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En los últimos 25 años la selección colombiana de patinaje ha sido campeona del mundo 22 veces, 15 de las cuales han sido consecutivas. El último año no ha sido la excepción, pues los colombianos fueron los más destacados en los World Games (siete oros, cinco platas y un bronce) y en el Campeonato Mundial de Chengdú (20 oros, 16 platas y ocho bronces).
Entre las figuras destacan atletas como Kollin Andrea Castro, quien ganó tres oros en los Juegos Panamericanos Júnior; María Fernanda Timms, con cinco oros en los dos certámenes mencionados, y Juan Jacobo Mantilla, quien fue doble campeón en ambos eventos mundiales. Junto a ellos también está Gabriela Rueda, quien ganó tres oros y dos platas en los Juegos Mundiales, además de dos títulos mundiales.
“Colombia siempre se prepara para ir a ratificar un título del mundo. Cada vez es más reñido porque los países se preparan mucho más para ganarnos, por eso en la competencia hay muchas que perdemos o ganamos por una rueda, entonces, pienso que, los dos meses de preparación previa que tenemos son claves para llegar a un campeonato y cumplir cada reto, tanto en juveniles como en mayores. Nosotros como mayores intentamos transmitirles esa misma energía ganadora y actitud deportiva a los juveniles”, asegura Rueda.
Detrás de los grandes logros del seleccionado nacional hay un modelo que se ha ido forjando en los últimos 25 años, en el que el trabajo en equipo, el cambio de mentalidad y un entrenamiento integrado han sido claves para que Colombia no solo sea destacada, sino la mejor del mundo.
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Cuando estaba pequeño, Elías del Valle jugaba béisbol. Era un tema de importancia familiar, pues su tío, homónimo, fue el primer colombiano en llegar a la gran carpa al jugar con los Rojos de Cincinnati. A él se suman otros familiares que hicieron parte de la selección colombiana, y su otro tío, Macías del Valle, era el técnico de menores y juveniles. Pero “en el trayecto para ir a entrenar debía pasar por donde entrenaban patinaje. Es donde hoy es el edificio inteligente, entonces siempre que pasaba me quedaba viendo patinar. Ahí me enamoré del patinaje, porque sentía que el béisbol era un deporte lento”.
Le encantó el ritmo que se lleva al patinar en grupo, la exigencia del deporte y la insistencia del entrenador, Alfredo Ricardo, quien le terminó regalando unos patines. “Los adecué porque eran de artístico. Les quité el freno,la bota, le puse unas zapatillas de jugar fútbol a los que les quitábamos los tacos y lo puse sobre el chasis y así comencé a patinar”.
Del Valle siempre ha sido muy competitivo “y amiguero”, agrega. Por eso le apostó a ganar y ayudar a sus compañeros, por lo que a los 18 años entrenaba muy duro, entre dos y tres veces al día, pero no les iba bien a nivel nacional, por lo que decidió irse a la biblioteca y buscar libros de entrenamiento deportivo. “Leía a Vladimir Platonov, leía a Armando Forteza y ahí me di cuenta de que había muchos errores con lo que eran los deportes de potencia y se hablaba mucho del desarrollo motor en los niños y las habilidades. Así decidí llevarme a unos niños a los que les enseñaba al parque de la Marina y ahí empecé a enseñarles a patinar. En pista les iba muy bien, por lo que todos querían entrenar conmigo”.
Así comenzó a reconocerse el trabajo de Del Valle. Primero se destacó en intercolegiados en Antioquia, luego en la liga de Bolívar. “Desde muy niños cogí a la Chechi Baena, a Berenice Moreno, Alexandra Vivas y una cantidad de deportistas bolivarenses que todos fueron campeones del mundo. Entonces en el 96 tuve la oportunidad de clasificar a Berenice, que fue campeona mundial (...), en el 98 clasifiqué a dos atletas a la selección de Colombia y en el 99 a cuatro deportistas”, añade.
Así le comenzaron a dar responsabilidades como la participación en la Copa Antoniutti, un campeonato de patinaje de velocidad en circuito, de la que Colombia salió campeón. En 2000, Del Valle se convirtió en el entrenador nacional y así la selección dejó de estar en el puesto 10 y a figurar en los primeros lugares.
Al principio hubo una lucha para que le dieran uniformes a los patinadores y otras condiciones para fortalecer sus capacidades; sumado a esto, Del Valle se enfocó en cambiar la mentalidad de los atletas. “Yo los escuchaba elogiar a los estadounidenses, a los europeos, les decían monstruos, tenían una actitud muy sumisa frente a los otros competidores”. Les pedía a los colombianos hablar con los otros deportistas en español y a ponerse retos a superar en las competencias.
Además, cambió los mecanismos de entrenamiento. Ya no había una, sino dos sesiones de entrenamiento al día, que incluyeron bicicletas, pero también actividades en el gimnasio. Esos cambios fueron los que pronto dieron frutos.
“Gaby” Rueda resalta que los dos meses de concentración son de los más duros —todos comen igual, entrenan igual—, pero también gratificantes, porque se forjan colegajes que son claves en las competencias. “La experiencia te da la posibilidad de saber moverse en el grupo, llegar a un remate, frenar”.
Sobre este proceso, Del Valle resalta la importancia de entrenadores como Juan Carlos Baena y Anwar Cárdenas, junto a quienes no solo acompaña al equipo nacional, sino que además trata de sacar de la monotonía a los deportistas. “Nuestro entrenamiento no es militar, sino que se intenta que sea flexible. Todos comemos a la misma hora y uniformados, pero también sacamos tiempo para sacarlos de la monotonía. Hacemos “Yo me llamo” y obras de teatro para demostrar cómo se comportarían tras ganar una competencia o si fueran una familia”.
Para Del Valle, el patinaje colombiano tiene aún mucho que dar. En la selección de mayores hay varias figuras muy jóvenes como Rueda, que tiene 25 años, Jacobo Mantilla, de 20, Jhon Tascón y Kollin Castro, quien destaca en juveniles. Sin embargo, como equipo se plantean otros retos para trabajar con deportistas en hielo, por ejemplo, para desde allí llegar a los Olímpicos.
En el futuro cercano, entre los principales retos está seguir cosechando triunfos, pues, como señala Del Valle, todos los internacionales buscan ganarle a Colombia. “Eso es un reto porque todos los días hay cosas nuevas y se juntan equipos de diferentes países para superarnos”. El entrenador comenta que también evalúa constantemente las estrategias de los otros equipos, aprende de nuevos entrenamientos y demás cosas con las que pueda mejorar la formación de la selección. Le sigue apostando a fortalecer la mentalidad de los deportistas y al trabajo en equipo, pero también recuerda que también son fundamentales los valores de los deportistas, pues al final la constancia, la disciplina y la autoconfianza son las que permiten alcanzar grandes triunfos.
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