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Ellas tienen un negocio de mermeladas naturales hechas con frutas colombianas

Distribuyen en más de 30 puntos de venta en 10 ciudades de Colombia y desde 2022 tienen presencia en 10 ciudades de Italia.

Tatiana Gómez Fuentes
08 de agosto de 2023 - 08:20 p. m.
Ella son Matilde y Sara Cárdenas, las hermanas detrás de DeMuerteLenta.
Ella son Matilde y Sara Cárdenas, las hermanas detrás de DeMuerteLenta.
Foto: Cortesía

“En DeMuerteLenta queremos que nuestros clientes sientan el sabor real de las frutas colombianas en cada bocado, para conservarlo cocinamos nuestras mermeladas de forma natural y artesanal con los mejores estándares de calidad y las recetas únicas que nos caracterizan. No tenemos maquinaria de procesamiento industrial, y a pesar del volumen que somos capaces de producir, cuidamos el antes, durante y después de cada frasco de mermelada. Por eso siempre ha permanecido la esencia artesanal en todos los procesos de producción y el resultado es una mermelada deliciosa, hecha como en casa: con amor.

Hoy en día le damos empleo a 6 mujeres en la parte operativa, tenemos 20 sabores de mermelada y para su producción le compramos fruta a 8 familias y organizaciones de campesinos (siempre estamos en búsqueda de proveedores para eliminar intermediarios). Distribuimos en más de 30 puntos de venta en 10 ciudades de Colombia y desde 2022 estamos en 10 ciudades de Italia. En 2022 tuvimos ventas de casi 400 millones de pesos y para junio de este año registramos más de 250 millones en ventas”. Su historia, completa, contada por uno de sus protagonistas, aparece en nuestra sección de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos:

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Sara Cárdenas, 36 años, Diseño Industrial

Matilde Cárdenas, 33 años, Diseño Gráfico

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Nuestra idea surgió porque nos dimos cuenta de que en Colombia no se estaban aprovechando la variedad de frutas que tenemos en la producción de mermeladas. Comenzamos muy lento en 2011 haciendo todo en nuestra casa mientras las dos terminábamos nuestras carreras, en 2014 sacamos el registro Invima en un local pequeño y nos formalizamos como empresa en 2017.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Fue un proceso muy lento porque ninguna de las dos tenía formación en administración, cocina o ingeniería de alimentos. Solo teníamos las ganas de hacer un producto que fuera muy rico y aplicamos nuestras carreras para que las presentaciones fueran muy lindas y diferentes. Todo lo hemos ido aprendiendo poco a poco con el trabajo y en el día a día. Sinceramente, al comienzo nunca nos imaginamos la posibilidad de exportar nuestros productos.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Comenzamos con $40.000 comprando algunas frutas en la plaza, azúcar y frascos. Luego comenzamos a cocinar y a venderle a amigos y familia, cuando vimos que a la gente le gustaba lo que hacíamos, decidimos crear la marca y con las ventas invertimos en más materia prima y los primeros stickers y cajas. Así funcionamos los primeros años y cuando llegó la hora de sacar el Invima una tía nos prestó plata para esa inversión.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Estamos logrando lo que nunca imaginamos. Llegar al mercado internacional y poder mostrar las frutas de Colombia en el extranjero es increíble. Desde el año pasado que comenzamos a exportar, vemos la posibilidad de cambiar el concepto que se tiene de Colombia en el exterior y que vean a nuestro país también como una potencia en biodiversidad y gastronomía.

6. ¿Soy feliz?

