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Colombia cerró su participación este miércoles en el Campeonato Mundial de Voleibol Masculino, realizado en Manila, Filipinas. El equipo nacional fue parte del Grupo D, en el que enfrentó a potencias como Portugal, Estados Unidos y Cuba.
La selección perdió sus tres compromisos, pero dejó buenas sensaciones. Debutó el sábado ante Estados Unidos cayendo 3-0 con parciales 25-20, 25-21 y 25-14; el domingo en la noche se midió con Cuba y volvió a perder 3-0, aunque con sets muy reñidos: 25-22, 25-22 y 25-20.
La gran emoción llegó en el cierre: frente a Portugal, Colombia ganó los dos primeros sets (25–23 y 25–21) y rozó el triunfo, pero el rival remontó en el tie-break y se impuso 3–2.
👏 Colombia cerró su primera participación en el Mundial de Voleibol Masculino 🏐
— Comité Olímpico COL (@OlimpicoCol) September 17, 2025
🆚 El equipo nacional, que debutó en Manila 2025, enfrentó a Estados Unidos, Cuba y Portugal en el Pool D.
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Colombia, a pesar de los resultados, hizo historia
La participación, a pesar de las derrotas, es histórica para el voleibol colombiano. Es la primera vez que el país clasifica a un Campeonato Mundial en la rama masculina, un logro que refleja el proceso de crecimiento de la disciplina.
La clasificación en sí misma fue una meta alcanzada, y el equipo mostró que puede competir de tú a tú con rivales de mayor experiencia, llevándolos incluso a un quinto set.
El hito cobra mayor valor si se considera el contexto: en Colombia el voleibol no cuenta con una liga profesional consolidada ni con un sistema robusto de competencias locales que permita a los jugadores tener continuidad. La mayoría de los integrantes de la selección se forman en torneos universitarios o regionales, lo que hace que su exposición a la alta competencia internacional sea limitada. Clasificar y competir en un Mundial es prueba de un esfuerzo colectivo que combina talento, sacrificio y amor por el deporte.
La experiencia en Manila servirá como aprendizaje para el futuro inmediato. Los jugadores adquirieron rodaje internacional, enfrentaron a equipos de élite y pudieron medir el nivel técnico y físico que exige el voleibol mundial. Esta vivencia permitirá corregir errores, planificar ciclos de preparación más largos y fortalecer la estructura táctica del equipo.
De cara al futuro, el gran reto es profesionalizar el voleibol en el país. Se requiere una liga nacional estable que permita el desarrollo de jugadores y entrenadores, así como inversión en infraestructura y programas de formación. Sin competencia regular de alto nivel, el progreso será más lento y dependiente de esfuerzos individuales.
El sueño es que esta primera participación sea apenas el inicio de un ciclo sostenido en torneos internacionales. Si se logra consolidar un sistema que permita nutrir a la selección con jugadores de experiencia y con roce competitivo, Colombia podría aspirar no solo a clasificar nuevamente, sino también a ganar partidos y pelear por un lugar en fases finales. La base está sembrada; ahora el desafío es hacerla crecer.
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