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El desplome de las criptomonedas a finales de año hizo tambalear a las empresas que habían apostado a gran escala por el bitcoin, cuyas acciones en bolsa se hundieron, reavivando el temor a una burbuja.
El bitcoin se valorizó inicialmente este año, alcanzando a principios de octubre un récord de más de USD 126.000. Algunas empresas empezaron entonces a acumularlo para diversificar sus recursos, protegerse de la inflación o atraer a inversores seducidos por perspectivas de lucro.
Algunas ya estaban vinculadas al sector, como las plataformas de intercambio o las empresas de “minería” que “fabrican” bitcoins y los reciben a modo de recompensa por contribuir al buen funcionamiento de esta criptomoneda. Pero otras, procedentes de sectores totalmente diferentes, también empezaron a comprarlo, contribuyendo a su aumento de precio.
Al apostar por una subida constante del precio del bitcoin, algunas empresas recurrieron a lo que se conoce como “bonos convertibles”, es decir, se endeudaron a bajo interés ofreciendo al prestamista la posibilidad de reembolsarle en acciones. El problema es si la acción comienza a bajar, por ejemplo, porque la caída del bitcoin hace que su modelo sea menos atractivo, y el inversor prefiere un reembolso en efectivo. La supervivencia de la empresa queda entonces supeditada a su capacidad de reunir el efectivo necesario.
En noviembre de 2025 aparecieron grietas: el bitcoin fue cayendo progresivamente hasta quedar por debajo de los USD 90.000 en noviembre, por debajo del nivel de enero, lo que minó la confianza en el modelo de esas compañías.
“La pregunta que se planteó muy rápidamente el mercado fue: ¿van a estar en dificultades estas empresas? ¿Van a quebrar?”, señaló Eric Benoist, especialista en tecnología de Natixis.
Para Carol Alexander, profesora de finanzas de la universidad de Sussex, la burbuja asociada a este tipo de compañías “está estallando lentamente”. Según ella, la desconfianza se ve reforzada por la ambigüedad normativa y los riesgos que las rodean, ya que están sujetas a ciberataques o fraudes internos.
Si empresas en dificultades inundan el mercado vendiendo sus bitcoins, corren el riesgo de que el precio baje, agravando la situación. “El riesgo de contagio en los mercados cripto se vuelve considerable”, advirtió Alexander, aunque según ella se limita al sector, sin “impacto mayor en los mercados tradicionales”.
“Consideramos esta volatilidad” como “el precio a pagar por un potencial alcista a largo plazo”, explicó a la AFP Dylan LeClair, encargado de bitcóin de la japonesa Metaplanet. Esta empresa, inicialmente especializada en el sector de la hostelería, ha continuado sus compras de bitcoins, actualmente valorados en USD 2.700 millones.
Para Eric Benoist, estas empresas tendrán que monetizar sus reservas de bitcoins, por ejemplo, mediante productos financieros y dejar de apostar únicamente por la subida del precio. “No todas sobrevivirán” pero “el modelo seguirá existiendo”, anticipó, considerando inevitable una consolidación del sector.
Las iniciativas continúan: a finales de noviembre, el emprendedor francés Eric Larchevêque lanzó The Bitcoin Society, una empresa de tesorería cripto. La baja de precios es “una buena oportunidad porque permite comprar bitcoin más barato”, aseguró Larchevêque, cofundador del portafolio de criptomonedas Ledger.
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