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De la tradición Wayuu a un emprendimiento con propósito social

Elaboran bolsos, sombreros y artículos para el hogar que se convierten en un puente de conexión entre la cultura Wayuu y el mundo.

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Tatiana Gómez Fuentes
28 de agosto de 2025 - 02:30 p. m.
Ella es Daniela Zuleta Afanador y una parte del grupo de artesanas con las que lleva a cabo el proyecto Pausayu.
Ella es Daniela Zuleta Afanador y una parte del grupo de artesanas con las que lleva a cabo el proyecto Pausayu.
Foto: Pausayu
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“En Pausayu transformamos el trabajo artesanal en nuevas oportunidades de fortalecimiento laboral, mejorando no solo la calidad de la artesanía, sino también la calidad de vida de quienes la crean. Creemos que lo humano aporta un componente irremplazable: esa historia, atención al detalle y el alma que se impregna en cada pieza tocada por nuestras manos. Nos sentimos orgullosos de lo que hemos construido.

Hoy trabajamos junto a 70 artesanos que mantienen vivas nuestras raíces y un equipo administrativo de 10 profesionales que hacen posible cada logro. Nuestros diseños ya están presentes en mercados nacionales e internacionales, llevando el lujo artesanal colombiano a lugares donde antes solo soñábamos llegar. Las ventas crecen, el reconocimiento se expande y las oportunidades no dejan de llegar. Este es apenas el comienzo, eeguimos creciendo y conquistando nuevos horizontes".

Sin más preámbulo aquí está la historia de Daniela Zuleta Afanador, la emprendedora detrás de Pausayu. Hablamos con ella en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y aquí está su relato.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

31 años, Administración de Empresas.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Después de terminar mis estudios de pregrado, tomé una decisión rotunda, quería trabajar para la población que forma parte de mis raíces. Trabajé durante seis meses con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en zonas rurales de difícil acceso en la Alta Guajira. Luego de este tiempo, con la firme convicción de que mi propósito era contribuir a mejorar la calidad de vida de mi gente, me quedé en Nazareth, corregimiento del que es originaria mi familia materna, de quienes he heredado el linaje indígena.

La idea de Pausayu nació en un momento de incertidumbre profesional, pero también desde un deseo inagotable de servir. No se trataba simplemente de producir mochilas por temporadas, sino de transformar y dignificar la artesanía, convirtiéndola en un trabajo estable, con retribución justa, que devolviera el sentido y el orgullo a quienes trabajan con sus manos.Creé una nueva forma de ver la artesanía, demostrando que, cuando nos une un propósito común, podemos crear un referente que representa nuestra cultura ante el mundo.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Con persistencia, riesgo, disciplina y, sobre todo, teniendo claro que había un propósito mayor, más que crear piezas hechas a mano, era devolverle la sonrisa al artesano y permitir que, a través de esa estabilidad laboral, pudiera mejorar la calidad de vida de su familia. Así, vinculamos a niños y jóvenes que han crecido en medio de la desprotección y el abandono provocados por los problemas socioeconómicos que históricamente ha vivido la Alta Guajira.

El valor del ser humano es un pilar fundamental en Pausayu. Trabajamos directamente con cada artesano, no solo conociendo su labor, sino también su historia, su pensamiento, su forma de trabajo y sus sueños. Esto se refleja en toda la cadena de valor. Sin esta conexión, los resultados no habrían sido posibles, y quizá habríamos sido solo una marca más vendiendo productos artesanales.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí,en Emprendimiento y liderazgodeEl Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Mi idea de negocio comenzó con $800.000 ahorrados, que fueron reinvertidos desde el inicio. Ha sido el resultado del orden y de la madurez para entender que no era un proyecto a corto plazo, sino una solución que impactaría la economía de todos los involucrados.

Pausayu es el reflejo de que todo es posible: poco capital, pocos conocimientos en diseño (soy administradora de empresas), sin una ruta clara de creación de empresa. Sin embargo, creo firmemente que las grandes creaciones son aquellas que nos retan y crecen de forma orgánica. No hay una fórmula única para el éxito, pero sí una para construir grandes cosas: constancia, resiliencia y un propósito que beneficie a los demás.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Estoy inspirando a otros, generando un sentimiento de orgullo en quienes forman parte de mi cultura. Estamos devolviéndole valor a lo hecho a mano y promoviendo un comercio justo.

6. ¿Soy feliz?

