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La junta directiva del Banco de la República decidió el pasado 30 de septiembre mantener las tasas de interés en 9,25 %. Cuatro directores votaron a favor de esta decisión, dos por una reducción de 50 puntos básicos y uno por un recorte de 25 puntos.
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El Emisor publicó las minutas de la reunión, que muestran las preocupaciones y tensiones que se tuvieron en cuenta.
Los datos clave
- La junta directiva de Banco de la República tuvo en cuenta que la inflación total en agosto (último dato disponible) se ubicó en 5,1 % y la inflación básica sin alimentos ni regulados en 4,8 %, por encima de los pronósticos que había hecho el equipo técnico.
Las minutas señalan que el mayor desvío se observó en los alimentos, por perecederos y precios internacionales de algunos alimentos y fertilizantes. En el caso de otros bienes y servicios, las sorpresas al alza, que fueron más moderadas, estuvieron relacionadas con una desaceleración más lenta en los arriendos y con incrementos de las comidas fuera del hogar.
Considerando los últimos resultados, el Banco anticipa que la inflación se demorará más tiempo en llegar a la meta, que es 3 %. Además, en los últimos dos meses las expectativas de inflación recogidas en las diferentes encuestas aumentaron: para 2025, los analistas esperan una inflación del 5 % (frente al 4,7 % en julio) y para 2026 del 4 % (frente al 3,8 % en julio).
- La actividad económica mantiene un buen dinamismo. En el segundo trimestre de 2025, el PIB creció 2,5 %, en línea con lo esperado por el equipo técnico.
- La junta también tuvo en cuenta que las condiciones financieras externas se han tornado más holgadas luego de la reducción de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos y las expectativas de nuevos recortes. No obstante, advirtieron que persiste la incertidumbre sobre los efectos de la política comercial del Gobierno de los Estados Unidos y las tensiones geopolíticas regionales y globales.
- Los directores también señalaron que la reducción de la tasa de cambio frente al dólar ha contribuido a moderar las presiones inflacionarias provenientes del exterior, pero advirtieron que es una variable volátil.
Las razones para no bajar las tasas
El grupo mayoritario manifestó que esta vez existen razones “aún más contundentes que en sesiones anteriores de la junta” para mantener inalterada la tasa de interés de política monetaria. En 2025 la inflación se ha mantenido estancada alrededor de 5 % y la inflación básica (sin alimentos ni regulados) ha permanecido alrededor de 4,8 % durante los últimos seis meses.
Las minutas muestran que para los directores que votaron por mantener las tasas el proceso de desinflación es incierto porque en buena medida depende de que se “diluyan los choques en la canasta de alimentos”, un tema difícil de pronosticar, y de que se mantenga la tendencia negativa de la canasta de regulados, en un contexto de debilidades estructurales en la oferta de energía.
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Además, advierten que el incremento del déficit fiscal genera un impulso de la demanda interna, “que en ausencia de un ajuste incrementa la deuda y la prima de riesgo”.
Otro tema clave fue la posibilidad de un “incremento desbordado del salario mínimo para 2026″, según lo han sugerido anuncios del Gobierno. Para los cuatro directores, un aumento de este tipo tendría efectos inflacionarios importantes.
También resaltaron que el comportamiento de la tasa de cambio es bastante incierto y, por lo tanto, es “riesgoso confiar en que la apreciación de la moneda constituya un mecanismo suficiente y estable para mantener el proceso de convergencia de la inflación hacia su meta en los próximos meses”. Lo anterior considerando que la apreciación del peso colombiano ha obedecido a flujos de capitales de portafolio dirigidos al gobierno y no a incrementos de la inversión extranjera directa, que ya muestra signos de debilidad.
Como contrapartida del dinamismo de la demanda interna, que lleva un año con crecimientos cercanos al 4 %, los directores señalan que se viene evidenciando “un incremento del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, debido al deterioro de la balanza comercial, por el notable aumento de las importaciones, principalmente de bienes de consumo”.
El grupo mayoritario concluyó que no se “vislumbran en la actualidad medidas contundentes para un mayor ajuste de las finanzas públicas, ya sea por el lado de los ingresos fiscales o por alguna reducción significativa por el lado del gasto”. El elevado déficit fiscal y su alto costo de financiamiento, advierten, podría estar generando un desplazamiento de la inversión privada.
Los argumentos de quienes votaron por bajar las tasas
En la rueda de prensa, Germán Ávila, ministro de Hacienda, dijo que la decisión de los codirectores “no acompaña el propósito de la economía del país”. Agregó que la “no adopción de políticas que estimulen el crecimiento económico, perjudican la capacidad de reacción del Estado frente a las incertidumbres internacionales”.
De acuerdo con las minutas, los miembros de la junta que votaron por una reducción de 50 puntos básicos consideran que la postura del grupo mayoritario es demasiado conservadora, pues las tasas solo han bajado 25 puntos básicos este año.
Los directores que querían bajar las tasas insistieron en que se puede estimular más el crecimiento económico para aumentar la capacidad de reacción del Estado colombiano ante un panorama externo complejo (por las políticas proteccionistas en Estados Unidos y el escalamiento de conflictos geopolíticos regionales y mundiales).
Entre otras cosas, advirtieron que el país está cambiando su patrón de desarrollo hacia un crecimiento más apalancado en el comportamiento del consumo de los hogares que en las exportaciones minero-energéticas, una situación que “se refleja en un crecimiento del mercado interno, de la economía popular, de la industria manufacturera diferente a la carbonizada, y de la economía campesina”.
Para los directores, este es un elemento que debe tenerse en cuenta al momento de diseñar la política monetaria. “Pretender enfriar la economía para mitigar el consumo de los hogares a través de una tasa de interés real alta deterioraría la distribución del ingreso, y ahogaría el nuevo patrón de desarrollo”, señalaron.
El miembro de la junta que votó por una reducción de 25 puntos básicos observa un leve aumento de la inflación, pero considera que no se presentan grandes variaciones que generen alerta ante repuntes preocupantes. También cuestionó el análisis “convencional” sobre el efecto del aumento del salario mínimo en la inflación y el empleo, pues considera que el análisis no debería ser solamente un problema de costos, sino enmarcarse de forma más amplia como un regulador de la distribución del ingreso y de la riqueza.
La próxima reunión de la junta directiva para decidir sobre las tasas de interés será el 31 de octubre.
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