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Nunca un Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) había despertado tanto interés ni prendido tantas alarmas como el de este año.
El documento sinceró las cuentas sobre las finanzas del estado y añadió la suspensión de la regla fiscal, haciendo uso de una cláusula de escape diseñada para aplicarse en escenarios de urgencia.
El objetivo central del MFMP es garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas, por lo que incluye proyecciones en asuntos básicos y familiares hasta para cualquier hogar: gastos, ingresos y deudas.
Lo que reveló el documento fue “un crecimiento acelerado de los gastos del Estado sin incrementos sostenidos en el recaudo tributario”, en palabras del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.
Para 2025, el MFMP contempla un aumento de $20 billones en el gasto primario (gasto sin contar pago de intereses) y una disminución de $18,5 billones en el recaudo tributario proyectado, en comparación con el plan inicial. Esto representa unos $40 billones de déficit.
Así están las finanzas del país:
- Ingresos: se estiman ingresos totales por $309,3 billones (17 % del PIB) donde $281,4 billones de ingresos tributarios (15,5 % del PIB).
- Gastos: se proyecta un total de $438,9 billones (24,2 % del PIB), compuesto por $353,1 billones en gasto primario (19,5 % del PIB) y $85,8 billones en pagos por intereses (4,7 % del PIB).
- Déficit fiscal: es de -7,1 % del PIB, el segundo más alto desde la pandemia, y un déficit primario de -2,4 % del PIB, lo que refleja una profunda brecha entre ingresos estructurales y gasto público.
El Gobierno atribuye este deterioro fiscal principalmente a dos factores:
- La caída del recaudo tributario, que pasó de representar 16,6 % del PIB en 2023 a 14,4 % en 2024
- La inflexibilidad del gasto público, donde el 86 % del presupuesto se encuentra comprometido en funcionamiento, transferencias y servicio de deuda
Las proyecciones optimistas del Gobierno
El déficit, en palabras sencillas, expresan que el Estado está gastando más de lo que gana. Para reducir esa brecha hay dos salidas: recortar gastos o buscar más ingresos.
Respecto a los ingresos hay dos caminos: que haya una reforma tributaria y que crezca el producto interno bruto (PIB) para restarle peso al déficit, pues se mide en porcentajes del PIB.
El problema es que proyecciones optimistas pueden alterar la percepción del problema. Para 2025, las proyecciones divergen: el Minhacienda estima un crecimiento de 2,7 %, mientras que el Banco de la República prevé 2,6 %, el Banco Mundial 2,5 % y el FMI 2,4 %.
Entre 2026 y 2028, el Gobierno proyecta una senda ascendente que alcanza un pico de 3,3 % en 2027, por encima del crecimiento estimado por los organismos multilaterales y del PIB tendencial, que se ubica entre 3 % y 3,1 %.
Esto “podría afectar de forma significativa las proyecciones de ingresos y la trayectoria esperada del déficit y la deuda. Esta brecha entre estimaciones resalta la necesidad de evaluar con cautela los supuestos macroeconómicos que sustentan la planeación fiscal, especialmente en un contexto de alto déficit, endeudamiento creciente y presión sobre el gasto público”, destaca el Observatorio.
Ahora, del otro lado están las reformas tributarias y las estimaciones de los ingresos. El informe destaca que el Gobierno sobreestimó los ingresos tributarios en 2024.
Y sobre las reformas tributarias el desafío es aumentar de forma sostenida el recaudo como porcentaje del PIB. “Los niveles actuales de ingreso son insuficientes para cubrir las obligaciones del Estado en materia de pensiones, salud, educación, deuda e inversión pública”, dice la U. Javeriana.
¿Qué dice el marco fiscal de la economía del país?
Estas son las principales conclusiones del Observatorio Fiscal:
- Deterioro estructural de las finanzas públicas colombianas: la activación de la cláusula de escape para suspender la regla fiscal se hizo sin cumplir con los requisitos legales ni presentar un plan de consolidación creíble. Esto debilita la arquitectura institucional diseñada para garantizar la sostenibilidad fiscal.
- Supuestos optimistas de crecimiento e ingresos: el desvío sistemático entre las proyecciones y los resultados observados, en particular en materia tributaria, mina la credibilidad del proceso presupuestal y genera incertidumbre para los agentes económicos.
- Margen de maniobra del Gobierno es cada vez más reducido: la creciente rigidez del gasto, reflejada en la expansión del servicio de la deuda, las transferencias obligatorias y los compromisos pensionales, reduce el espacio para la inversión pública y dificulta cualquier ajuste sin reformas estructurales.
- Una ruta de ajustes fiscales con pronósticos inciertos: una reforma tributaria que aún no se ha materializado y que podría no darse, un manejo del endeudamiento que ha sido deficiente y unos supuestos macroeconómicos que resultan excesivamente optimistas frente a otros escenarios proyectados.
Bajo este contexto, desde el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana alrtan que la hoja de ruta que es le marco fiscal corre el riesgo de desviarse.
“Si bien el plan reconoce la magnitud del ajuste requerido, la respuesta del Gobierno no ha sido suficiente y ha estado basada en medidas transitorias que, en lugar de fortalecer la sostenibilidad, comprometen cada vez más la credibilidad del ajuste fiscal que el país necesita”, finaliza.
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