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Messi sigue agrandando su legado como el más ganador de la historia: nuevo título en EE. UU.

Lionel Messi, con Inter de Miami, se consagró campeón de la MLS Cup en Estados Unidos.

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Fernando Camilo Garzón
06 de diciembre de 2025 - 11:13 p. m.
El astro argentino, con los dueños de Inter. De izquierda a derecha: Jose Mas, Jorge Mas, Lionel Messi y David Beckham.
El astro argentino, con los dueños de Inter. De izquierda a derecha: Jose Mas, Jorge Mas, Lionel Messi y David Beckham.
Foto: EFE - CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH
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Lionel Messi lo volvió a hacer. En una final vibrante, llena de tensión y momentos de destello puro, el capitán del Inter Miami condujo al club a la conquista de la MLS Cup 2025, un título que no solo cierra un ciclo dorado en Florida, sino que instala al argentino en un territorio que no comparte con nadie: 48 títulos oficiales en su carrera, la cifra más alta de toda la historia del fútbol. Messi superó a Messi y a Messi —48 por encima de 47— porque solo él puede competir contra sí mismo.

La final contra Vancouver fue un compendio perfecto de lo que ha sido Messi en los últimos años: inteligencia, pausa, lectura total y la chispa suficiente para alterar el destino de un partido. Su sociedad con Allende y De Paul marcó cada tramo decisivo del encuentro, incluido el gol definitorio que selló la victoria y que desató la locura en el Chase Stadium, donde más de 21.500 aficionados vivieron otra noche escrita para la eternidad.

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El Inter Miami, dirigido por un emocionado Javier Mascherano, sobrevivió a un rival persistente, que igualó el marcador y obligó a los locales a jugar con nervio, precisión y cabeza fría. En ese escenario, Messi volvió a levantar la mano: pase filtrado, control de pecho, asistencia y definición cruzada de Allende para el 3-2 final. Fue el tanto que coronó el plan y que confirmó, una vez más, que las finales se explican mejor cuando la pelota pasa por los pies del rosarino.

Mascherano, con la voz entrecortada tras el pitazo final, resumió el sentimiento general del grupo: “Jugamos con el corazón y somos los justos campeones”. Y si alguien encarnó esa frase, fue Messi: 9 asistencias y 6 goles en 7 partidos de postemporada; 100 goles en todas las competencias del 2025; 407 asistencias en su carrera, la mayor cifra que se haya registrado. Números que complementan un dominio sostenido que, a los 38 años, sigue expandiendo sus límites.

El festejo tuvo además un componente emocional profundo: fue la despedida de Jordi Alba y Sergio Busquets, compañeros de toda una vida futbolística. Messi no pudo ocultar su mezcla de nostalgia y alegría: “Su carrera no merecía terminar de otra manera más que de campeones”. Mascherano irrumpió para abrazar a ambos y cerrar una era que comenzó en Barcelona y encontró en Miami un epílogo con brillo propio.

Con esta MLS Cup, Messi alcanza los 48 títulos colectivos, un palmarés que incluye 10 ligas españolas, cuatro Champions League, tres Mundiales de Clubes, una Copa del Mundo y dos Copa América, entre decenas de consagraciones con Barcelona, Argentina, PSG e Inter Miami. Cada una es una página distinta; juntas, forman una geografía irrepetible, donde su nombre aparece como cima y frontera.

En Florida ya hablan de legado. Los primeros dos títulos del club llegaron con él, y ahora el más importante se suma a una colección que transformó al Inter Miami en un proyecto ganador. David Beckham, emocionado, abrazó al ’10′ en plena cancha. “Él lo hizo posible”, repetían los hinchas que veían cómo se cerraba la primera gran era de las Garzas.

Dentro del campo, la final tuvo todos los matices de un partido grande: un autogol temprano, la respuesta canadiense, las amonestaciones, la presión constante sobre Ríos Novo y la aparición decisiva de los veteranos en el momento más crítico. Miami no renunció nunca al plan de someter mediante circulación y paciencia. Cuando Vancouver aceleró, respondieron De Paul, Segovia y Allen; cuando apareció el caos, apareció Messi.

El título también consagra a Mascherano como uno de los pocos entrenadores que fueron campeones en su primera temporada completa, un detalle que enmarca la identidad que el equipo construyó alrededor del liderazgo del ’10′. El argentino devolvió orden, agresividad y un sentido competitivo que encontró su punto máximo en los playoffs.

Al final, lo que queda es la imagen eterna: Messi levantando su título número 48, con sus compañeros detrás, con su público rendido ante otra obra destinada a engrandecer su mito. El fútbol tendrá generaciones nuevas, ídolos nuevos, relatos nuevos. Pero hoy, como tantas otras veces, el juego volvió a recordar lo esencial: hay un solo rey, un único y verdadero rey, y su nombre es Lionel Andrés Messi.

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