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Después de ocho años de discusiones y de planeación, este viernes entra en vigencia el tratado de libre comercio (TLC) entre Colombia y Corea del Sur. El comienzo de este acuerdo no fue el más glamoroso para un pacto comercial de esta envergadura, pues se dio en medio del paro camionero más largo que este país haya visto. Sin embargo, las actuales restricciones al transporte de carga no deben restarle relevancia a esta alianza, pues las implicaciones son de mediano y largo plazo. La pregunta válida en este momento es si la economía colombiana realmente ganará con este TLC.
Para los empresarios colombianos, Corea del Sur representa un mercado de 49 millones de habitantes, una población similar a la local. El país asiático cuenta con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$1 billón 410.383 millones, y un PIB per cápita de US$36.700, más del doble que el de Colombia, lo que ubica a la nación asiática en los niveles de la Unión Europea, según indicadores del Banco Mundial. Además es el octavo importador del mundo.
Entre 2010 y 2015, la inversión de Corea del Sur en Colombia creció 247 %, comparada con el período 2004-2009, al pasar de US$42,8 millones a US$148,5 millones. Se trata de capitales dirigidos principalmente a los sectores de transporte, comercio, construcción y línea blanca. Procolombia indica que la presencia de empresas coreanas en el país viene en aumento, pues de 14 que llegaron en 2010 se pasó a más de 40 en 2015, en sectores de tecnología, infraestructura, industria automotriz y materiales de construcción.
Sigue a El Espectador en WhatsAppEl Gobierno es optimista en cuanto al potencial de los productos agrícolas en Corea del Sur: “Con este TLC se abren oportunidades muy importantes para productos como el café, la pulpa de fruta y el cacao. Adicionalmente identificamos que hay otros sectores que pueden crecer. Por mencionar algunos: confecciones, farmacéuticos y metalúrgico”, aseguró Felipe Jaramillo, presidente de Procolombia.
Entre los productos que aún no son exportados a Corea, pero que tendrán cero aranceles a partir de la entrada en vigencia del tratado comercial, y por ende representan una oportunidad de negocio, se encuentran: los químicos orgánicos; los extractos, pigmentos y pinturas, y los aceites minerales y ceras. De acuerdo con análisis de Procolombia, “las bebidas en polvo a base de chocolate y los cafés de chocolates han ganado popularidad entre los niños y los consumidores entre los 20 y 30 años. En Corea se vuelve cada vez más común tomarse un café u otro tipo de bebida con sabor a chocolates después del almuerzo”.
Por su parte, Carlos Ronderos, director del Consejo Económico Colomboasiático, señaló que “este es el primer TLC que firma Colombia con un país que es importador neto de productos agrícolas, por lo que el agro nacional es el que más puede beneficiarse con este acuerdo. Además, antes de este tratado éramos la única nación de la Alianza del Pacífico que no tenía un pacto comercial en Asia, lo que implica una clara mejora en competitividad”.
Los opositores de este TLC suelen argumentar que la industria automotriz colombiana podría ser una de las grandes perjudicadas, pues Corea del Sur es una potencia en la fabricación de vehículos, por lo que la liberación de aranceles intensificaría la competencia entre carros fabricados en el país y los importados.
Jorge Mejía, presidente de GM Colmotores, afirmó que “el desmonte total de los aranceles de vehículos tomará 10 años, por lo que en el corto plazo no hay un riesgo importante. Además, este TLC se viene discutiendo desde hace ocho años, por lo que desde hace varios años nos hemos estado preparando: enfocándonos en pocos modelos, mejorando nuestra interacción con los consumidores, e invertimos US$90 millones en una planta de estampados para ser más eficientes. Por esto nos sentimos tranquilos con este pacto comercial. Los riesgos que hay ahora en el mercado están más enfocados en la devaluación del peso y en la caída del consumo. Además, si hay un país que nos preocupa es México, una nación cuyo tratado de libre comercia está vigente desde hace mucho”.
Voceros de ese sector que, dicen, podría ser uno de los grandes perdedores, le comentaron a este diario que se sienten tranquilos con la entrada en vigencia del tratado libre comercio. Esto sugiere que no tendría que haber grandes pérdidas con este pacto comercial, y las ganancias que resulten dependen de qué tan bien exploten los productos agrícolas colombianos el mercado de Corea del Sur.