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Colombia dio un nuevo paso hacia la Ruta de la Seda. Así lo confirmó Óscar Torres Yarzagaray, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), quien se reunió en Bogotá con Xia Quingtao, gerente de la estatal china Civil Engineering Construction Corporation (CCECC), para discutir la entrada de ese gigante asiático en la estructuración de proyectos férreos en el país.
El encuentro se trata de un movimiento en el ajedrez del Corredor Interoceánico, la obra que busca conectar el Pacífico con el Atlántico y movilizar hasta 25 millones de toneladas de carga al año, equivalente al 13 % de la carga total del país (183 millones de toneladas en 2024) o al 75 % de las toneladas transportadas por el modo férreo ese mismo año (33 millones de toneladas).
“Estamos dando pasos firmes para aprovechar nuestra integración a la Ruta de la Seda. Esto nos permitirá desarrollar infraestructura de talla mundial y posicionar a Colombia en el comercio internacional como nunca”, dijo Torres.
Mientras la Franja y la Ruta ofrece financiación fresca, transferencia tecnológica y respaldo internacional a Colombia, el tren es una apuesta para convertir al Chocó en un eje logístico continental y posicionar al país en el tablero global del comercio.
No es la primera vez que Bogotá y Pekín cruzan señales. A finales de julio, Torres se reunió con el embajador Zhu Jingyang, quien reiteró la disposición del gobierno chino de transferir conocimiento técnico y acompañar la estructuración de proyectos férreos.
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¿Cómo ha avanzado el megaproyecto?
El presidente Gustavo Petro lanzó la propuesta en enero de 2024, en una visita al departamento del Chocó. Detalló que el tren pasaría por todo el Darién, de modo que conecte el acceso al Atlántico y el Pacífico.
En su momento, estimó un costo de $25 billones, pero actualmente se prevén $54,6 billones (el capex ronda los $32 billones, es decir, la inversión a largo plazo).
La extensión será de 267 kilómetros, que sería la alternativa colombiana al Canal de Panamá.
Según la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, los estudios de prefactibilidad han definido dos puntos clave para los puertos de entrada y salida que necesitará el proyecto: uno estará en Juradó, en el Pacífico, y el otro en Titumate, en el Atlántico, ambos dentro del departamento de Chocó.
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Los proyectos férreos
La sintonía muestra a un Ejecutivo que pone el pie en el acelerador para dejar estructurados al menos seis corredores ferroviarios antes de 2026, una inversión de más de $94 billones, en la que China busca abrirse paso en la región con capital y tecnología.
Entre esos seis proyectos están el tren Interoceánico; la línea entre Yumbo y Caimalito; la recuperación del tramo Buenaventura-Palmira; la nueva vía férrea Villavicencio-Puerto Gaitán; la conexión Bogotá-Región con el corredor central; y la modernización Bogotá-Belencito.
El asunto, sin embargo, trasciende las cifras. La entrada de China en el mapa férreo implica un reacomodo geopolítico en un terreno donde Estados Unidos siempre ha tenido la voz principal.
A eso se suma un desafío ambiental monumental: el Darién, por donde pasaría el tren interoceánico, es uno de los ecosistemas más sensibles del planeta.
La pregunta de fondo es si Colombia puede aprovechar la ola china para acelerar la rezagada infraestructura ferroviaria. Por ahora, la única que ha tenido la atención ha sido el tren La Dorada-Chiriguaná, la columna vertebral del sistema férreo nacional al cruzar el centro del país y la costa Caribe.
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