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“¿Sabías que la lencería puede ser una forma de conocerte mejor? En Kuwai, creamos lencería que te ayuda a explorar y a sentirte más segura con quién eres. Diseñamos y creamos todo aquí en Colombia, pensando en chicas que quieren conectar con su propia energía y confianza. Actualmente, tenemos 10 colaboradores directos y indirectos, contamos con una tienda física en Sincelejo, hacemos envíos nacionales e internacionales y ya más de 15.000 colombianas han comprado nuestras prendas".
Con este resumen de marca, invitamos a Delsi Sierra a contar su historia en nuestra entrevista de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos. Así es como ha recorrido el camino de crear empresa en Colombia.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
30 años, Derecho. Actualmente estudio sexología.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Todo comenzó en Sincelejo en 2017, cuando huí de Venezuela en busca de un nuevo comienzo. Allí conocí a mi esposo, otro venezolano, y en medio de nuestra historia de amor, decidimos buscar lencería delicada y sensual. Después de recorrer Sincelejo y no encontrar lo que queríamos, dimos con algunas opciones en un sex shop, pero no cumplían nuestras expectativas. Fue entonces que decidimos comprar en línea, pero la espera nos hizo reflexionar sobre el vacío en el mercado local. Así nació Kuwai: no solo una tienda de lencería, sino una marca que celebra la feminidad, la diversidad de cuerpos y la autoestima, con el objetivo de hacer a mujeres y parejas más felices.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Lo primero que hice fue investigar si realmente existía una demanda de lencería en Sincelejo. Para ello, compré conjuntos a varios talleres de confección, lo que nos permitió desarrollar nuestro producto mínimo viable. Después, comenzamos a generar contenido en redes sociales, ajustando y probando diferentes enfoques. Con constancia y esfuerzo, la marca comenzó a ganar tracción.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para empezar? ¿Cómo la pagué?
Comencé con $200.000 que había traído de Venezuela. Fue una gran apuesta, pero era el riesgo que tenía que tomar. No tenía muchas otras opciones.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento?
El feedback diario de nuestras clientas es nuestra mejor guía y nos confirma que estamos logrando algo significativo. Al principio, nos enfrentamos a la frustración de no encontrar lencería que conectara con nuestra energía femenina y fuera a la vez delicada. Hoy, estamos transformando esa búsqueda frustrante en una herramienta de autoestima y conexión. Nuestra misión es clara: hacer más felices a mujeres y parejas, y los mensajes que recibimos nos aseguran que estamos en el camino correcto.
6. ¿Soy feliz?
Emprender es una montaña rusa de emociones. No todo es color de rosa; sin embargo, los instantes de alegría son mayores. Poder hacer a diario lo que te apasiona no tiene precio. Así que, a pesar de todo lo que conlleva emprender, puedo decir que sí.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
Esa es una pregunta interesante. Le tengo un cariño inmenso a mi empresa; toda mi energía está enfocada en verla crecer y cumplir su misión cada día. Sin embargo, uno de los grandes aprendizajes que he adquirido como emprendedora es que los negocios deben evolucionar y escalar para sobrevivir y maximizar su impacto.
