Tinder cumple cinco años de operaciones globales este mes. Con presencia en más de 190 países, la aplicación se ha labrado un lugar de prominencia en el segmento de servicios para conocer gente, un universo que sólo en Estados Unidos mueve más de US$2.500 millones cada año. (Lea "Mi experiencia con Tinder y el sexo casual")
La aplicación existe en un universo densamente poblado de servicios, páginas web y apps similares que ofrecen la ilusión o la promesa del amor (o un sustituto en su defecto) a unos clic de distancia. El éxito de Tinder, sin embargo, radica en haber leído bien el momento de introducción, con un diseño pensado exclusivamente para entornos móviles, o sea, con una interfaz clara y sencilla.
¿Desde Tinder cómo se ve el amor? “Como en cualquier otro lado. Como un asunto entre dos personas que se conocen. Nunca hemos pretendido reemplazar el contacto personal. Somos unos facilitadores, un vehículo por el cual dos personas se conectan”.
Andrea Iorio es el gerente de Tinder para Latinoamérica y su discurso, en esencia, va de la mano con el mantra que anima (o que repiten) el resto de redes sociales: la idea es conectar a la gente.
Si se mide bajo esta métrica, la tarea, cinco años después, parece ir bien: 26 millones de conexiones hechas a diario (20.000 millones en este lapso), lo que se puede traducir en más de un millón de citas, según cifras de la empresa. Esto además de los swipes, la acción de pasar de un perfil a otro dependiendo de si le gusta al usuario o no. La palabra swipe se verbalizó y es común hablar de swipear. Colombia es el cuarto país en Latinoamérica con más swipes y la región es el segundo mercado más importante para la aplicación, después de Estados Unidos. (Lea "Tinder, ¿una nueva forma de feminismo?")
Brasil es el segundo país con más interacciones (conexiones y swipes) en la aplicación a nivel global, después de EE. UU. de nuevo. “Latinoamérica es uno de los lugares que más crece hasta hoy, pero que también tiene el mayor potencial de crecimiento a futuro. Nos interesan los usuarios actuales, por supuesto, pero uno de nuestros retos es mantener el interés en las personas que prueban el servicio y dejan de usarlo de repente, como en cualquier lado. La demografía y la penetración de internet y celulares inteligentes en la región son factores importantes para nosotros”, cuenta Iorio. En Colombia se dan 11 millones de swipes al día, mientras que en Brasil hay ocho millones de conexiones diariamente.
Más del 80 % de los usuarios de la aplicación en la región están entre los 18 y 35 años, aunque Iorio asegura que cada vez se suman más personas por encima de este rango de edad.
A lo que se refiere Iorio con este último es la posibilidad de ofrecer anuncios sobre el contenido de la app, un asunto que se ha probado con cierta timidez en el servicio y que, no hace falta decirlo, resulta crucial para su sostenimiento futuro. Justo este miércoles se hizo oficial una alianza entre Match Media Group (propietaria de Tinder entre otras plataformas similares) y la empresa US Media Consulting Group para explorar las posibilidades publicitarias de la aplicación en 19 países de Latinoamérica y el Caribe, además de Miami (EE. UU.). “Tinder está comprometida a trabajar en el largo plazo con anunciantes y agencias de Latinoamérica para entregar excelentes resultados, al tiempo de proveer una gran experiencia para los usuarios de la aplicación”, se lee en el anuncio de la unión.
Esta semana Tinder destronó a Netflix como la aplicación más descargada de la tienda de aplicaciones de Apple, según la firma de mediciones en línea App Annie. La meta fue alcanzada justo cuando el servicio anunció el lanzamiento global de Gold, el programa que le permite a un usuario saber a quién le gustó su perfil sin necesidad de hacer una conexión (un match, en el lenguaje de la compañía). El nuevo servicio, que cuesta US$4,99 por mes, estuvo varios meses en pruebas en algunos mercados.
Iorio cuenta que uno de los sitios de pruebas preferidos de la aplicación es Australia, porque “tiene usuarios que adoptan prontamente los cambios y nos permiten evaluar el impacto que podría tener sobre el público global”.
Este es uno de los mercados más activos en el ofrecimiento de servicios alrededor de la plataforma, algo que comúnmente se conoce como la economía de Tinder: personas (microempresas, en algunos casos) que se dedican a ofrecer consejos de éxito en la plataforma o tomar fotos profesionales que garantizan más likes, entre otros. (Lea "Entré a Tinder para pasar el rato y encontré ayuda para superar una crisis")
¿Podría ser otro nicho de negocio para Tinder una especie de marketplace? “No lo hemos pensado así, pero sí queremos apoyarnos en el talento de estas personas para difundir las buenas historias de Tinder. No todo son matrimonios o encuentros casuales. Lo que nos interesa es que la gente se conecte. La aplicación no reemplaza el contacto humano, no digitalizó el amor. Tan sólo es un vehículo para que dos personas se acerquen”, finaliza Iorio.