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El sector que más se ha quedado rezagado en la economía colombiana empieza a mostrar un leve giro. No es todavía un cambio de ciclo, pero sí un movimiento que marca distancia frente al estancamiento de los últimos dos años.
Así lo confirma el balance de Camacol: ventas y lanzamientos crecieron por encima del 10 % en los últimos 12 meses, impulsados por la vivienda No VIS, mientras que las iniciaciones de obra comienzan a levantarse del fondo del pozo.
El gremio prevé a un crecimiento en las ventas entre el 5 % y 12 % en 2026. “Incluso, los inicios de obra volverían a terreno positivo, con un repunte superior al 13 %”, comunicó.
Pero sin una política clara para la Vivienda de Interés Social (VIS), el mercado avanza con un freno de mano puesto. Y ese es, precisamente, el punto de quiebre para 2026.
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Un mercado que se mueve… a medias
Camacol lo resume como un “punto de inflexión”. Los datos lo sostienen, pero también lo matizan:
- Ventas +11,3 % entre noviembre de 2024 y octubre de 2025.
- Lanzamientos +9,7 % en el mismo periodo.
- Reactivación liderada casi por completo por el segmento No VIS.
Ese último detalle es clave: el repunte no nace de los hogares de menores ingresos, los que dependen de subsidios y tasas manejables para comprar vivienda nueva. Lo que está jalando el sector son los proyectos dirigidos a ingresos medios-altos, cuya demanda nunca cayó del todo.
En el segmento VIS, la historia es otra: los programas regionales (Bogotá, Antioquia, Atlántico) han mitigado el golpe, pero la suspensión práctica de Mi Casa Ya dejó un agujero que el mercado no puede llenar por sí solo. Menos subsidios conlleva menos compras, menos inicio de obras, menos oferta nueva.
Esto significa que se forman cerca de 370.000 hogares nuevos al año, pero la oferta disponible es apenas de 156.000 unidades, 14.000 menos que hace un año.
Efectos en el costo de vida
La vivienda no solo afecta al sector constructor: también altera la inflación general del país. En líneas generales, el rubro Alojamiento y Servicios explica 1,65 puntos porcentuales de la inflación anual a noviembre (5,3 %).
Por su parte, el arriendo pesa el 21 % del IPC y más del 40 % de la canasta de los hogares pobres.
Cuando no hay suficiente vivienda nueva, los arriendos suben y ese aumento termina empujando el costo de vida para todos.
La caída de la oferta por 19 meses consecutivos está funcionando, en la práctica, como un “tapón inflacionario”.
2026: ¿puerta abierta o cerrada?
El próximo gobierno recibe un sector que intenta levantarse con el presupuesto más bajo para VIS en más de una década, advirtió Camacol. Una caída del 35,7 % en inversión pública en vivienda en el PGN 2026.
Por otro lado, las tasas hipotecarias, aún altas (12,07 % EA), no ceden al ritmo esperado.
Pese a ello, Camacol proyecta ventas creciendo entre 5 % y 12 % en 2026 e inicios de obra repuntando más de 13 %.
Pero depende de tres llaves:
- Política fiscal: que el próximo gobierno tenga caja para programas efectivos de vivienda.
- Tasas de interés: el Banrep solo ha bajado su tasa una vez en el año; sin reducciones más agresivas, el crédito seguirá siendo costoso.
- Costos de construcción: aún presionados por materiales e insumos importados.
La vivienda: sector estratégico para el próximo gobierno
— Camacol Colombia (@CamacolColombia) December 11, 2025
El sector de la vivienda marca un punto de inflexión, con señales de recuperación y muchos retos hacia el 2026. La ruta hacia la reactivación estará determinada por la situación fiscal, la evolución de las tasas de… pic.twitter.com/tcAh2xzr4R
A esto se suman las cinco propuestas del gremio: eactivar Mi Casa Ya, nuevos incentivos al ahorro (como las cuentas AFC), un plan de reactivación ampliado y políticas urbanas de largo plazo.
El análisis de Camacol coincide con la fotografía de la economía del tercer trimestre: el PIB creció 3,6 %, el gasto público aumentó 14,2 % (su mayor avance del siglo), pero el empuje no se movió a la vivienda.
Fedesarrollo habló de una “economía en esteroides”, que crece a punta de estímulos que no garantizan músculo a largo plazo.
La vivienda es precisamente el músculo que falta por su efecto dominó: inversión, empleo, formalización urbana y equilibrio de precios.
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