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El futuro inmediato de Deportivo Pereira quedó en entredicho tras la decisión del Ministerio del Deporte de iniciar el proceso de notificación de la suspensión del reconocimiento deportivo, una medida que pone al club en una zona crítica tanto en lo institucional como en lo competitivo.
El anuncio no tomó por sorpresa a nadie dentro del fútbol colombiano. El desenlace previsible de una crisis económica que se venía profundizando desde hace meses y que terminó por desbordarse en las últimas semanas. Aun así, la formalización del proceso marca un antes y un después para una institución que hace apenas tres años celebraba un título histórico y que hoy lucha por sostener su estructura más básica.
El documento oficial señala que la resolución se emite tras verificarse el incumplimiento de obligaciones laborales y tributarias, punto clave en la legislación que rige a los clubes profesionales. El plantel llevaba semanas denunciando retrasos salariales y seguridad social impaga, una situación que desembocó en un paro total del equipo profesional. La respuesta del Pereira fue improvisar: terminó la Liga utilizando una nómina juvenil, mientras los jugadores de la plantilla principal se mantenían al margen en protesta.
¿Qué pasa ahora con Deportivo Pereira?
La suspensión del reconocimiento deportivo tiene efectos inmediatos y profundos. De entrada, el equipo queda impedido para participar en la próxima asamblea de la Dimayor, lo que ya lo margina de las decisiones fundamentales del fútbol profesional. Y, más grave aún, mientras no recupere el reconocimiento, no podrá competir en torneos oficiales, un escenario que, de prolongarse, puede desembocar en una desafiliación definitiva. El golpe institucional, deportivo y financiero sería devastador.
A la crisis se suma un elemento que ha generado aún más incertidumbre: el anuncio del club, hace algunas semanas, de que tenía nuevos propietarios. Se habló del ingreso del Group Empresarios Full CCI Colombia Dubai S. A. S., pero hasta ahora no se han presentado públicamente ni se conocen sus representantes. En un momento en el que la transparencia debería ser prioridad, el hermetismo profundiza las dudas sobre el rumbo que tomará la institución.
Mientras tanto, otras entidades del Estado ya habían puesto su atención sobre el caso. El Ministerio del Trabajo ordenó el 30 de octubre la suspensión total de actividades del Pereira hasta que se garantizara el pago de salarios y aportes a jugadores, cuerpo técnico y personal administrativo. El club, sin embargo, no acató la instrucción: convocó entrenamientos y compitió en el torneo con su equipo Sub-20. Esa desobediencia derivó en la apertura de una investigación sancionatoria que aún está en curso.
¿Cuánto tiempo tiene Pereira para salvarse de perder el reconocimiento deportivo de manera definitiva?
En este punto, la situación parece moverse en cuenta regresiva. El cuadro pereirano tiene 10 días para demostrar que cumplió con los pagos adeudados. Si lo logra, podrá iniciar el camino para recuperar el reconocimiento deportivo y evitar una sanción mayor. Si no, la historia reciente del fútbol colombiano puede sumar un nuevo capítulo de colapso institucional.
Mientras las autoridades evalúan la documentación y los hinchas observan con desconsuelo, el club enfrenta un escenario que pone a prueba su gobernanza, su estabilidad y, sobre todo, su credibilidad. El equipo que hace pocos años celebraba un campeonato hoy queda atrapado en una maraña administrativa, financiera y legal que amenaza con desfigurarlo por completo.
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