Si en el camino surgiera una oportunidad de compra que pudiera acelerar ese crecimiento de manera exponencial, siempre y cuando respete los valores y la esencia de lo que hemos construido, y tenga una valoración justa, la consideraría seriamente. Para muchos emprendedores, nuestra empresa es un proyecto de vida, por lo que tendemos a aferrarnos a ella. No obstante, es importante recordar que las empresas no son fundaciones sin fines de lucro, y el componente económico debe ser evaluado con un enfoque pragmático y una mente clara.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Es increíblemente duro, no hay otra manera de describirlo. Emprender siempre es un desafío gigante, y hacerlo en un país nuevo añade una capa extra de complejidad. No solo tienes que aprender a montar y gestionar un negocio, sino también entender la cultura local, el mercado, las regulaciones y construir una red de apoyo desde cero. Todo esto implica poner a KUWAI por delante muchas veces. Significa reinvertir constantemente, sacrificar tiempo personal, horas de sueño y vivir con incertidumbre. Es una entrega casi total, especialmente al principio, cuando estás construyendo algo desde cero.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Creo que el ‘sueño’ siempre está en constante evolución. Lograr que Kuwai exista y cuente con clientas felices que nos envían mensajes tan increíbles ya es un logro maravilloso y una parte fundamental del sueño inicial. Sin embargo, nuestra visión ha crecido. Aún no hemos llegado al lugar al que queremos llegar. Aspiramos a que la filosofía y calidad de KUWAI sean reconocidas en toda América. Nos falta consolidar nuestra presencia a nivel nacional, explorar mercados internacionales, fortalecer nuestro equipo... El camino es largo, pero cada paso nos acerca a esa visión más amplia. Requiere mucho trabajo, sí, pero estamos completamente comprometidos.
Y estoy segura de que, al alcanzar lo que nos falta, no estaremos cumpliendo el sueño en su totalidad, porque seguirán apareciendo nuevos niveles en este juego infinito.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Ahora viene la etapa de profundizar y expandir nuestro impacto. Nuestro enfoque inmediato está en la innovación constante, siempre alineados con nuestra misión central. Vamos a desarrollar y lanzar nuevos productos y quizás servicios diseñados específicamente para enriquecer el bienestar íntimo, la confianza y la conexión de las mujeres y las parejas.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, absolutamente. La marca fue diseñada con la escalabilidad en mente. Nuestro modelo de negocio, basado en el e-commerce, nos permite llegar a clientes más allá de nuestra ubicación física. Además, hemos trabajado en construir una marca sólida con un mensaje universal. Sumado a esto, las facilidades del comercio internacional y los servicios logísticos y de fulfillment nos brindan una fórmula potente para expandirnos a muchos otros países.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí. Más que preocuparnos por si el socio o inversor es un ‘desconocido’ o no, lo crucial es que sea un aliado estratégico adecuado. Evaluaremos cualquier propuesta, pero sin duda las que sean meramente económicas no serían las más atractivas. Lo que buscamos son aquellas que cumplan con tres factores clave:
Alineación profunda con los valores y la misión de la marca, algo fundamental e innegociable.
Visión compartida sobre el futuro de la marca, su potencial y el valor añadido que puede aportar.
Si encontramos a alguien que cumpla con estos criterios, definitivamente estaríamos dispuestos a sumarlo al proyecto para acelerar nuestro crecimiento.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
He aprendido a ser cautelosa con el exceso de confianza que a veces acompaña al éxito. Por eso, lo que definitivamente no volvería a hacer es tomar atajos en el análisis o ignorar las opiniones de mi equipo o mentores al tomar decisiones importantes, aunque todo parezca ir bien. Esas decisiones apresuradas pueden conducir a errores costosos. “Rodearte de personas excepcionales y escuchar activamente es crucial para minimizar riesgos, especialmente cuando la tentación de ‘saberlo todo’ es más fuerte”. Cuando realmente internalicé esta frase, todo mejoró significativamente.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Ver el impacto directo que nuestros productos tienen en las emociones y relaciones de nuestras clientas me motivó a querer replicar esa experiencia para muchas otras mujeres. Todo lo que hacemos está orientado a superar sus expectativas. Aunque no seguimos un referente específico, nos inspiramos en mujeres líderes, seguras de sí mismas y con una poderosa energía femenina en diversos ámbitos.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Justo antes de la pandemia, Kuwai estaba en pleno crecimiento, con la tienda física en Sincelejo y ventas a través de redes sociales. Aún no vivíamos solo de esto; constantemente inyectábamos capital y no retirábamos utilidades, porque era nuestro bebé. Otros pequeños negocios nos proporcionaban el sustento mientras trabajábamos en el e-commerce. Cuando decretaron el confinamiento, como muchos, subestimamos completamente la situación... pensábamos que solo serían 15 días. La realidad fue brutal: esos otros negocios colapsaron por completo, y nos enfrentamos a una quiebra real. La situación era desesperante.