Sí, aunque ha sido difícil el proceso de emprender (sobre todo por la pandemia), nos sentimos muy orgullosas de lo que hemos logrado y aprendido. Este proyecto además ha cambiado mucho nuestra relación como hermanas y hemos conocido mucha gente maravillosa gracias a él.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

Estamos disfrutando del presente sin pensar mucho en lo que pueda pasar a largo plazo, por eso no nos atrevemos a decir un sí o un no rotundo. Lo único que sabemos es todo el esfuerzo que hemos hecho para levantar este proyecto. Sobrevivir a la pandemia fue un proceso donde dejamos el alma (no solo nosotras dos, sino nuestras colaboradoras), así que si algún día llega el momento de tomar esa decisión tendremos que evaluar qué pasaría con nuestra marca y las personas que han trabajado por sacarla adelante y de qué manera podríamos seguir vinculadas al proyecto.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Aunque nuestro producto es muy sencillo y fácil de preparar, el camino no ha sido nada fácil. Nos ha tocado lidiar con muchas cosas que a veces parecen absurdas. Los procesos con el Invima son difíciles y no es clara la información, los clientes que no pagan a tiempo o un par que nunca pagaron y se desaparecieron, conseguir gente que quiera trabajar y hacer las cosas con ganas y con cariño no es tan fácil como uno se lo imagina. Hay que tener mucha tolerancia a la frustración, mucha perseverancia y nunca dejar de tocar puertas, así haya temporadas en las que ninguna puerta se abre.

9 ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Hemos cumplido varios sueños pequeños y cada vez nos trazamos metas más altas. Nuestro proyecto empezó sin un gran sueño específico que quisiéramos cumplir, así que realmente nos falta todo lo que no se nos ha pasado por la cabeza.

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10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Queremos enfocar nuestros esfuerzos en abrir nuestro camino en mercados internacionales. Las mermeladas son un producto que se consume muchísimo en países como Estados Unidos, Francia, Alemania, España, en general toda Europa y Suramérica, así que no descartamos la posibilidad de llegar a Asia y Australia, todo esto sin perder de vista Colombia. Queremos estar cada vez más cerca a nuestros clientes y trabajamos todos los días en buscar nuevos lugares que quieran distribuir.

Además, estamos trabajando en dos líneas de producto adicionales para expandir nuestro portafolio y todos los años sacamos nuevos sabores de mermelada.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Sí, ese fue uno de los aprendizajes más importantes que hemos tenido. En 2017, 2018 y 2019 vendimos nuestros productos en PriceSmart en temporada navideña y las cantidades eran irrisorias para lo que estábamos acostumbradas a producir. Con ese proceso aprendimos a escalar la producción artesanal basada en la mano de obra sin tener que acudir a maquinaria industrial. Creamos sistemas para programar la producción que hoy en día utilizamos en el día a día y nos da la tranquilidad de poder comprometernos con pedidos grandes de regalos corporativos y clientes más grandes sin ningún problema.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Solo lo haríamos si esa persona tiene algo que aportar a nuestra empresa más allá del dinero. Si una persona tiene experiencia y conocimiento en algo que nosotras, veamos que realmente puede aportar al crecimiento con trabajo mano a mano, si estaríamos dispuestas a vender acciones. Si la intención es solo dar plata y sentarse a esperar los dividendos, preferimos pedir prestada la plata y seguir nosotras solas.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

Meternos en un proyecto que implique mucho crecimiento e inversión sin firmar un contrato que lo respalde y lo asegure en el tiempo. Los emprendedores solemos ser muy impulsivos y aceptamos las cosas a veces pensando “después vemos cómo hacemos” y este es un error gravísimo. Aunque a veces uno corre con suerte y sale todo bien, es mejor parar, pensar las cosas con más claridad, asesorarse y construir un contrato que comprometa a la otra persona de alguna forma que equilibre las cargas.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

La historia de las mermeladas francesas Bonne Maman siempre ha sido un gran referente para nuestro producto en específico. A lo largo de los años hemos conocido cocineros colombianos que salen de su cocina y nos han inspirado sobre todo a aprovechar el producto nacional y la riqueza de nuestro país. El trabajo que hacen en el restaurante Mini Mal y Selva Nevada es un gran ejemplo de investigación y cooperación con comunidades y campesinos en diferentes territorios.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

