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Hasta 1999, los éxitos del deporte colombiano eran bien escasos, casi que se contaban con los dedos de las manos. Varias generaciones se criaron celebrando apenas buenas actuaciones, subcampeonatos o victorias locales. Eran tiempos de improvisación y falta de apoyo: atletas, entrenadores y dirigentes empíricos, con poca formación y mucha pasión. Ni la ley ni es Estado le daban a la actividad física la importancia que merecía.
El empate 4-4 contra la Unión Soviética, la Copa Libertadores de Nacional en 1989, la Vuelta a España de “Lucho” Herrera en 1987, dos títulos mundiales aficionados de béisbol, varios de boxeo y patinaje, además de esporádicas figuraciones individuales internacionales eran los logros que el deporte colombiano exhibía con orgullo en sus vitrinas.
Pero con la llegada del nuevo siglo todo cambió. La Ley del Deporte, promulgada en 1995, comenzó a implementarse y varias disciplinas se popularizaron y desarrollaron, tanto en el sector convencional como el paralímpico. Colombia mejoró su nivel general y comenzó a codearse con las potencias del continente, al punto de que 25 años después es uno de los referentes en organización deportiva de la región, más allá de que persistan falencias y haya muchos aspectos por corregir.
En el mundo las tecnologías de la información dinamizaron la industria del deporte y en el país se volvió una verdadera opción de vida dedicarse de tiempo completo a alguna disciplina. Tanto, que además de las actividades que tenían ligas o clubes profesionales, como fútbol y ciclismo, otras alcanzaron un estatus importante y comenzaron a ser rentables gracias al mercadeo. Los institutos municipales y departamentales de deportes consolidaron políticas de apoyo constante a los atletas, para permitirles vivir dignamente y concentrarse en sus entrenamientos y competencias.
Se fortalecieron los equipos de metodólogos y se capacitaron profesionales en ciencias del deporte, para que en temas como nutrición, fisiología, biomecánica, psicología, administración, logística, tecnología, entrenamiento, descanso y recuperación el crecimiento fuera parejo y constante.
El presupuesto general del deporte se redujo para 2025
Entre 2000 y 2024 creció un 500 %, alcanzando la cifra de $1,2 billones, aunque preocupa mucho que bajó drásticamente para 2025, con apenas $486.000 millones.
Y los resultados llegaron de inmediato. En los Juegos Olímpicos, por ejemplo, Colombia ganó cinco medallas de oro, 16 de plata y 17 de bronce entre Sídney 2000 y París 2024, mientras que apenas había conseguido dos platas y cuatro bronces de Múnich 1972 a Atlanta 1996. El número de deportistas colombianos que se fueron al exterior se multiplicó, así como la variedad de disciplinas. Al menos 50 futbolistas colombianos llegaron a los clubes más importantes del mundo y los ciclistas consiguieron decenas de podios en las Grandes Vueltas y otras carreras del World Tour. Además, el país comenzó a “exportar” beisbolistas, patinadores, bolicheros, voleibolistas, basquetbolistas, atletas y pilotos, tanto de autos como de motos.
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Las buenas actuaciones en eventos multideportivos y campeonatos mundiales se volvieron constantes, y Colombia empezó a figurar en más deportes, como levantamiento de pesas, tiro con arco, natación, tenis, judo, taekwondo, lucha, natación con aletas, golf, rugby subacuático, gimnasia, entre otros. Haber organizado con éxito tres ediciones de Juegos Bolivarianos, una de Suramericanos y dos de Centroamericanos y del Caribe sirvió también para modernizar la infraestructura de escenarios y fomentar la práctica deportiva en diferentes regiones. De acuerdo con un informe del Ministerio del Deporte, en los últimos 15 años en Colombia se han construido 1.035 espacios recreodeportivos en 481 municipios, entre parques, coliseos y estadios.
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Porque el impacto del deporte en la sociedad no se debe medir solamente por el alto rendimiento, sino que tiene que ver con la recreación y el uso del tiempo libre de la gran mayoría de la población. Precisamente por eso el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) está creando hace varios años la “cuenta satélite del deporte”, que pretende analizar las cifras oficiales que genera en la economía nacional y orientar mejor las políticas deportivas a mediano y largo plazo.
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