Sí, emprender es un camino de altos y bajos, pero esos bajos son oportunidades de crecimiento. Pausayu me ha permitido desarrollarme en un área profesional distinta, trabajando con la gente, con los niños, viviendo la realidad de seres humanos que no necesitan mucho para sonreír.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No lo vendería. Mi marca es sinónimo de humanidad, resiliencia y cultura. Lleva en sí mi ancestralidad, y eso no se vende, solo se transmite de generación en generación.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Para nada. Emprender es danzar al ritmo de la vida, enfrentarte contigo mismo, asumir retos e identificar oportunidades donde otros ven problemas. No es un camino duro, es un camino diferente, que se recorre con apertura al cambio, creatividad y capacidad de abrazar la incertidumbre y convertirla en aliada.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Creo que los sueños no tienen un fin; estamos en constante evolución. Desde pequeña soñé con trabajar con niños, y por eso fui tan clara al decidir dónde quería trabajar al graduarme. Pero desde entonces, han surgido más sueños, metas y proyectos. Aún hay mucho por transformar. Me falta fortalecer aún más el proceso cultural de mi etnia y aportar más a la educación de los niños wayuu.

10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Expansión y enfoque social activo. Queremos seguir impactando con una historia real que reconecte con lo humano, con la sensibilidad del arte y con el poder transformador que surge cuando las personas se unen por un bien común.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Sí, el arte rompe cualquier límite.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Después de seis años y con una visión empresarial más clara, diría que sí, siempre que el inversionista no solo aporte capital, sino también estrategias de crecimiento aplicables, y comparta nuestra visión transformadora y social.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No volvería a intentar hablarle a todos. No todos valoran la trascendencia de lo hecho a mano.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Me inspiró mi madre, una mujer que, luego de varios procesos en su vida, fue tras su misión y su independencia como mujer. Eligió trabajar por nuestra cultura y liderar el rescate de los derechos vulnerados del pueblo wayuu, dejando de lado las comodidades de la ciudad.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Paradójicamente, el momento más fuerte ha sido la etapa de crecimiento. A medida que creces, también crecen las responsabilidades. Las decisiones ya no son tan orgánicas, requieren estructura, procesos y proyección. Para un espíritu creativo, esto puede ser un desafío. Pero el liderazgo gerencial exige precisión, y esto ha sido un aprendizaje clave.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

No. Nunca he hecho parte de ninguna comunidad ni he recibido ayuda de alguna entidad.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Sí, lo que hacemos da esperanza y valor. Convivir con mi comunidad me hizo entender que estaba eligiendo un camino de compromiso con seres humanos que han vivido bajo circunstancias hostiles. Darles valor es una responsabilidad que asumo con orgullo.

Las nuevas generaciones observan el trabajo de Pausayu como un ejemplo de lo que puede hacer una mujer indígena que decide dedicar su vida al impacto social y laboral en su territorio. Además, apoyamos la educación de niños.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento?

En 10 años veo mi marca como la empresa de lujo artesanal más grande, generando un impacto social tangible.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Mi familia ha sido motor e inspiración, especialmente mi madre, quien me ha acompañado en este camino. Pausayu es el nombre de mi grupo clanil, el grupo familiar otorgado por mi linaje materno, así que mi familia ha dado significado y vida a este proyecto.

Mis amigos han estado presentes en momentos difíciles, apoyándome y animándome con sus palabras. Su compañía ha sido un bálsamo en momentos complejos.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Por supuesto, me encantaría que todos lo logren. En este mundo hay espacio para todos. Me gustaría motivar a otros a que lo intenten, a que se equivoquen, caigan y se levanten, porque así es este proceso, y creo firmemente que es la forma más hermosa de aprender. Me encantaría apoyar causas que impulsen a otros a atreverse.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Mi equipo ha sido una extensión de mí misma. Reflejan mi fuerza, valentía y convicción, pero también mis momentos de caos. Han sido mi escuela de crecimiento. Hoy valoro no solo las habilidades, sino también la conexión con nuestro propósito y la motivación por servir e impactar.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Mi sello personal ha sido la osadía, la tenacidad y el riesgo. Me encanta lo diferente y esto se ve reflejado en cada pieza que hacemos, así como la atención al detalle, hacerlo siempre de la mejor manera posible, creo que esto ha marcado un punto tanto en mi liderazgo como en el resultado de un producto que ha sido diseñado de forma orgánica y ha trascendido al diseño convencional de lo artesanal, elevándolo a una gran expresión de arte.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

La mejor estrategia se llama convicción, desarrollar un plan estructurado antes de emprender te paraliza y te quita la noción del riesgo, la clave es atreverse, caerse y levantarse y que ser humanos es una fortuna que no debemos dejar perder.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻‍💻 🤓📚

Tatiana Gómez Fuentes

Por Tatiana Gómez Fuentes

Comunicadora Social - periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga, con maestría en gestión y dirección comercial con énfasis en comunicación, publicidad y ecommerce de la Universidad Complutense de Madrid.@tagy_petustgomez@elespectador.com
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