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La historia mundialista de Colombia no es muy rica. Podría resumirse en tres o cuatro momentos de gloria. El 4-4 contra la Unión Soviética en 1962, el 1-1 con Alemania en Italia 1990 y la victoria 2-0 ante Uruguay, en Brasil 2014. Algunos dirán también que el agónico 1-1 contra Inglaterra, en Rusia 2018.
Sin embargo, hay un registro para sentirnos orgullosos. En las últimas nueve copas del mundo siempre ha dirigido un entrenador colombiano, una muestra de la capacidad y vigencia de nuestros técnicos, más reconocida afuera que adentro del país.
Ayer, Luis Fernando Suárez se convirtió en el más ganador, pues en su tercera participación llegó a tres victorias. Al frente de Ecuador, en Alemania 2006, venció en la fase de grupos a Polonia y Costa Rica. Con Honduras sufrió tres derrotas en Sudáfrica 2010. Pero ahora en Catar, después de la dolorosa caída 7-0 ante España, en el estreno, su Costa Rica se reivindicó y le ganó 1-0 a Japón.
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¿Profe, usted estaba obsesionado con dirigir su tercer Mundial. Con esta victoria comienza a parecerse más a lo que soñaba?, le preguntó El Espectador en la zona mixta del Ahmad Bil Ali Stadium, el mismo en el que jugó hasta hace algunos meses James Rodríguez con el Al Rayyan.
“Sí, para mí es un orgullo representar bien a Colombia, hoy de pronto más que hace cuatro días, cuando nos golearon. Tenemos un país muchas veces mal mirado afuera; pero no es justo, porque somos gente buena”, señaló con un semblante alegre luego del 1-0 sobre Japón, con anotación de Keysher Fuller al minuto 80.
Los otros estrategas colombianos que han dirigido en Mundiales son Francisco Maturana, Hernán Darío Gómez, Reinaldo Rueda, Jorge Luis Pinto y Juan Carlos Osorio. Suárez, sin embargo, es el que más triunfos registra, aunque Pinto, por ahora, es el que más lejos ha llegado, pues avanzó a cuartos de final con Costa Rica, en 2014.
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Sobre el trabajo de sus dirigidos y la recuperación anímica tras la catástrofe frente a España, explicó: “No fue una cuestión táctica ni estratégica, simplemente volvimos a ser un equipo, con limitaciones, claro, pero con un fuerte deseo de entregarlo todo en la cancha”.
“En momentos complicados no son las palabras sino los actos los que ayudan a levantar al grupo. Demostramos que tenemos talante y capacidad para competir a este nivel. Volvimos a ser Costa Rica y, pese a todo, ahí estamos, todavía soñamos”, agregó.
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Suárez, con amabilidad y paciencia, atendió también a medios japoneses y europeos, que insistían en las variantes estratégicas que utilizó: “Muchachos, sinceramente creo que no se trata de eso, de jugar con cuatro o cinco defensas, porque con ambas formas nos hicieron muchos goles; me parece que es más cuestión de cómo nos movemos y cómo afrontamos el juego”, en alusión, claramente, a la actitud de los jugadores, que ante Japón pelearon a muerte cada pelota.
Antes de subirse al bus, acompañado por varios asesores, Suárez anunció que está “satisfecho” con lo que hizo su equipo, pero que “contra Alemania será un reto aún más complicado”, el jueves.
“Soñamos, nunca se sabe. Yo pensaba en mi tercer Mundial hace un año y ahora, ya me imagino un cuarto, ojalá con Costa Rica”. O con Colombia, que sigue siendo una de sus cuentas pendientes. Nunca se sabe, pero está claro que tiene con qué.
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