Luis Díaz habló de su noche histórica: “fueron momentos duros, la vida te hace fuerte”

Luis Díaz, la figura de Colombia contra Brasil.

Foto: EFE - Mauricio Dueñas Castañeda

Por momentos, parecía que el partido de Colombia contra Brasil en Barranquilla era “Luis Díaz contra el mundo”. El guajiro se cargó el equipo al hombre. La selección de Néstor Lorenzo, que hizo historia al vencer 2-1 a la verdeamarilla por primera vez en la historia de las eliminatorias, hizo un gran juego. Sin embargo, en la noche atlanticense, con las gradas colmadas de un profundo amarillo, fue “Lucho”, en su tierra, el que hizo la gesta.

Todos los ataques de Colombia pasaron por sus pies, sus largas carreras al espacio de un Brasil desnudo, atónito por la presión del local y en un mar de dudas por la ausencia de sus principales estrellas.

Con todo y eso, la selección colombiana sufrió. Empezó perdiendo a los tres minutos y después tuvo cuesta arriba darle vuelta al juego. Pero, Luis Díaz estaba inspirado. Lo movía, cómo no, su papá, Luis Manuel Díaz, que estaba en la tribuna.

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“Hemos pasado por momentos duros, pero la vida te hace fuerte y valiente. Eso es el fútbol y también la vida misma”, dijo el héroe de la noche tras el partido.

Fue humilde y reconoció a sus compañeros, más allá de que, a ojos de todos, fue evidente que su espíritu alentó el triunfo histórico: “Nos merecemos el triunfo. No solo yo, todos. Hemos hecho un gran proceso. Para el técnico y los jugadores, para todos, es más que merecido”.

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“Todos estuvieron ahí”, dijo Lucho. Mane Díaz estuvo 13 días secuestrado por el ELN. Apenas la semana pasada lo liberaron. Y del dolor, del desasosiego salió el grito de victoria. Era, al final, la fuerza de todos. Lo dijo el capitán, James Rodríguez: “En los últimos 15 días lo pasó mal. Desde la distancia intenté estar con él, como todo el grupo, este es un grupo de muchos hermanos”.

Y Luis Díaz lo sintió adentro, en el corazón: “Estoy agradecido con los compañeros y con el cuerpo técnico. Siempre estuvieron ahí.

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También se lo dedicó al público. Al que estaba en el Metropolitano y al que lo vio en el televisor: “Se lo dedico a la gente, que también lo merece”.

Piensa en lo que viene. No paró ni cuando la angustia estaba en el peor momento. Cuando la ansiedad del padre secuestrado le quitaba el aire. No parará ahora, que los días son más bonitos: “Quedé con un poco de cansancio. Es una guerra y para ganar se sufre. Ahora, pensamos en Paraguay”.

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