En ese momento tan oscuro, la tentación de “tirar la toalla” fue muy fuerte. Sentíamos que habíamos fracasado. Pero, en lugar de rendirnos, decidimos hacer una apuesta final: canalizar toda nuestra energía y los pocos recursos que quedaban en acelerar el lanzamiento del e-commerce. Fue nuestra única tabla de salvación. Esa crisis, aunque estuvo a punto de destruirnos, nos obligó a enfocarnos 100 % en el canal digital y nos enseñó una resiliencia que no sabíamos que teníamos. Sobrevivimos, y la marca salió fortalecida gracias a esa adaptación forzada.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Aunque aún no formo parte de una comunidad formal de emprendimiento, reconozco su enorme valor y estoy en búsqueda activa de una. Mientras tanto, me enfoco en construir y nutrir mi propia red de apoyo. Busco rodearme conscientemente de personas que considero excepcionales: otros emprendedores, mentores informales y profesionales de distintas áreas, con quienes puedo compartir experiencias y aprender.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, creo firmemente que sí. Nosotros buscamos ir más allá de la prenda. Tratamos de fomentar la confianza, la conexión y el bienestar íntimo. Eso es algo que necesitamos nosotras y las próximas generaciones.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
En 10 años, me veo liderando una marca consolidada y querida, referente en América Latina y con una fuerte presencia internacional. Más que un ‘conglomerado’, la imagino como un ecosistema de productos y experiencias centradas en potenciar la confianza, el bienestar íntimo y la autoexpresión de la mujer moderna.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
La verdad es que estar físicamente lejos de mi familia y amigos más cercanos en Venezuela ha sido emocionalmente muy duro, pero también ha tenido un efecto secundario positivo: me permitió una inmersión casi total en la marca durante las etapas más críticas. Al tener menos compromisos sociales al principio, pude dedicarle más tiempo y energía, algo que probablemente habría sido más difícil en otro contexto.
Mi esposo ha sido mi pilar, mi familia y mi socio en esta aventura. Así que diría que jugaron un papel complejo: la distancia facilitó una dedicación extrema, pero el apoyo emocional, tanto cercano como lejano, ha sido vital.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
No estoy completamente segura de si ya lo hemos logrado, pero lo que sí sé es que estamos creando espacios para que todos los emprendedores que lo deseen puedan formar parte de nuestra red y crecer juntos.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Las empresas se construyen gracias al trabajo de muchas personas. Aunque yo sea la cara visible, lo cierto es que todo lo que hemos logrado es el resultado del esfuerzo y la creatividad de nuestro equipo. Actualmente, generamos 10 empleos directos y aproximadamente 30 indirectos.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Mi sello radica, quizás, en esa combinación única de sensibilidad para entender la parte emocional e íntima que representa la lencería, con la visión y el pragmatismo necesarios para construir una marca sólida que responda a esas necesidades. Nos diferenciamos por esa visión integral: cuidamos el detalle emocional y estético, sin perder el foco en ofrecer soluciones reales y de calidad.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
La lección más grande que he aprendido es que emprender es un viaje sin fin, no una carrera con una meta final. Es un juego continuo. Y precisamente por eso, otro aprendizaje clave ha sido la importancia de la humildad y de mantener siempre una actitud de ‘modo aprendizaje’.
Justo cuando crees que dominas una parte del juego, las reglas cambian, el mercado evoluciona y surgen nuevos desafíos. Así que he aprendido a abrazar ese aprendizaje constante, a no creer que ‘ya lo sé todo’, porque en este juego, que dura toda la vida, siempre hay algo nuevo que aprender para seguir adelante.
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