Más que un brillante economista —que se ha destacado en grandes organismos como el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional— y que un notable conferencista y un distinguido catedrático que ha hecho historia en grandes universidades como Columbia, Yale y Harvard, el catalán Xavier Sala-i-Martín es un estratega por naturaleza (desde muy niño leía libros de estrategia militar). También es un amante del fútbol (en particular del Barcelona Fútbol Club, equipo en el que fue jefe de la Comisión Económica y tesorero en la época de Joan Laporta).
Xala-i-Martín —actual asesor económico en jefe del Foro Económico Mundial y autor del Índice Global de Competitividad— no sólo habla de fútbol con propiedad, sino que explica la actual dinámica económica de Colombia y del mundo en la misma forma. Y es consciente de que, al igual que en el fútbol, la única manera para poder competir es haciendo cosas nuevas (uno de sus ejemplos, fue el momento en el que Pep Guardiola —entrenador del Barcelona— puso a jugar a Lionel Messi en el centro y no a la derecha, como siempre lo había hecho).
Le dijo a El Espectador, en Cartagena durante el X Congreso Nacional de Infraestructura, que aunque el país va bien en sus asuntos macroeconómicos, reformas en fundamentos como infraestructura, educación y eficiencia del sector público no pueden dejarse de lado para tener bases sólidas de mediano y largo plazo. Y en cuanto al comportamiento del mundo, resalta que los emergentes aún son más vulnerables de lo que se cree y que las peleas del sector público estadounidense se han convertido en “una vergüenza”.
Los expertos aseguran que los indicadores macroeconómicos del país avanzan bien. ¿Cómo ve la situación?
La situación económica de Colombia en estos momentos es sana. De hecho, después del susto que el mundo emergente tuvo en el primer trimestre de este año, cuando se hizo público el tapering de Estados Unidos, Colombia ha resucitado muy rápido; otros países no tanto.
Es el manejo macroeconómico, fiscal. A diferencia de lo que pasaba en otras épocas, Colombia es de los países que están bien, incluso a nivel mundial. En el ranquin de macroeconomía está por encima de muchos países europeos (está en el puesto 33 del mundo en nuestro escalafón del Foro Económico Mundial).
Por lo tanto, en temas de macroeconomía de corto plazo va bien. Lo que pasa es que uno no debe confundir el éxito económico de corto plazo con el crecimiento y la sostenibilidad de largo plazo.
La competitividad, lo que intentamos medir en el Foro Económico Mundial, tiene que ver con la competitividad de largo plazo. Por ejemplo, cuando España iba muy bien, no era la más competitiva de Europa. El país crecía, tenía una burbuja inmobiliaria. Si tú miras el índice que hacíamos en el Foro, esto no podía durar; y no duró. Colombia se puede enfrentar a un problema parecido si no arregla los fundamentos del crecimiento de largo plazo: eso quiere decir infraestructura, educación y eficiencia del sector público.
¿Podría repetirse una situación similar a la de España?
Sí, en materia de crecimiento insostenible. A nadie se le escapa que en Colombia la mayor parte de las exportaciones son mineras y por lo tanto el precio de los recursos naturales afecta mucho el crecimiento de largo plazo. Eso es un tema peligroso. Todo el mundo está viendo que el crecimiento de China ya no es del 11 ni del 12%, ni del 9 ni del 8; ya estamos debatiendo un 6% o 7%. Discutimos si el sistema financiero chino va a aguantar, si el problema de los gobiernos locales va a resistir.
China, India, Brasil y Estados Unidos siguen demandando productos naturales y produciendo más productos naturales (como el shale gas). La pregunta es: ¿Los precios de los recursos naturales van para abajo o van a seguir a este nivel? El interrogante que uno se hace es qué pasa si el precio de los recursos se divide por dos. ¿Dónde acaba Colombia? ¿Qué hace Colombia y qué exporta? La respuesta es: si no eres competitivo, nada. Lo mismo que España.
