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Este miércoles, 5 de febrero, se conoció que China levantó ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) su queja contra los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a sus productos.
El país asiático presentó una disputa oficial ante el organismo con sede en Ginebra, argumentando que estas medidas son discriminatorias y violan los compromisos comerciales asumidos por EE.UU. en la OMC.
La decisión de Trump de imponer aranceles del 10 % a las exportaciones chinas fue parte de una estrategia más amplia, que incluyó tarifas también contra México y Canadá.
En ese momento, Trump justificó la medida como una forma de presionar a los países americanos para frenar el tráfico de fentanilo y la inmigración ilegal.
Sin embargo, mientras que los aranceles para México y Canadá fueron suspendidos, los de China siguieron adelante.
En su declaración ante la OMC, China no solo cuestionó la legalidad de los aranceles, sino que también advirtió que se reserva el derecho de tomar nuevas acciones en el futuro.
El panorama para resolver este conflicto en el marco de la OMC es complejo.
Desde 2019, el sistema de resolución de disputas del organismo está paralizado debido a la falta de jueces en su Órgano de Apelación. Tanto la administración de Trump como la de su sucesor, Joe Biden, han bloqueado los nombramientos de nuevos magistrados, argumentando que el sistema ha excedido sus funciones en disputas comerciales anteriores.
Por ahora, la queja de China se suma a una lista de tensiones comerciales entre ambas potencias, en un contexto donde el comercio global ha sido sacudido por los anuncios de aranceles y la política proteccionista de Estados Unidos.
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