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La economía china confirmó en octubre la pérdida de impulso con la que entra al tramo final del año.
Según informó este viernes la Oficina Nacional de Estadísticas, la inversión en activos fijos cayó 1,7 % en los primeros diez meses, el mayor descenso registrado para ese periodo, y estimaciones de Bloomberg Economics apuntan a que solo en octubre la inversión se habría desplomado alrededor de 12 %, encadenando cinco meses consecutivos de bajas.
Al mismo tiempo, la producción industrial creció 4,9 % interanual, por debajo del 5,5 % que esperaban los analistas, y las ventas minoristas avanzaron 2,9 %, su quinto mes seguido de desaceleración, en un contexto de demanda interna debilitada.
El cuadro se completa con un mercado laboral que apenas mejora y un sector inmobiliario que sigue bajo presión.
La tasa de desempleo urbano se ubicó en 5,1 %, mientras que los precios de la vivienda nueva cayeron en octubre en 61 de las 70 principales ciudades monitoreadas, reflejando la prolongada crisis del ladrillo.
Para la oficina estadística, “la economía enfrenta varios desafíos ante los múltiples factores inestables e inciertos del entorno externo y la gran presión de reestructuración interna”, aunque aseguró que las autoridades “facilitarán activamente la implementación” de las políticas ya anunciadas, señal de que Pekín, por ahora, no tiene prisa en desplegar un nuevo paquete de estímulos de gran tamaño.
Por qué preocupa la inversión fija
La pérdida de dinamismo se siente sobre todo en la inversión. De acuerdo con los datos oficiales, el gasto de capital en infraestructura apenas avanzó, el crecimiento de la inversión manufacturera se moderó y la inversión en propiedades volvió a caer.
“El impulso del crecimiento claramente se disipó en octubre”, le dijo a Bloomberg Raymond Yeung, economista jefe para Gran China en Australia & New Zealand Banking Group Ltd., quien señaló que los esfuerzos del Gobierno por combatir el exceso de capacidad y la competencia desmedida “han afectado el flujo de inversión”.
El sector inmobiliario, que durante años fue uno de los pilares del crecimiento, sigue en ajuste. En octubre, los precios de las viviendas nuevas cayeron en términos interanuales en 61 de las 70 principales ciudades monitoreadas por las autoridades estadísticas, una muestra de que la corrección en ese mercado aún no toca fondo y continúa pesando sobre la confianza de hogares y empresas.
La demanda interna también muestra señales de fatiga. Las ventas minoristas crecieron 2,9 % interanual, por debajo del 3 % de septiembre, y completaron cinco meses consecutivos de ralentización, la racha más prolongada desde 2021.
En la misma línea, la demanda de crédito no repunta y en octubre tanto los nuevos préstamos como el financiamiento agregado se ubicaron por debajo de lo previsto, pese a la puesta en marcha de un programa de financiamiento público por 500.000 millones de yuanes, que hasta ahora ha tenido un impacto limitado sobre la inversión.
“Las medidas de estímulo del gobierno han tardado en llegar a la economía”, afirmó Michelle Lam, economista de Societe Generale SA, a Bloomberg.
A su juicio, con la distribución efectiva de esos recursos “deberíamos ver un mejor impulso en los próximos meses”. Bloomberg Economics, por su parte, destacó que los datos de octubre muestran una pérdida de impulso hacia el cuarto trimestre, “aunque no lo suficiente para provocar nuevos estímulos”, y apuntó que las distorsiones por feriados pudieron exagerar la desaceleración, dado que muchas fábricas adelantaron pedidos a septiembre.
Acuerdos con Estados Unidos
En el frente externo, las tensiones comerciales con Estados Unidos se intensificaron el mes pasado, antes del acuerdo alcanzado a finales de octubre entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping en Corea del Sur. La reducción de aranceles abre la puerta a un repunte del comercio bilateral en los próximos meses, lo que podría aliviar parte de la presión sobre el sector exportador chino si se consolida esa tregua.
En este punto, el debate se concentra en qué tanto margen de maniobra tiene Pekín para apoyar más la actividad.
Desde finales de septiembre se aprobó un paquete de estímulo de 1 billón de yuanes para impulsar el gasto de capital y reforzar las finanzas de los gobiernos locales, cuyos efectos se verán gradualmente. Sin embargo, la posibilidad de un mayor alivio monetario se ha reducido después de que el banco central sugiriera esta semana que no le preocupa el menor crecimiento del crédito, lo que apunta a una postura cautelosa en materia de recortes de tasas.
Pese al enfriamiento reciente, el objetivo oficial de crecimiento en el PIB (de alrededor de 5 %) en 2025 aún parece alcanzable.
El consenso actual entre analistas proyecta una expansión de 4,9 % para este año. “Parece que la meta de crecimiento de 2025 se cumplirá sin mucha intervención”, dijo Lynn Song, economista jefe para Gran China en ING Bank NV, por lo que, a su juicio, Pekín “probablemente guardará municiones para el próximo año” mientras prepara su nuevo plan quinquenal a partir de 2026.
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