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“En MomotusNevi apoyamos directa e indirectamente el agro colombiano, valorando el trabajo de quienes cultivan nuestra tierra. Nuestras sopas no solo son prácticas y fáciles de preparar, en solo minutos el comensal tiene un plato lleno de sabor tradicional, sino que también cuidamos cada detalle para ofrecerle una experiencia sostenible. Usamos empaques amigables con el medio ambiente que acompañamos con una cuchara compostable, porque creemos que comer bien y cuidar el planeta deben ir siempre de la mano”.
Así empieza a contar cómo nació su idea de negocio Wilson Sánchez, el fundador de MomotusNevi. Hablamos con él en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y esta es su historia.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
54 años, Ingeniería de Sistemas con una especialización en Gerencia de Proyectos.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Hace más de tres años nació la idea de crear algo que no solo alimentara el cuerpo, sino también el alma y el espíritu. Quería llevar un producto y un mensaje que impactara positivamente a nuestra sociedad, que nos invite cada mañana o en cualquier momento del día a seguir adelante a no desfallecer y a fortalecer nuestro cuerpo y nuestras emociones.
Ir a nuestras raíces fue el primer paso; como buen boyacense-santandereano, recordé que en casa un caldo hecho y servido con amor era el refugio perfecto para afrontar cualquier circunstancia de la vida. Así nació el reto de crear, inicialmente, un caldo de papa instantáneo, elaborado con ingredientes naturales, que nos recordara el hogar y fuera fácil y práctico de preparar. Recordando un abrazo cálido de casa en cada cucharada.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Después de mucha investigación y prueba, comencé con lo que tenía a mi alcance: un pequeño deshidratador y molino, y me puse a trabajar en las materias primas. Elegir la papa adecuada para el proceso fue uno de los grandes desafíos. Fue un proceso de ensayo y error hasta conseguir el prototipo ideal.
Con el apoyo de una ingeniera de alimentos y un chef, logramos perfeccionar el producto. Además de la calidad, tuvimos que pensar en el diseño y en los mensajes que acompañarían la experiencia. Todo el equipo ha trabajado unido para crear un producto fácil de preparar, de alta calidad, que sea una experiencia sensorial y emocional. Y, por supuesto, la fe en Dios ha sido fundamental para alcanzar estas metas.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
El proyecto comenzó con algunos ahorros personales. Al principio, la tarjeta de crédito fue una aliada para financiar algunas compras necesarias. Más adelante, cuando el proyecto empezó a tomar forma, fue necesario solicitar un préstamo que nos permitiera darle viabilidad financiera y avanzar con mayor solidez. Ha sido un proceso de responsabilidad, confianza y mucho compromiso con este sueño.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Estamos generando un impacto positivo al demostrar que es posible alimentarse de forma saludable, práctica y responsable con el planeta. Al usar ingredientes del campo colombiano, apoyamos la economía local y promovemos la sostenibilidad. Pero nuestro propósito va más allá de la alimentación: en cada producto compartimos mensajes de ánimo y reflexión que invitan a reconectar con lo humano, valorar la vida, fortalecer los vínculos familiares y transformar los retos en oportunidades.
6. ¿Soy feliz?
Sí, soy feliz. No porque todo haya sido fácil, sino porque cada paso en este camino ha tenido un sentido profundo. Ver cómo un proyecto que nació del corazón, del deseo de alimentar no solo el cuerpo, sino también el alma de las personas se convierte en realidad, me llena de gratitud y alegría. Además, sé que a través de mis productos estoy aportando algo positivo a quienes buscan un sabor de hogar, a quienes necesitan una palabra de ánimo, y a quienes, como yo, creen que una voz de aliento, una palabra oportuna, puede transformar nuestras acciones o impulsar nuestros sueños.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
MomotusNevi nace del corazón, de un propósito que va más allá de vender un producto. Es compartir raíces, emociones y esperanza. Por eso, no me planteo vender la empresa simplemente por una oportunidad económica. Solo consideraría una alianza o un apoyo externo si el propósito y la esencia del proyecto se respetaran totalmente.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Emprender ha sido un camino retador, pero profundamente transformador. No ha sido fácil. Ha requerido trabajo constante, investigación, prueba y error, paciencia y mucha fe. Desde los primeros experimentos con un deshidratador y un molino sencillo, hasta evolucionar y contar hoy con una planta propia, cada etapa ha estado guiada por Dios, quien ha llevado este proyecto y ha puesto en mi camino a un equipo interdisciplinario e idóneo para hacerlo realidad. Crear un producto que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma, ha sido un reto y, a la vez, una de las mayores lecciones de vida.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
He logrado parte de mi sueño al ver cómo una idea nacida del corazón se convirtió en un producto real que alimenta tanto el cuerpo como el alma. Saber que nuestros caldos evocan recuerdos de hogar o brindan consuelo confirma que vamos por buen camino. Aun así, el sueño continúa: quiero que MomotusNevi siga creciendo, generando empleo, apoyando al campo colombiano y llevando esperanza a más hogares, dentro y fuera del país. Seguimos trabajando cada día para que ese propósito se expanda y toque más corazones.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Ahora sigue crecer de manera consciente y con propósito. Queremos llegar a más hogares en Colombia y en el mundo, llevando no solo el sabor de nuestras raíces, sino también ese mensaje de ánimo y esperanza que nos impulsa cada día.
