Una plataforma digital para automatizar procedimientos estéticos

Camilo Fernández y Adriana Barreneche son esposos y estructuraron un negocio tecnológico que le da la posibilidad a sus pacientes de acceder a la oferta del sector estético, a través de geolocalización, venta, agendamiento, telemedicina e historias clínicas. Todo en línea para beneficiarlos desde cualquier parte del país.

19 de octubre de 2021 - 11:00 a. m.
Creadores del emprendimiento Promoestética.
Creadores del emprendimiento Promoestética.
Foto: Cortesía

“Nuestro propósito es que la estética sea asequible para todo el mundo. La estética va más allá de la apariencia física, tiene que ver con lo que te hace sentir empoderado, seguro, confiado, en donde tu autoestima mejora día tras día y te hace sentir con más energía para cumplir tus metas en la vida”, así lo cuentan Camilo y Adriana, dos emprendedores que buscan democratizar el negocio de la estética en Colombia.

En 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos, hablan de cómo sobrellevaron emocionalmente momentos difíciles tratando de crear empresa, su fracaso con otros emprendimientos y el rol de su familia como motor para sacar adelante su idea de negocio.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Camilo Fernández, 36 años, Lingüística, una especialización en Gerencia de Proyectos y una Maestría en Administración.

Adriana Barreneche, 37 años, Veterinaria y Estética.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Hay que diferenciar la idea de la oportunidad. La oportunidad que encontramos en el sector de la estética eran los problemas derivados de la falta de digitalización, virtualización y automatización de los procesos en el negocio tradicional de los tratamientos estéticos. La idea era resolver esos problemas con una plataforma que reuniera la oferta del sector, tuviera geolocalización, venta, agendamiento, telemedicina, historias clínicas, todo en línea para uso de los pacientes. Primero hicimos varias interacciones fallidas con un sitio web y dos marcas que creamos llamadas AB y UVA, luego creamos una plataforma llamada Stylemap y fallamos nuevamente. Sin embargo, aprendimos de nuestros errores y creamos Promoestética en 2016.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Dejando de lado el aspecto de la financiación, que es fundamental y por el que también se puede enfocar tradicionalmente una respuesta a esta pregunta, elijo responderla diciendo que primero Promoestética es una historia de superación familiar. Tantos fallos y momentos duros solo se superan con habilidades blandas y no duras. Es decir, el cómo lo logramos no ha pasado por ser genios o muy talentosos en algo técnicamente hablando porque no lo somos, sino más bien años de apoyo emocional y unión familiar junto con mi esposa y nuestros hijos, en momentos en los que nadie creía en nuestra visión y no teníamos suficientes recursos propios para financiar esa visión.

Sobrellevar emocionalmente muchos momentos difíciles a lo largo de varios años, en mi opinión hace que sean las habilidades blandas y no las duras las que expliquen cómo logramos hacer que nuestro negocio funcionara.

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4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Para emprender un aspecto fundamental es la financiación y para eso lo ideal es tener una hoja de ruta trazada. Nosotros no la teníamos clara en ese momento y dado que aunque lo intentábamos, no sabíamos bien cómo levantar capital de inversión y a los que lográbamos llegar no creían en nosotros, entonces echábamos manos de deuda a título personal y de vender cualquier cosa que tuviéramos para financiar nuestra visión, porque lo único que tienes cuando emprendes es tu visión. Es a lo único que te abrazas.

Cómo lo estábamos financiando no lo sabía nadie, únicamente mi esposa, nuestro hijo mayor que estaba pequeño y yo. Posteriormente y hasta hoy, hemos usado lo que los gringos denominan bootstrapping, que no es otra cosa que reinvertir en su crecimiento todos los recursos que Promoestética generaba. Al principio, ese tipo de financiación únicamente nos permitió crecer progresivamente pero no aceleradamente, sin embargo, a finales del 2019 encontramos una manera más inteligente de financiar un crecimiento más acelerado, que era lo que finalmente buscábamos: fue así que en el 2020 y con una pandemia crecimos 300% en ventas.

Con esa misma tasa estamos creciendo este 2021 que vamos a cerrar, con casi 3.200.000.000 millones en ventas y esperamos aumentar esa tasa de crecimiento a 400% en el 2022, para cerrar con más de 12.000.000.000 millones. Emprender se aprende ejecutando, iterando, fallando, pivoteando y aprendiendo también cómo financias todo ese proceso.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Cumplir el propósito por el cual fue creado Promoestética. Nuestro propósito es que la estética sea para todo el mundo. Sea asequible a todas las personas. La estética va más allá de la apariencia física, tiene que ver con lo que te hace sentir empoderado, seguro, confiado, en donde tu autoestima mejora y te hace sentir con más energía para cumplir tus metas en la vida. Por eso la estética debe ser para todo el mundo. Hoy en día se ha puesto de moda la palabra “democratizar” en emprendimiento, nuestro emprendimiento está logrando democratizar la estética, pero aún estamos años luz de la visión que tenemos. Sin embargo, para allá vamos.

