Alejandro Falla: “Ahora se juega al que más fuerte le pegue a la bola”

El vallecaucano se retiró como tenista profesional en enero de 2018. Su primera experiencia como técnico ha sido con María Camila Osorio.

Andrés Montes Alba
29 de diciembre de 2018 - 03:00 a. m.
Maria Camila Osorio bajo la dirección de Alejandro Falla ha ganado cinco títulos como juvenil en este 2018. / Match Tenis
Maria Camila Osorio bajo la dirección de Alejandro Falla ha ganado cinco títulos como juvenil en este 2018. / Match Tenis

En enero de 2018 se sentó a dar su última rueda de prensa como jugador profesional. Fueron 21 años metido en el circuito y luchando contra los mejores tenistas del mundo, en los que representó 27 veces a Colombia en la Copa Davis, perdió dos finales de torneos ATP y, en 2010, estuvo cerca de eliminar a Roger Federer en la mítica grama de Wimbledon. También 21 años de lesiones, de frustraciones, de derrotas y de convivir con un periodismo que siempre le criticó su saque, su forma de pararse en la cancha y su supuesta poca mentalidad ganadora.

El tenis, un deporte solitario en el que se lucha punto a punto contra el rival y contra uno mismo, hizo importante a Alejandro Falla. Con 35 años ahora lo vive desde el otro lado de la red. Se volvió entrenador. Una faceta que apenas comienza. 

(Lea aquí: El adiós del hermano mayor: Alejandro Falla anunció su retiro del tenis)

¿Uno realmente se puede preparar para el retiro?

Creo que nadie está preparado. Uno siempre es consciente de que el día en que se retira nunca se volverá a vivir la competencia, a sentir esa adrenalina, eso no vuelve a pasar. Esa ausencia de cosas genera la duda para tomar la decisión de irse. Pero una vez pasó, creo que conmigo fue distinto. Hay deportistas que se retiran en un buen momento. La mayoría lo hace cuando tiene lesiones o cuando se está mal en el escalafón y sin motivación. En esas circunstancias es como quitarse un peso de encima. Lo hice, y la verdad estaba tranquilo y consciente de que iba a pasar a otra etapa. No tener esa responsabilidad de seguir en la rutina de entrenar y, sobre todo, porque no estaba en un buen momento. Tenía muchas lesiones. Eso me dio la certeza de que estaba haciendo lo correcto.

¿Qué marcó el adiós?

Las lesiones fueron las que más me perjudicaron para tener una carrera un poco más prolongada. Hicieron que perdiera puestos en el escalafón de la ATP y la motivación. Era una bola de nieve que se fue agrandando, y por eso tomé la decisión de parar. Si hubiera estado bien físicamente me hubiese gustado competir un par de años más. Al final, la fortaleza física es la que marca la diferencia.

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¿Cuál fue su peor lesión?

Fue la que me obligó a operarme los meniscos. Tenía 20 años y estaba de 103 en el escalafón. Eso fue en septiembre, me quedaban cinco torneos y estaba muy cerca de ingresar al Top 100. Tuve que parar seis meses. Cuando volví no me sentía bien con mi cuerpo, tuve unos cinco meses muy flojos. Fue algo muy difícil. Y las del final de mi carrera también me dolieron. Tuve varios desgarros en el gemelo y eso fue lo que al final me sacó de las canchas.

¿Ahora que es entrenador ha visto que el tenis ha cambiado?

Hoy el tenis se volvió mucho más físico. Todos miden de 1,90 metros para arriba y, a excepción de muy pocos, todos cuentan con grandes servicios. El juego ahora es mucho más rápido, más agresivo y más potente. Eso le quita cierta visibilidad al tenis. Hay jugadores que hace algunos años hacían saque y red, y ya no. Hoy en día se juega al que más fuerte le pegue a la bola. Los jugadores van menos a la malla porque los puntos se ganan más desde el fondo de la cancha.

¿Es entrenador por convicción?

La idea de ayudar al tenis colombiano siempre me gustó. Me retiré con la idea de darme un año sabático, para tener el tiempo de estar tranquilo y poder descansar. Pero a través de Colsánitas salieron la idea y la propuesta. He sido feliz por haber comenzado con María Camila Osorio, porque es un proyecto que me encanta y al que le tengo mucha fe. Sé que puede llegar a ser una gran jugadora.

¿Qué tanta diferencia hay entre los circuitos masculino y femenino?

Muchísimas. Quizá los hombres son más organizados y tienen las cosas un poco más claras en la manera de jugar. Con las mujeres hay que estar más encima y conversando mucho. Eso es natural, porque ellas les dan más vueltas a las cosas. Los hombres son más fríos. Pero más allá del circuito lo importante es contar con talento y respaldo, y con María Camila sé que hay futuro y con una empresa como Colsánitas uno como entrenador puede aspirar a cosas grandes.

¿Cuando se retiró sintió que hizo las cosas bien?

Sí, estoy seguro de que di todo lo que tenía. Cuando comencé a jugar torneos de Grand Slam habían pasado más de 10 años desde que Mauricio Hadad estuvo. No tuve alguien que me ayudara y me guiara. Me tocó hacerlo solo, pero al final siempre me han reconocido eso de abrir el camino y de ser ese hermano mayor.

Si volviera a jugar ese partido contra Roger Federer en primera ronda de Wimbledon, ¿qué haría distinto?

Sería más estratega. Pensaría mucho mejor qué voy a hacer y qué quiero hacer en cada punto. En ese momento jugué ese game como si fuera uno más, pero había que jugar un poquito diferente.

¿Siente que en el tenis le quedó alguna deuda?

Sí, ser campeón de un torneo ATP. Tuve dos finales de un 250, uno en Halle (Alemania), que perdí contra Federer, y la otra en Bogotá, en la que caí ante Ivo Karlovic. Me hubiera encantado poder ganar algo.

Por Andrés Montes Alba

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