Hemos venido creciendo nuestro portafolio de productos, al caldo de papa se han sumado la changua, el ajiaco, y el sancocho de pescado, cada uno rescatando las recetas tradicionales que forman parte de nuestra identidad cultural. Nuestro sueño es seguir ampliando esta propuesta, rescatando más riquezas culinarias de nuestra tierra, y a futuro, replicar este modelo en toda Latinoamérica, llevando con orgullo nuestras raíces y nuestros valores a otros países.
Seguimos caminando de la mano de Dios, confiando en que cada paso abrirá nuevas puertas para que nuestro mensaje de hogar, resiliencia y amor llegue cada vez más lejos.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, es un emprendimiento completamente escalable. Nuestro modelo, basado en rescatar recetas tradicionales locales, usar ingredientes naturales, ofrecer una preparación práctica en minutos y transmitir mensajes de ánimo, puede adaptarse y replicarse en muchos otros mercados, especialmente en Latinoamérica, donde el valor de las raíces, la familia y la comida casera es tan profundo.
Cada cultura tiene recetas, sabores y emociones que podemos seguir rescatando y adaptando con cuidado, respeto y autenticidad. Nuestro sueño es crecer sin perder nuestra esencia; seguir expandiendo el sabor, la tradición y la esperanza a cada rincón donde alguien necesite evocar casa, evocar hogar.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Estoy abierto a recibir inversión para que MomotusNevi crezca, pero solo de personas o empresas que compartan nuestra visión y respeten profundamente los valores que nos definen: rescatar nuestras raíces, usar ingredientes naturales, cuidar el medio ambiente y actuar con propósito. No buscamos crecer solo en cifras, sino con sentido. MomotusNevi es más que una empresa, es una misión, y esa esencia no es negociable.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Creo firmemente que cada acontecimiento, cada piedra en el camino y cada reto han sido fundamentales para llegar hasta donde estamos hoy. Todo ha servido para madurar, crecer, fortalecernos y, sobre todo, para valorar y reconocer que todo tiene un propósito. Hoy agradezco a Dios por el camino recorrido, por el equipo que me rodea y por todos los apoyos directos e indirectos que han llegado, incluso en medio de las dificultades. En esencia, no cambiaría nada, porque cada paso, incluso los más difíciles, me han acercado a este propósito, con más madurez, claridad y responsabilidad.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Mi mayor inspiración ha sido Dios, quien me ha dado la fuerza, la estrategia y la paciencia para seguir adelante. También me inspiran mi familia y las personas que, con pequeños actos de amor y resiliencia, hacen del mundo un lugar mejor. Admiro profundamente a quienes viven con coherencia, trabajan con propósito, valoran sus raíces y enfrentan los retos sin renunciar a sus principios, buscando siempre dejar una huella positiva.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Sí, hubo momentos difíciles. Emprender trajo incertidumbres, sacrificios y obstáculos que a veces parecían imposibles de superar. Sin embargo, en los momentos más duros encontré guía y renovación en Dios, recordando el propósito que me impulsó a empezar. Cada reto fortaleció mi carácter y reafirmó que MomotusNevi no es solo un proyecto, sino una misión con sentido, que vale la pena vivir, cuidar y compartir.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
En este momento no hago parte de una comunidad formal de emprendedores. Sin embargo, formo parte de una comunidad de fe, familia y equipo que me sostiene en este camino. Cada gesto, tanto positivo como negativo, nos impulsa a crecer, a mejorar y a seguir adelante, con la mirada puesta en cumplir las metas trazadas y en seguir creyendo en la construcción de este sueño.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Estoy convencido de que lo que estamos construyendo trasciende más allá de un producto. No se trata solo de caldos naturales y prácticos; se trata de rescatar nuestras raíces, honrar los legados ancestrales, valorar lo que somos, reconectarnos con la familia, la tradición, el esfuerzo y la esperanza. Cada mensaje que incluimos, cada receta que rescatamos, cada gesto de respeto por nuestra tierra y nuestra gente es una semilla que siembra conciencia y gratitud.