6. ¿Soy feliz?

Muchísimo. Pero no por el crecimiento acelerado de Promoestética en sí mismo sino porque esta materialización representa que estamos cumpliendo el propósito de que la estética sea para todo el mundo. El propósito de nuestra empresa es lo que le da sentido a nuestro trabajo diario. Y si encuentras lo que le da sentido a tu vida, entonces te sientes realizado y eres feliz.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

Si es para llevar la estética a más personas y hacerla más asequible, la respuesta es sí. Mejorar o escalar el propósito significa mejores y mayores beneficios para la sociedad. En caso contrario, la respuesta es no.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Muchísimo. Hay grados de dureza. Es duro en sí mismo emprender. Pero luego aprendes que si eliges un crecimiento progresivo no es tan duro como si eligieras crecer de manera acelerada. Esto último fue nuestra elección e implicó sacrificar más tiempo de vida. incluso el que le tienes que dar a tu familia. También significa sacrificar tiempo de tu propia vida, de descanso, de sueño, de diversión, de estudio, de ocio un domingo, de compartir con amigos, etc.

Entonces, nuestro mensaje para todos aquellos que quieran emprender es que es duro en sí mismo, y más aún si deseas cambiar una industria, un mercado, mejorar el mundo o escalar de manera acelerada. Existen 3 falsas expectativas que se deben desvirtuar de entrada para que no te desilusiones, ni te engañes a ti mismo: primero, no vas a ser tu propio jefe porque tendrás muchos otros jefes que te obligan a hacer cosas diariamente como: los inversionistas, el mercado, la competencia, las deudas, los proveedores, los problemas a solucionar, etc; segundo, no vas a tener más tiempo sino todo lo contrario, trabajarás hasta los domingos y festivos si quieres que las cosas funcionen; y tercero, no ganarás más dinero que en un empleo convencional sino mucho tiempo después, cuando ya hayas escalado lo suficiente, al principio ten la plena seguridad que tus ingresos vas a ser muy pocos, a menudo insuficientes.

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9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Lo estamos cumpliendo. Nuestro sueño es vivir cumpliendo un propósito. Lo único que nos hace falta es que nunca se nos acabe la energía para continuar trabajando en el aquí y el ahora, por esa visión que tenemos de que la estética esté presente en cada barrio, como una panadería o un salón de belleza, porque no es solo un asunto de belleza como se podría pensar a primera vista, la estética te empodera interiormente, te hace sentir mejor, más seguro de ti mismo para salir diariamente a trabajar y cumplir tus metas, además de trabajar en la autoestima, con todo un proceso de bienestar integral.

Por eso la estética deber ser asequible para todo el mundo y estar presente en todos lados. Debemos democratizar la estética así la palabra “democratizar”se esté convirtiendo en un cliché.

10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

El ser humano está hecho para avanzar, para progresar. Eso le da sentido a nuestra especie. Promoestética seguirá avanzando y progresando, en lo posible aceleradamente porque creemos en el impacto que el crecimiento acelerado puede generar, haciéndolo de manera responsable por supuesto, hasta que cumplamos el propósito de que la estética sea algo asequible para todos.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Si, estamos escalando a una tasa de 3x por año. Y creemos que todo aquel que quiera impactar el mundo o una gran parte de él, debe y puede hacer escalable su emprendimiento. E iré un poco más lejos en la respuesta, creo que debe escalar más acelerada que progresivamente. Eso es lo que actualmente estamos haciendo, evaluando formas de crecer a tasas mayores.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Nunca de un desconocido. Pero sí de una personas tan enamorada como nosotros del propósito de Promoestética, siempre y cuando su capital no solo financiero sino también inteligente nos ayude a llevar la empresa a niveles de escalabilidad mayores, con la responsabilidad que ello implica. Eso significaría impactar positivamente a más personas con nuestra misión.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No me gustan los remordimientos. Las decisiones muchas veces no son perfectas. Lo que uno hizo, lo hizo porque creyó que era lo mejor en su momento. Cada momento trae consigo nuevas y mejores decisiones, porque se basan en mejor información y conocimiento, producto de la experiencia y los experimentos. Hoy en día intento no cometer los mismos errores que cometimos el día anterior, pero los acepto como parte de la vida. Así que solo pienso en lo que no volvería a hacer cuando voy a tomar una decisión particular, repaso las lecciones aprendidas de los fallos anteriores que guardan relación con la decisión que vamos a tomar.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

De niño me conmovió muchísimo la pobreza o la escasez de cosas que consideraba básicas, no lo aceptaba. Me costaba trabajo. Eso fue un motor importante para querer aprender y posteriormente emprender. Me gusta seguir a personas reales que trabajan diariamente por cambiar el mundo. Eso me inspira.

