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La tensión que desde hace semanas ronda al Real Madrid encontró un nuevo punto de ebullición con un protagonista que, hasta hace poco, parecía intocable: Vinicius Junior. El brasileño, uno de los activos más valiosos del club, le transmitió a la dirigencia que no tiene intención de renovar su contrato mientras su relación con Xabi Alonso continúe tan deteriorada.
De acuerdo con la información de The Athletic, ocurrió en una conversación directa entre el jugador y Florentino Pérez, a finales del mes pasado.
El episodio llegó después del Clásico del 26 de octubre, cuando Madrid venció 2-1 al Barcelona. Vinicius, reemplazado al minuto 72, salió del campo visiblemente molesto y exclamando frases que retumbaron más allá del banquillo: “Siempre yo, me voy del equipo, es mejor si me voy”. Al día siguiente, pidió una reunión con el presidente para disculparse por su comportamiento.
El delantero tiene contrato hasta junio de 2027 y las primeras conversaciones para ampliarlo comenzaron en enero. Todo avanzó poco, hasta quedar completamente detenido. Lo que inicialmente parecía una diferencia económica terminó mutando en un conflicto mayor: la sensación de que Alonso no confía en él ni le concede el mismo rol que tenía con Carlo Ancelotti.
La fractura viene de atrás y se remonta al 9 de julio, en la derrota 4-0 con PSG en el Mundial de Clubes. Alonso planeaba dejarlo en el banco, pero una lesión de Trent Alexander-Arnold cambió el plan a última hora. Vinicius fue titular, sí, pero ubicado en la derecha, una zona que nunca ha sido de su preferencia. Desde entonces, apenas ha completado cinco de los 17 partidos de la temporada y ha sido suplente en cuatro ocasiones, incluida la visita a Elche del pasado domingo.
La incomodidad del brasileño ha sido evidente. Cuando publicó en redes sociales su carta de disculpa tras el incidente del clásico, omitió deliberadamente mencionar a Alonso, pese a agradecer explícitamente a Pérez y a otros integrantes del club. Una señal que dentro del vestuario no pasó inadvertida.
Mientras tanto, el técnico ha insistido en público en que no existe un conflicto personal y que la rotación es parte de su idea de juego. Pero su frustración ante el ruido constante es palpable, especialmente porque el equipo marcha líder en la Liga y la conversación externa sigue orbitando alrededor del mismo punto extrafutbolístico.
En 2022, el atacante firmó un vínculo que fue anunciado oficialmente un año después, con un salario cercano a 18 millones de euros netos por temporada y una cláusula de 1.000 millones. Este año, Madrid le propuso una mejora salarial hasta los 20 millones netos, pero fue rechazada. La respuesta de sus representantes fue una cifra en la órbita de los contratos más altos de la historia del club, cerca de los 30 millones por temporada entre sueldo, bonus y prima de renovación.
Las negociaciones quedaron congeladas y, según fuentes consultadas por The Athletic, la relación rota con Alonso se convirtió en un obstáculo igual o mayor que las diferencias económicas. No por estrategia, aseguran los cercanos al jugador, sino porque no ve sentido a comprometer su futuro a largo plazo en un contexto que siente hostil.
Por ahora, la única certeza es que la renovación de uno de los emblemas del Madrid moderno está detenida, y que el conflicto con Alonso ya dejó de ser un asunto interno para convertirse en un tema que condiciona el futuro deportivo del club.
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