Creo que este proyecto puede impactar a nuevas generaciones, recordándoles que nuestras raíces son fuente de fuerza, que la tradición no es algo del pasado, sino un puente vivo hacia el futuro. Si logramos inspirar a otros a valorar su historia, a alimentarse mejor, a cuidar el planeta y a no perder la fe, sabremos que verdaderamente hemos trascendido.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento?
En 10 años me imagino siguiendo el mismo propósito que dio origen a mi emprendimiento: nutrir el cuerpo y el alma de las personas. Visualizo una marca que ha crecido en impacto, expandiéndose por Colombia y Latinoamérica, llevando nuestras raíces y mensajes de esperanza a más hogares.
Veo a MomotusNevi como un referente de alimentación consciente, amor por lo natural, y resiliencia emocional, manteniéndose fiel a su esencia mientras evoluciona para generar empleo, apoyar al agro y servir de inspiración. Siempre guiados por Dios y trabajando con un equipo aún más grande y comprometido.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Mi familia, al igual que mis amigos, han sido un pilar fundamental en este camino. Su apoyo, sus palabras de ánimo, su paciencia en los momentos más duros y su fe en el propósito de MomotusNevi me han sostenido en los días buenos y, sobre todo, en los días difíciles. Cada gesto y momento de compañía, ha sido gasolina para seguir adelante. Cada logro es algo que se ha construido en conjunto. Ellos han celebrado mis pequeños avances y han sido un soporte firme en los momentos de prueba.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
La verdad, nadie creía que esto fuera posible… y mira dónde estamos hoy. Por eso, sí, ayudaría a otros emprendedores sin dudarlo. Porque sé lo que es empezar desde cero, con más preguntas que respuestas, con incertidumbre, pero también con una convicción profunda en el corazón.
Creo firmemente que cuando uno ha recibido apoyo de Dios, de la familia, del equipo, de la vida misma, tiene la responsabilidad de compartir lo aprendido. Me encantaría inspirar a otros a que crean en sus ideas, en sus raíces, en sus propósitos, y a que entiendan que incluso desde lo pequeño se puede construir algo que trascienda.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
El equipo ha sido clave en la construcción de MomotusNevi. Aunque el proyecto nació desde lo personal, nada de lo que existe hoy sería posible sin las personas que se sumaron con su talento y compromiso. Desde operarias detallistas hasta una ingeniera de alimentos, un chef, una diseñadora, el equipo de medios, calidad, administración y soporte legal, todos han aportado algo único. Incluso quienes trabajan tras bambalinas han sido fundamentales. Más que colaboradores, son compañeros de propósito que sienten este proyecto como una misión, no solo como un trabajo.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Creo que mi sello personal es haber creído cuando nadie más lo hizo, y haber perseverado desde la fe, el corazón y la convicción. Me diferencia el propósito que me mueve, no hago esto solo por vender un producto, sino por llevar un mensaje, rescatar lo que somos, y alimentar no solo el cuerpo, sino también el alma y el espíritu de las personas.
Me guía una visión donde lo humano está por encima de lo comercial, donde la tradición se convierte en puente al futuro, y donde cada decisión se toma con propósito, con amor y con la certeza de que Dios está al frente de este camino. Ese es mi sello: liderar con sentido, construir con valores y hacer empresa con el alma
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
He aprendido que los sueños no se cumplen, se construyen con ideas, con fe, trabajo, con disciplina, perseverancia, gratitud y humildad.
El camino nunca es fácil, pero Dios siempre pone lo necesario, personas, oportunidades, incluso obstáculos para enseñarnos, formarnos y hacernos más fuertes.
Aprendí a confiar en el proceso, incluso cuando no entendía los tiempos. A valorar lo pequeño, lo lento, lo invisible. A agradecer cada paso, incluso los más duros, porque me han acercado más al propósito. Y, sobre todo, he aprendido que cuando uno hace las cosas con amor, verdad y sentido, sí es posible transformar una idea en una misión que toca corazones y trasciende nuestras vidas.
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