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15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Fracasos hemos tenido muchos. Pero cada fracaso es simplemente el fin de un ciclo y el comienzo de un nuevo pivoteo, así lo vemos. Antes de Promoestética creamos otros emprendimientos que tuvimos que cerrar, porque no funcionaron por diferentes razones. ¿Dolió? Claro, pero el dolor es parte de la vida y hay que aprender a aceptarlo y sanarlo mientras crecemos.

Con Promoestética también hemos fallado muchas veces en diferentes grados y a diferentes niveles. A todas las personas nos puede venir a veces una vocecita a la cabeza cuando algo importante te sale mal que te dice que es mejor tirar la toalla. Lo que te digan tus propias voces depende de la vida que cada uno ha llevado. Pero hay que aprender a apagar y solucionar de manera definitiva esos pensamientos, argumentos y hasta conversaciones dialécticas que no te dejan avanzar.

16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

No, en nuestro caso la única comunidad ha sido nuestra familia. No teníamos ni siquiera tiempo de hacer parte de alguna. Lo intentamos en algún momento pero fue difícil.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Si, nuestro propósito trasciende porque es inmaterial. Como ya mencionaba anteriormente no es sobre belleza física únicamente, sino también la estética te da un montón de sensaciones y emociones internas que te hacen sentir mejor contigo mismo, más seguro y con mayor confianza para conquistar logros que son importantes para ti. Por esa naturaleza de lo que hacemos, es que la estética debe ser para todo el mundo y por eso trasciende y pasará a nuevas generaciones.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Nos vemos desarrollando tecnología, presentes en todos los continentes, cambiando la industria, más integrados vertical y horizontalmente. Así vemos a Promoestética.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

En nuestro caso la familia ha sido el sustento emocional de esta aventura empresarial. Con Adriana y con nuestros hijos: Matías y Alana, hemos vivido lo que ha sido emprender. Ahora, sí vamos mucho más atrás, estamos profundamente agradecidos a nuestras respectivas familias porque nos equiparon para la vida con lo mejor que tenían para darnos.

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20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

El testimonio nuestro puede ser de ayuda para personas y familias emprendedoras con una historia similar a la nuestra. Nos encantaría poder conocer y acompañar en todo lo que podamos a tantos emprendedores que por ser responsables de una familia, usualmente no los tienen en cuenta en muchos programas de emprendimiento, aceleradoras, inversionistas ángel, family offices y otros actores del ecosistema, porque piensan que este perfil tiene una tasa de éxito menor a los emprendedores jóvenes, que aún viven con sus padres y casi no tienen gastos mensuales comparados con quienes tienen una familia.

Si hay emprendedores que al leer esta entrevista se sienten conectados con nuestra historia y les gustaría contactarnos por alguna razón, no duden en hacerlo, nosotros pensamos que en la vida así como recibimos tenemos el deber y el placer de dar el conocimiento y la experiencia, para que se va adquiriendo, fluyan, circulen más y existan mejores oportunidades para todos.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Nuestro equipo de trabajo ha jugado un rol importante en cada fase de maduración por la que hemos venido pasado. No ha sido el mismo desde que empezamos, pero a cada una de las personas que han hecho parte de este emprendimiento en cada etapa de Promoestética les tenemos profunda gratitud. Actualmente nuestro equipo se compone de 32 personas que trabajamos en Promoestética, pero estamos creciendo en personal cada mes, el próximo mes de noviembre seremos 35 y en un año seremos aproximadamente 100 personas.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Entusiasmo e intuición. Soy un entusiasta de la vida en general y particularmente del emprendimiento. Creo, pienso y así actúo creyendo que el emprendimiento es una herramienta poderosa para darle sentido a la vida y transformar. Y en eso invierto mi vida.

Adicionalmente, un tío llamado Carlos que murió, me enseñó que la intuición era una lógica sin tiempo, así que lo que intuyes es en muchas ocasiones producto de un razonamiento muy estructurado y muy rápido que no comprendes, pero que sabes que es así. Promoestética es en buena parte producto del entusiasmo y la intuición.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

Tenemos muchísimas anécdotas de personas, asesores de emprendimiento, aceleradoras, mentores e inversionistas que nos rechazaron y nos dijeron que el modelo de negocio de Promoestética no era escalable porque no era disruptivo para ellos, que no veían la tecnología en la que nos íbamos a apalancar. Intentaron convencernos de que por ahí no era y nos sugerían convertirnos en otra cosa que no éramos para que fuéramos más sexys o atractivos a sus ojos.

¿Y por qué continuamos? porque lo que tú eres es lo que eres. Es lo que te nace, es lo que brota de adentro, no hay más. Teníamos la intuición de que sí era y el entusiasmo suficiente para ejecutar y arriesgar. Cuando te crees algo y estás convencido de ello hasta lo más profundo de tu ser, es cuando estás dispuesto a darlo todo pase lo que pase. Eso hemos aprendido con Promoestética. ¿Es inspirador, no? Sí, y creemos que vivir una vida sin inspiración no es tan agradable como vivirla creyendo en algo.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).

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