Este viernes la junta directiva del Banco de la República decidió de manera unánime incrementar sus tasas de interés en 100 puntos básicos, llevando el indicador hasta 11 %. Vale recordar que en su decisión pasada, el banco central estableció una subida también de 100 puntos básicos, que en ese momento era el cuarto aumento de su tipo en este año.
Las maniobras del Banco reflejan el rol central, e incluso peligroso, que la inflación ha tomado en el manejo macroeconómico del país.
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“Quiero celebrar el acuerdo. Creemos que con esto se contribuye a consolidar una política macro sana, y esperamos que contribuya a bajar la inflación. Esta decisión termina por calmar al mercado, que ya se venía calmando esta semana”, explicó el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, quien también destacó que el dólar cerrara este viernes cerca de los $4.800.
El ministro también se refirió sobre la posibilidad de una intervención bancaria citando un caso internacional: “El banco de Chile lo hizo a un costo alto, y los resultados no fueron significativos”. Por lo que indicó que no es una política que crea efectiva para controlar la volatilidad en la tasa de cambio colombiana.
Por su parte, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, también respaldó el alza de los intereses en todavía positivas cifras de crecimiento económico: “Colombia registra proyecciones de incremento de Producto Interno Bruto superiores a las de las economías medias y desarrolladas. Lo que es muy positivo en medio de esta incertidumbre global”.
De hecho, el pronóstico de crecimiento del equipo técnico del Banrep es 7,9% para 2022 y 0,5% para 2023. “A pesar de la desaceleración prevista, el pronóstico del nivel de actividad económica es 12% superior al observado en 2019, previo a la pandemia”, indica el Emisor.
Retrospectiva de las alzas
Con el nuevo incremento, el emisor ha realizado 10 aumentos de sus tipos de interés desde septiembre del año pasado. En ese momento, este indicador se encontraba en uno de sus puntos históricos más bajos (1,75 %), como parte del paquete de estímulos para contrarrestar los efectos más duros de la crisis económica inducida por la pandemia.
Ahora bien, las expectativas de inflación de mediano plazo aumentaron y siguen lejos de la meta de 3 %. En el caso de los analistas económicos, la Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo proyectó, en su versión de octubre, que la inflación terminará el año rondando el 12 % (11,88 %, para ser exactos).
Con la decisión de este jueves, el Banco ha continuado su senda de incrementos en las tasas, que es descrita por algunos como veloz y por otros como agresiva.
La nueva jugada del Banco va en contravía de las proyecciones y estimados que se tenían a mediados de año, en julio. Para ese momento, varios analistas estimaban que aquel era el último gran incremento del año, pues se anticipaba que la inflación comenzaría una senda de ajuste. En su momento, tanto el ministro de Hacienda (en ese entonces aún era José Manuel Restrepo), como el gerente del banco central, fueron enfáticos en decir que la entidad seguiría analizando el comportamiento de los precios y, con base en eso, determinaría nuevas intervenciones o no. Pero, como resaltó Ocampo, en este momento la inflación “es la variable más impredecible”.
Vale recordar acá que los cálculos de crecimiento del Gobierno (incluidos en el más reciente Marco Fiscal de Mediano Plazo) señalan que en 2022 la economía colombiana crecería 6,5 %.
Inflación, la gran preocupación
Las decisiones que viene tomando el Banco desde septiembre del año pasado tienen como objetivo cercarle el paso al crecimiento de la inflación, que lleva una trayectoria ascendente desde, por lo menos, mitad de 2021.
Para septiembre de este año, el dato más reciente del DANE, la variación anual de la inflación (o sea, la comparación de este mes con el mismo del año pasado) se ubicó en 11,44 %; para su medición mensual (el cambio entre abril y mayo de 2022), el indicador registró un alza de 0,93 %.
Estas cifras permiten ver cómo la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones macroeconómicas en Colombia (un escenario que es similar en otros países).
Y si bien se esperaba que agosto rompiera la tendencia alcista en los precios, esas esperanzas no se materializaron. Los alimentos siguen siendo la categoría que más impulsa el crecimiento de los precios para los consumidores colombianos en su variación anual, con un crecimiento de 26,62 % para septiembre de este año.
De entrada es preocupate que los alimentos sean el gran motor detrás de la inflación en Colombia, pero lo es aún más cuando se tiene en cuenta que las alzas en la comida tienden a golpear más los bolsillos de las personas con menores ingresos.
A esto hay que sumarle que los aumentos en los precios de los combustibles, que recientemente ha ido anunciando el Gobierno, también tienen el potencial de seguir presionando hacia arriba el comportamiento general de la inflación.
La inflación, además de afectar las decisiones o posibilidades de compra de los consumidores, especialmente los más vulnerables, también tiene un alto costo en términos de pobreza.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés en la economía?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente, es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece, mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
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