¿Qué tan competitivo es este país?
Hablo de los números y de lo que muestra el Foro: el puesto 69 es el 4,19. ¿Cuán competitiva es Colombia? Respuesta: 4,19. ¿Qué quiere decir? La casilla 69 en el mundo está al lado de Jordania y Sri Lanka. Mirando en el tiempo no se ven visados de progreso. Insisto: en tres de las grandes áreas fundamentales, Colombia está por encima de 100 (entre 140 países). Esto significa: 40 puestos por debajo de los 40 peores del mundo, o sea, a niveles africanos.
¿En qué lugar está la infraestructura?
En infraestructuras de transporte, 110 de 140. La calidad institucional de Colombia está en posición 110. Aunque se tengan grandes infraestructuras y se decida hacer cosas eficientes, sin el capital humano el capital físico no sirve para nada.
Las compañías quieren tener infraestructuras, pero también las personas que dirijan bien la economía. Acá es donde el sistema educativo es importante. Por lo tanto, estamos hablando de la intersección educación-infraestructuras-instituciones.
Otro de los puntos críticos del país es la educación en varios niveles…
La educación es importante en todos los niveles. Primero, Colombia tiene varias universidades a nivel internacional. Yo doy clase en una de las mejores universidades del mundo y atraemos estudiantes de todos los países —algunos colombianos—. Colombia es capaz de generar grandes cerebros, pero el problema es que la competitividad no viene de ellos, de estos grandes científicos, que no van a ser ministros y presidentes de compañías.
La competitividad viene del resto de la población. Las grandes ideas empresariales de los países, en un 72%, provienen de los trabajadores. Por lo tanto, para ser un país competitivo no basta con sólo educar a las élites, que acá en Colombia son bien educadas. Los grandes directores de las empresas, los ministros, tienen educación de primer nivel. Esto no te hace competitivo.
Lo que se quiere es que la gente normal, la de la calle, los niños del país, puedan competir con los chinos, con los coreanos; estos chavales que reciben una educación de primera línea y con los cuales tendrán que competir nuestros niños.
La idea es que los niños colombianos puedan competir con los chinos. Ellos están haciendo los deberes. Estos países que están haciendo los grandes cambios —Singapur, Hong Kong, Corea, China— han invertido enormes cantidades en educación, sobre todo en las mujeres.
¿La ‘bonanza’ latinoamericana está llegando a su fin?
El susto de abril de este año, Estados Unidos anuncia su tappering (la política monetaria laxa se va a acabar; sin embargo, aún no se ha acabado). El mero hecho de anunciarlo significó que la gente dijera: los tipos de interés van para arriba, EE. UU. empieza a ir bien. Por lo tanto, el dólar sube y los capitales van para allá.
Esto hunde las bolsas de todo el mundo emergente. Las tasas de crecimiento tienen un susto en el mes de abril acá en Colombia; el Producto Interno Bruto deja de crecer al 4,7%. Esto me demuestra que hay una gran vulnerabilidad del mundo emergente.
El crecimiento del mundo emergente es como si se estuviera beneficiando, primero del commodities super boom (materias primas caras) y segundo, de que el capital en Europa y en Estados Unidos sale en estado de pánico por la crisis de 2008. Está de manera temporal acá. En el momento en que se enteran de que EE. UU. se recupera, se van para allá.
El crecimiento del mundo emergente no es tan sólido como pensábamos. Aquí es donde un país, sin una sólida base competitiva, tiene que ponerse nervioso. Colombia puede estar haciendo lo mismo que hizo España. Todo el boom de la burbuja española se podía haber aprovechado para hacer reformas educativas e infraestructuras serias y no dilapidar dinero en aeropuertos que no sirvieron.
