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Corea del Norte volvió a demostrar que su dominio en el fútbol femenino juvenil. En Rabat, y con una actuación implacable, las asiáticas se proclamaron campeonas del Mundial Sub-17 femenino tras golear 3-0 a Países Bajos en la final disputada en el estadio Olímpico Anexo Príncipe Moulay Abdellah. Con este triunfo, el conjunto norcoreano alcanzó su cuarta estrella mundialista.
Apenas transcurridos 14 minutos, Kim Won-Sim abrió el marcador con un remate certero que marcó el rumbo del partido. Cuatro minutos después, Pak Rye-Yong amplió la ventaja con una jugada que dejó sin reacción a la defensa neerlandesa. A partir de ese momento, el duelo tomó un solo sentido: Corea del Norte imponiendo su intensidad, presión y precisión.
Antes del descanso, al minuto 42, Ui-Gyong Ri puso el tercero y selló una victoria que dejó a Países Bajos sin respuesta. El segundo tiempo fue un trámite. Las europeas, que vivían su primera final en la categoría, intentaron mantener la dignidad, pero la superioridad técnica y táctica del equipo asiático fue abrumadora.
Poderío asiático
Con cuatro coronas, Corea del Norte se despega definitivamente de España (dos títulos) y Japón (uno), que completan el podio histórico del Mundial Sub-17. Más allá del trofeo, la campaña reafirma el modelo de formación futbolística del país asiático, donde la disciplina, la preparación física y la coordinación colectiva siguen marcando la diferencia.
Desde la fase de grupos mostró una superioridad arrolladora: terminó como líder invicto del Grupo B, con nueve puntos sobre México, Países Bajos y Camerún.
En octavos de final, las norcoreanas eliminaron a Marruecos, el anfitrión, en un partido donde demostraron temple y contundencia. En cuartos dejaron en el camino a Japón, y en semifinales despacharon a Brasil (2-0) con un doblete de Yu Jong-Hyang.
El sueño neerlandés, sin final feliz
Países Bajos clasificó como uno de los mejores terceros del Grupo B —justamente por detrás de Corea del Norte y México— y sufrieron en cada ronda. En octavos, eliminaron a Estados Unidos, luego se impusieron a Francia en penales y en semifinales vencieron por la mínima a México con un gol de Lina Touzano.
Sin embargo, la final expuso las diferencias. El equipo europeo se vio superado en ritmo, presión y efectividad. Su defensa, que había sido ordenada durante el torneo, no pudo contener los ataques asiáticos, mientras que en el frente ofensivo carecieron de profundidad.
Corea, potencia indiscutible
El triunfo en Marruecos no solo confirma la constancia competitiva de Corea del Norte, sino también la fortaleza de su sistema deportivo. En esta categoría, la selección se ha convertido en un referente absoluto, capaz de dominar torneos sin ceder ante los cambios de ciclo ni las potencias emergentes.
Además, este título tiene un valor simbólico: las norcoreanas revalidan el campeonato obtenido en la edición anterior y volverán a defender su corona en el mismo país, ya que Marruecos será sede del Mundial Sub-17 femenino entre 2025 y 2029.
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