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En los últimos días, el Banco Central Europeo (BCE) redujo en 25 puntos básicos sus tres tasas de interés, en una decisión que busca estimular el crédito y respaldar la recuperación económica de la eurozona. Sin embargo, la medida llega en un entorno de alta incertidumbre, marcado por tensiones geopolíticas, riesgos comerciales y señales de desaceleración global.
- La tasa de facilidad de depósito, principal herramienta de política monetaria del BCE quedó en 2,00 %.
- Las operaciones principales de financiación se ubicaron en 2,15 %
- La facilidad marginal de crédito en 2,40 %.
Se trata del primer recorte desde 2019 y refleja una evaluación favorable sobre la evolución reciente de los precios, la demanda interna y el canal de crédito.
Un análisis publicado por el centro de estudios económicos ANIF advierte que, pese al recorte de tasas por parte del BCE, el entorno global sigue siendo frágil y podría afectar la recuperación económica de la eurozona.
La inflación en la eurozona
Las proyecciones actualizadas del BCE sitúan la inflación promedio en 2,0 % para 2025, bajando a 1,6 % en 2026 y regresando al 2,0 % en 2027.
Estas cifras representan una corrección de 0,3 puntos porcentuales frente a las estimaciones previas, debido principalmente a menores precios de la energía y a un euro más fuerte.
Pese a esta moderación, las autoridades europeas alertaron que un deterioro en las condiciones comerciales o un agravamiento de las tensiones geopolíticas podría revertir este comportamiento, con efectos negativos tanto sobre la inflación como sobre el crecimiento.
Recuperación moderada
El BCE proyecta un crecimiento del PIB real de 0,9 % en 2025, seguido de una expansión de 1,1 % en 2026 y 1,3 % en 2027. Estas cifras apuntan a una recuperación progresiva, apoyada en el aumento del gasto interno, una mayor inversión pública en defensa e infraestructura, y un mercado laboral fuerte: en abril, la tasa de desempleo en la eurozona fue del 6,2 %, la más baja desde la creación del euro.
Aun así, las autoridades reconocen que la confianza empresarial y la inversión siguen afectadas por la incertidumbre global. La evolución de los conflictos internacionales y las decisiones en materia de comercio exterior serán determinantes para consolidar la reactivación.
Mejoras en el crédito
Uno de los elementos clave en la decisión del BCE fue la evidencia de que el mecanismo de transmisión de la política monetaria empieza a mostrar resultados. Según el análisis del Centro de Estudios Económicos ANIF, “las tasas de interés sin riesgo se han mantenido estables, los préstamos bancarios a empresas siguen creciendo, y las tasas hipotecarias han dejado de aumentar”. Esto ha facilitado una recuperación parcial del crédito tanto para hogares como para empresas.
Además, ANIF destaca que “el repunte en las acciones bursátiles y la compresión de los spreads corporativos indican una recuperación parcial en el apetito por riesgo”, aunque advierte que esta tendencia aún puede revertirse si las condiciones externas se deterioran.
Entorno frágil
El panorama positivo que impulsó el recorte de tasas convive con un entorno global incierto. “El crecimiento económico de la zona euro podría verse afectado por una intensificación de las tensiones comerciales”, señaló ANIF en su más reciente comentario económico.
El centro de pensamiento subraya que, si dichas tensiones se agravan, “el crecimiento y la inflación se situarían por debajo de lo previsto en el escenario de referencia de las proyecciones”.
Aunque las condiciones financieras han mostrado cierta estabilización, el análisis concluye que “los riesgos para el crecimiento económico se mantienen sesgados al alza”.
En este contexto, el BCE reiteró que sus decisiones futuras se tomarán con base en los datos disponibles y “reunión por reunión”, sin comprometerse anticipadamente con una trayectoria determinada de tasas.
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