El problema de Colombia es la complacencia. El hecho de que te vaya bien no te está llevando a hacer los deberes. No puedes hacer los deberes sólo cuando estás contra la pared. ¿Por qué Colombia está muy bien ahora a nivel macroeconómico? Porque ha sufrido bastante en el pasado. No se puede aprender sólo de cuando las cosas están mal. Cuando las cosas van mal, las reformas hacen sufrir más.
Lo que se necesita es hacerlo cuando las cosas van bien. Lo que se está viendo en Colombia es que en esta época de bonanza no se están haciendo los deberes. Por lo tanto, a lo que bajen los precios de las materias primas, Colombia tiene un problema.
Es preocupante decir que nos dedicamos a la complacencia, pero sin hacer los deberes…
Es preocupante, pero es lo que está pasando. Si miras el índice del Foro Económico, ninguno de los tres grandes factores ha subido. El único que mejora es la macroeconomía.
Explicaba una simulación y pongo en mi computador: ¿Qué pasaría si Colombia tuviera las mejores infraestructuras del continente (infraestructura de Panamá o Barbados), la educación de estos dos países y factores institucionales de Barbados? Automáticamente salta 33 posiciones. Pasa del 69 al puesto 36. En lugar de que tus vecinos sean Sri Lanka o Ruanda, pueden serlo España o Italia, o Chile. No es descabellado. No hay razones para que Colombia no tenga uno de los mejores sistemas educativos de América Latina.
Yendo al otro lado del Atlántico, ¿hacia dónde va Europa?
Europa tiene un problema: el agregado está creciendo, la media está creciendo. La media es como si tú pones los pies en el microondas y la cabeza en el refrigerador; la temperatura media del cuerpo es correcta, pero el cuerpo está muerto.
Y en Europa pasa esto. Una parte está creciendo mucho, que es el norte, pero el sur es un desastre. En promedio estamos creciendo 0 o a 0,1%. Y Europa está mal porque el sistema financiero no ha arreglado sus problemas, a diferencia del americano. Es decir, se ha hecho un gran rescate bancario que ha costado a los contribuyentes decenas de millones de euros con el objetivo de que fluyera el crédito. Pero el crédito no ha fluido.
¿Han servido de algo los rescates financieros?
No han sido nada efectivos. En España no hay crédito a las empresas, pero sí existe para el gobierno. Hay un déficit público brutal y los bancos están prestando al gobierno. Por lo tanto, no hay inversión, no hay consumo. No hay crecimiento. Lo único positivo en España son las exportaciones, que están concentradas en muy pocas empresas. Sin embargo, no se ha ampliado la base de compañías exportadoras.
¿Qué tan preocupados hay que seguir por Estados Unidos?
Estados Unidos tiene otro problema y es que es un poco esquizofrénico. Hizo una gran reforma bancaria —los bancos están más saneados que los europeos—, las empresas hicieron grandes ajustes en endeudamiento y esto ha sido positivo. Son compañías innovadoras, flexibles.
El gran problema que tiene Estados Unidos es público. El Congreso y el gobierno son incapaces de ponerse de acuerdo para reducir el déficit. Vamos espectáculo tras espectáculo (peleas del ‘Obamacare’, fiscal cliff y demás).
El sector público norteamericano es un drama y una vergüenza. Silicon Valley y sus innovadores hacen grandes trabajos, pero con un gobierno ineficiente como ese no van a salir tampoco.
La deuda es brutalmente alta, junto a un déficit que no se puede cerrar y se proyecta hasta el infinito en el horizonte y no da visos de arreglarse. Otra incertidumbre es Janet Yellen. Para algunos del sistema financiero, es una paloma muy débil. Desde lo académico es impecable.
¿Y hacia dónde va China con sus reformas económicas?
El crecimiento chino basado en la inversión y la exportación ha llegado a su fin. Los chinos han sido incapaces de sustituir ese modelo con un aumento del consumo interno. El nuevo presidente cuando fue elegido dijo que su nueva política económica sería intentar cambiar el modelo. Está por verse si las reformas tienen éxito.