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Cada vez que se pone la camiseta de la selección de Colombia, Néiser Villarreal parece encontrar su mejor versión. Deja atrás las polémicas y se convierte en el emblema de un equipo que juega con corazón y ambición. En el Mundial Sub-20, el delantero tumaqueño ha sido el referente ofensivo y uno de los jugadores más determinantes del torneo: con cinco goles en cuatro partidos, comparte el liderato de la tabla de máximos artilleros.
Villarreal, de 20 años, ha respondido con madurez en los momentos decisivos. Marcó dos goles en los octavos de final ante Sudáfrica (3-1) y firmó un triplete histórico frente a España en los cuartos (3-2), cuando Colombia remontó un marcador adverso y se clasificó a semifinales. Su capacidad para aparecer en los momentos límite ha sido tan valiosa como su entendimiento con sus compañeros en ataque: Óscar Perea, Jordan Barrera y Joel Canchimbo han sido sus socios en casi todas las jugadas que terminaron en gol.
Más allá de los números, Néiser representa el alma competitiva del equipo de César Torres. Combina sacrificio y liderazgo, baja a asociarse, presiona, y asume el peso del gol sin esconderse. “Es el corazón del grupo”, coinciden desde el cuerpo técnico, una frase que resume lo que transmite dentro del vestuario y en el campo.
Su rendimiento lo ha puesto en el radar internacional y lo ubica junto a los nombres más destacados del torneo. La tabla de goleadores, hasta el cierre de los cuartos de final, refleja la paridad y el nivel de las nuevas promesas del fútbol mundial:
La tabla de goleadores del Mundial sub-20
Con esos registros, el delantero colombiano comparte el primer puesto con el estadounidense Benja Cremaschi, ambos con cinco goles y con opciones de quedarse con el Botín de Oro del Mundial.
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