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La economía colombiana enfrenta un contraste que parece una paradoja: en lo grande (macroeconomía), el panorama se complica; en lo pequeño (microeconomía), las cuentas están bien llevadas.
Un reciente informe del Banco de Bogotá advierte que el Gobierno no logra cuadrar sus finanzas en términos macroeconómicos, porque gasta más de lo que le entra y se avecina un déficit (hueco fiscal) mayor al esperado. Sin embargo, en la microgestión —el día a día de cómo maneja la deuda y organiza los pagos— el Estado sí muestra orden y disciplina, lo que mantiene cierta confianza en los inversionistas.
Imagínese a una familia que tiene un hueco porque gasta mucho en mercado, servicios y pensión del colegio. Eso es el problema macro. Pero al mismo tiempo, el papá o la mamá son buenos para negociar con el banco: refinancian deudas, aprovechan descuentos y pagan a tiempo. Eso es lo micro. La familia sigue endeudada, pero gracias a esa buena gestión, los bancos todavía confían en prestarles.
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¿Qué está pasando?
Por un lado, el Gobierno tiene un hueco gigante: para 2026 necesitaría recortar $45 billones de gasto (2,4 % del PIB) si quiere cumplir su meta de déficit. Sin recortes, el hueco podría ser de 8,6 % del PIB. O requerir, en dado caso, cerca de dos tributarias de las que está pasando por el Congreso en estos días ($26,3 billones).
Ese hueco viene de dos lados: los ingresos son menores a lo que el Gobierno calcula —como si solo pasara la tarjeta al tope— y los gastos están creciendo por pensiones, salarios y nuevas leyes que aumentan las obligaciones.
A eso se suma la reforma tributaria, que presionaría la inflación en 1,2 puntos porcentuales adicionales en 2026, reduciendo así las probabilidades de que el Banco de la República baje las tasas de interés en el corto plazo.
En palabras masticadas, cuando el Estado gasta más de lo que tiene, pide prestado. Y ese préstamo se mide en TES, que son como pagarés o “bonos” que emite el Gobierno: un papel donde promete pagar con intereses a futuro.
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Durante la última semana, los TES se desvalorizaron. Eso significa que los inversionistas exigen más interés para comprarlos, porque ven más riesgo.
- La curva de TES subió en promedio +13 puntos básicos, con un impacto fuerte en los títulos a 2026-2029 (+19 pb). En otras palabras: prestar al Gobierno a corto plazo se volvió más caro.
- Los títulos más largos también sufrieron: TES a 2040 subieron +15 pb y los TES a 2058, +18 pb.
- La excepción fueron los TES a 2036, que tuvieron una leve ganancia.
Cuando se encarece la deuda pública, se encarece todo lo demás: bancos, empresas y personas terminan pagando intereses más altos. Como cuando sube la tasa de interés de la tarjeta de crédito, hasta comprar un electrodoméstico a cuotas resulta más caro.
Lo que se espera:
- Los inversionistas ven que septiembre suele ser un mes duro para la deuda pública y esperan nuevos altibajos.
- La inflación puede volver al 5 %, lo que golpea directamente el bolsillo.
Si el Gobierno no ajusta el gasto, cada vez será más costoso financiarse y eso afectará desde los intereses de un crédito hasta los precios de productos importados.
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