¡Miles de veces! Hemos tenido muchos pequeños fracasos y sobre todo al comienzo fue muy difícil para nuestra relación de hermanas (piensen muy bien con quién se asocian). Hoy en día cada vez nos tomamos los fracasos simplemente como un paso más que toca dar y precisamente gracias a eso la pandemia fue uno de esos momentos en los que tirar la toalla no era una opción. Cuando tienes personas y familias que dependen de las decisiones que tú tomas en el día a día, el objetivo se convierte en no defraudarlos y los fracasos son solo tropiezos en el camino. Toca ver si tienen alguna solución y tratar de dejarlos atrás.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

No hacemos parte de ninguna organización formal, pero sin duda tenemos una comunidad en la que nos apoyamos siempre. Hemos conocido muchos emprendimientos y personas en ferias que ahora son muy amigos con los que estamos en contacto constantemente para ayudarnos y apoyarnos entre todos.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Nos encantaría que nuestro trabajo impacte a nuevas generaciones, sobre todo en la forma de hacer empresa. Nuestra intención desde el principio siempre ha sido crear empresa con responsabilidad social y ambiental. Siempre estamos buscando maneras de aportar a este fin desde cada una de las acciones que hacemos. Desde el proceso de selección de las mujeres que trabajan con nosotras, el diseño y desarrollo de empaques, la compra de materias primas a los campesinos, hasta el manejo de residuos y el fomento de buenas prácticas ambientales en el hogar por medio de nuestras redes sociales.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Nos encantaría estar a la par con las empresas grandes de mermeladas del mundo. Que en todo el mundo conozcan las frutas colombianas y de esta manera podamos apoyar al agro y darle más valor al trabajo del campo en Colombia.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

¡Importantísimo! Nuestra familia ha sido clave en todo el proceso. Nuestra mamá nos ayudó desde la concepción de la idea original, nos enseñó a cocinar las mermeladas, nos dio la mano con el desarrollo de las recetas y con los costos de todo. Ella, junto a nuestro hermano, un par de tías y hasta con nuestros novios nos han prestado plata para invertir en repetidas ocasiones y sin duda es un gran empujón cuando uno no tiene como sustentar ganancias frente a un banco.

Lo más importante es el apoyo. Familia y amigos han estado ahí desde el comienzo probando las recetas, comprando los productos, recomendándole a sus amigos y conocidos, apoyando en redes sociales, felicitando y dando fuerza. Todos han sido claves y estamos muy agradecidas con el círculo de gente que nos rodea.

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20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Lo hemos hecho y siempre lo haremos. Nuestras puertas están abiertas para dar consejos, enseñar, guiar y ayudar en todo lo que podamos.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

La gente que ha trabajado con nosotras ha sido clave en todo el proceso. Sin duda, encontrar un buen equipo en el que uno confíe y pueda enfocarse en otras cosas para crecer, es lo más difícil e importante en un proyecto así. Hoy en día trabajamos con seis mujeres: Astrith, Sandra, Sonia, Ana, Marolis y Nini. Ellas son las encargadas de la producción y el empaque de los productos y el amor y cuidado con el que lo hacen es lo que nos ha permitido mantener la calidad de nuestros productos y nos ha llevado a conquistar los paladares italianos.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Los empaques y el diseño de nuestras presentaciones son nuestro mayor diferencial. Logramos sacar las mermeladas de la despensa y convertirlas en un regalo lindo y delicioso para dar. Tenemos muchas presentaciones de todos los precios y por eso hemos posicionado nuestra marca en contextos diferentes como regalos corporativos, tiendas de regalos y museos, etc. Es la forma como las dos aplicamos nuestras profesiones y hemos logrado que esto haga la diferencia.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

Que uno se puede abrir un camino en donde sea, así no tenga experiencia ni sea el mayor experto en algo. Lo que siempre le decimos a la gente que quiere emprender: hay que comenzar de una, no esperar a tener un plan enorme de negocios redactado porque comienzan las dudas y los peros para todo y las cosas dejan de fluir. Todo se puede aprender y más en esta era digital donde la información está a la mano.

Nosotras hemos aprendido de contabilidad, derecho y hasta de ingeniería química que jamás hubiéramos imaginado saber. Y si uno no lo puede aprender, o no lo puede hacer, el negocio debe funcionar para contratar a alguien que lo haga.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻‍💻 🤓📚

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