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Una empresa de lencería que tiene como fórmula de éxito la inclusión social

Ángela Escobar y Pablo Tobón son dos empresarios que con vocación innovadora y talento exportador, conquistaron el mercado norteamericano, y el de 60 países más incluyendo Rusia, China y Japón, con su marca de lencería y trajes de baño.

27 de enero de 2022 - 07:00 p. m.
Pablo Tobón y Ángela Escobar crearon un negocio que tiene como base un concepto de belleza inclusiva sin límites de edad, raza, talla o identidad sexual.
Pablo Tobón y Ángela Escobar crearon un negocio que tiene como base un concepto de belleza inclusiva sin límites de edad, raza, talla o identidad sexual.
Foto: Cortesía Mapalé
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“Somos una empresa de corazón colombiano, mente americana y piel europea. Nuestra filosofía es la inclusión, la diversidad, la adaptabilidad, el trabajo en equipo, y la sostenibilidad. Nuestra razón de ser es la mujer de cualquier edad, color, talla o identidad sexual; una mujer que sabe vivir la vida y se atreve a ser diferente. Queremos que cuando ellas adquieran nuestra ropa se sientan libres y empoderadas porque saben que no sólo compraron una prenda sino también una emoción”, así lo van narrando Pablo Tobón y Angela Escobar, los empresarios que le dieron vida a Mapalé.

En 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos, hablamos con ellos y nos contaron los objetivos que se trazaron desde que lanzaron su idea de negocio al mercado y cómo estos se convirtieron en el verdadero trampolín para exportar su marca.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Pablo, 43 años, Negocios Internacionales

Ángela, 43 años, Administración de Empresas con un Master en Negocios Internacionales

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Siempre tuvimos el sueño de emprender juntos y exportar lencería a Estados Unidos. Cuando nos casamos, decidimos trabajar desde la casa, después la empresa empezó a despegar e iniciamos asistiendo a ferias, conseguimos vendedores y distribuidores internacionales siempre con un enfoque exportador para abrir otros mercados.

Creamos una empresa que quiere satisfacer las necesidades de las mujeres en las diferentes etapas de su día. Elaboramos lencería, vestidos de baño y pijamas; pero más allá de las prendas, creamos confianza, ilusión y sueños… queríamos vender la idea que la belleza y la sensualidad no eran un asunto de tallas o de edad.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Con disciplina y trabajo, descubriendo nuestras fortalezas para maximizarlas y reconociendo nuestras debilidades para superarlas, rodeándonos de un equipo humano muy valioso con liderazgo, y sin miedo a los retos… ellos nos ayudan a seguir creciendo.

También nos tocó aprender rápido el proceso de exportación hacia Estados Unidos, además entender la cultura de calidad, porque no sólo estamos vendiendo un producto, sino también una experiencia de vida y libertad.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Préstamos familiares y bancarios que todavía seguimos pagando. Los préstamos son un apoyo definitivo para continuar creciendo.

El capital es fundamental y gracias a que las instituciones financieras creyeron en nosotros, lo pudimos hacer realidad. Los préstamos crecen con el tiempo, pero eso hace parte de la estructura del negocio.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Estamos tocando corazones al llevar un producto “Made in Colombia” a más de 60 países, a consumidores de culturas distintas, que se sienten empoderados cuando lo usan.

Estamos rompiendo barreras: para nosotros son importantes iniciativas como la inclusión, la sostenibilidad y la diversidad; es algo muy evidente cuando miras el mercadeo de Mapalé y ves las prendas en mujeres altas, bajitas, talla 2, talla 14; diferentes colores de piel, diferentes géneros y diferentes edades.

Nosotros apoyamos la inclusión social como motor de innovación en el emprendimiento, estimulando el respeto a la diversidad como filosofía de marca.

6. ¿Soy feliz?

