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La colombiana Valeria Arboleda cerró una participación histórica en el Mundial de Boxeo Élite de Liverpool al conquistar la medalla de bronce en la división de los 57 kilogramos. La pugilista antioqueña quedó a un paso de la final tras caer en un cerrado combate por 3-2 ante la polaca Julia Szeremeta, primera cabeza de serie del torneo y actual subcampeona olímpica.
A pesar de la derrota, el balance es altamente positivo: Arboleda se convirtió en una de las pocas boxeadoras colombianas que han logrado subirse al podio mundialista, ratificando su condición de figura emergente del deporte nacional.
El camino hasta la semifinal mostró su madurez técnica y carácter competitivo. En su debut derrotó por decisión a la estadounidense Alyssa Mendoza, luego superó 4-1 a la mongola Enkhjargal Munguntsetseg y, ya en cuartos de final, dio un golpe de autoridad con una contundente victoria 5-0 sobre la neerlandesa Gabriella Weerheim. Ese triunfo le aseguró al menos el bronce y la instaló entre las mejores del mundo en su categoría.
Más allá de los resultados deportivos, la medalla tiene un trasfondo emocional poderoso. En 2024, Arboleda afrontó el doloroso asesinato de su hermana Yelena Stefi Arboleda Mendoza, conocido en su entorno familiar como Naomi. Ese episodio marcó un antes y un después en su vida, pero lejos de detenerla, la impulsó a fortalecer su camino en el boxeo, convirtiéndose en símbolo de resiliencia y perseverancia. Incluso, la boxeadora participó en plantones en Bogotá exigiendo justicia.
El logro de Arboleda se suma al buen presente del boxeo femenino colombiano, que en los últimos años ha ganado protagonismo internacional. Aunque no pudo acceder a la disputa del oro frente a una rival de talla olímpica, la colombiana dejó claro que su proyección apunta alto y que los Juegos de Los Ángeles 2028 son ya un objetivo en su horizonte.
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