We Work es una empresa reconocida por alquilar espacios compartidos de oficina, en la metodología que se conoce como coworking. Los clientes principales de este tipo de negocios son empresas, emprendedores y profesionales que encuentran atractivo pagar por, un determinado tiempo, el uso de estos lugares, en vez de atarse a contratos que muy probablemente no responden a sus necesidades.
Esta hace parte de las principales marcas que en Colombia operan bajo este modelo de Negocio. Sin embargo, de un tiempo para acá la compañía no pasa por un buen tiempo financiero, pues la demanda de estos lugares se ha contraído por cuenta de las nuevas dinámicas empresariales que dejó la pandemia, como lo es el teletrabajo y el trabajo en casa.
Ya en agosto la empresa se había referido a unas “dudas sustanciales” sobre su continuidad con unas pérdidas de US$397 millones durante el segundo trimestre del año, sobre unos ingresos de US$877 millones.
En su momento el CEO interino de la compañía, David Tolley, informó que “el exceso de oferta en bienes raíces comerciales, la creciente competencia en espacios flexibles y la volatilidad macroeconómica impulsaron una mayor rotación de miembros y una demanda más débil de lo que anticipamos, lo que resultó en en una ligera disminución de membresías”.
Recientemente el Wall Street Journal publicó que We Work planea declararse en quiebra la próxima semana, por lo que ahora se prepara para acogerse al conocido “capítulo 11″, o lo que en países como Colombia se conoce como ley de quiebras.
Técnicamente este proceso es definido por la Superintendencia de Sociedades como ley de insolvencia o reorganización empresarial. Lo que permite este tipo de normativas es que la empresa en cuestión se siente con sus acreedores para acordar nuevos plazos y demás condiciones para ponerse al día en sus deudas. En teoría, lo que se busca es dar oxígeno financiero a las compañías para que puedan superar su crisis económica y así se evite la quiebra.
No obstante, cuando el déficit es considerable, la ley de quiebras permite que se paguen la mayoría de los compromisos económicos antes de que se quiebre la empresa.
Medios de comunicación internacionales reportan que las acciones de la compañía han caído más de un 47%, cotizándose a solo US$1,21 y alcanzando así un precio mínimo en 52 semanas.
“Esto le dio a la compañía una capitalización de mercado de solo 121 millones de dólares, un marcado contraste con la valoración de 47 mil millones de dólares que alcanzó después de recaudar mil millones de dólares en su ronda Serie H liderada por SoftBank en enero de 2019″, asegura Techcrunch.
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