En pocas palabras… mucho. Somos felices, porque nos despertamos todos los días a hacer lo que amamos, con un equipo humano que cree y comparte nuestros sueños.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No lo venderíamos. En este momento nos hace feliz lo que hacemos y no lo cambiaríamos por nada.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Requirió mucho esfuerzo y disciplina, pero todo eso yo lo he disfrutado, para mí el estrés es una máquina de energía, funciono mejor y me vuelvo más creativa. Mapalé es lo que es, porque somos dos personas unidas por la misma causa. Yo disfruto cada día porque Pablo está ahí, siempre presente en mi vida y en mi trabajo. Estoy segura que si no estuviéramos juntos no lo habríamos logrado.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Los sueños nunca se terminan de cumplir, hemos logrado muchos, pero todavía quedan demasiados por realizar. Me encantaría transcender con la gente que está a nuestro alrededor, apoyar ciertas iniciativas de la sociedad. Ser más sostenibles, conectar más con la comunidad.

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10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Seguir creciendo y tocando corazones en todos los continentes. Tenemos muchas expectativas y queremos seguir llevando el mensaje de moda y libertad de Mapalé al mundo entero.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Claro que sí. Eso es lo que hacemos como marca: crear nuevos productos y nuevas estrategias para crecer en el mercado internacional con creatividad y respeto a la diversidad.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

No recibiríamos inversión de desconocidos, ni cederíamos parte de la empresa.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No cambiaría nada. De todo hemos aprendido; todas las experiencias nos han dejado enseñanzas y las valoro mucho.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Mi familia. Vengo de una familia emprendedora, ellos me dieron esa lección de vida del “sí se puede”. Nunca creí que nuestra empresa era imposible, porque toda la gente que me rodeaba había luchado siempre por sus sueños. Todavía hoy, cada que tenemos una pregunta importante, llamamos a nuestros padres para saber que opinan.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Hemos tenido, retos, dificultades y transformaciones, pero yo no siento que hayamos fracasado en ningún momento.

Tirar la toalla… nunca; todo lo contrario, a mí los problemas y los retos me inspiran.

16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

No, nuestra comunidad es nuestra familia y nuestro equipo de trabajo; toda esta gente que ha puesto su granito de arena para ayudarnos a construir la historia y la trayectoria de la marca. Todos son importantes; desde los proveedores hasta los consumidores de Mapalé.

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17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Ese es nuestro objetivo básico: la responsabilidad social y la sostenibilidad, pero también queremos ser abanderados de iniciativas como el respeto a los diferencias sociales, raciales o sexuales. Queremos asegurarnos que nuestro equipo sea diverso, que seamos cada vez más inclusivos, que empecemos a descubrir que la belleza y la sensualidad no tienen edad, tamaño ni color… queremos romper esas barreras que la sociedad nos impuso hace tiempo.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Creciendo, inspirando y cruzando fronteras con un ambiente lleno de paz, evolución y sostenibilidad.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Apoyo incondicional en todos los aspectos, sin ellos no lo hubiéramos logrado.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Claro que sí, lo hacemos día a día, cuando recibimos llamadas y mensajes de nuevos emprendedores que quieren saber cómo desarrollamos nuestro proceso, cómo creamos productos, cómo establecimos conexiones y entramos a mercados internacionales. La comunicación siempre está ahí y nosotros estamos abiertos y receptivos.

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21. ¿Qué papel jugó mi equipo?

Fundamental… no seríamos lo que somos sin el batallón que está apoyando cada proceso creativo. Los que están y los que han estado… todos han dejado un ladrillo para construir esta escalera que nos lleva a alcanzar nuestro sueño.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

La pasión y la convicción. Además el hecho de que somos una pareja de esposos trabajando juntos con el respeto necesario para aprender las enseñanzas mutuas, para escucharnos y valorar lo que cada uno tiene para dar.

Nos diferenciamos porque estamos convencidos que el éxito de la innovación está en la inclusión, en la diversidad y el respeto a la mujer más allá de su edad, medidas o color. Más que prendas, nosotros vendemos emociones y vivencias que marcan diferencia y recordación.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

Que cuando te propones algo en la vida, si tienes la disciplina, la claridad, el enfoque, la resiliencia y la capacidad de trabajo, seguramente serás capaz de lograrlo.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).

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ILBA(73388)27 de enero de 2022 - 09:34 p. m.
Si inclusión social es hacer lencería en las mismas tallas que fabrican todas las empresas, no veo que de innovador tenga esta empresa, y además en las fotos no veo modelos gordas, es simplemente otra empresa mas, sin valor agregado.
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