedó claro es que Millonarios no puede seguir improvisando. 2026 será un punto de inflexión: o reconstruye su camino, o seguirá alejándose del protagonismo que su historia exige.
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