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El reciente dato del Producto Interno Bruto (PIB) es un motivo de celebración a corto plazo: creció 3,6 %, por encima de lo que anticipaba el Gobierno, los bancos y los analistas. Pero esta vez los aplausos esconden el murmullo del recelo, la duda metódica. Ese crecimiento, lejos de relajar el ambiente, se convirtió en un nuevo argumento para algo que nadie quiere escuchar: el Banco de la República podría verse obligado a subir la tasa de interés, justo cuando el país (y la presión del Gobierno Petro) esperaba lo contrario.
A un mes de la última reunión del año sobre tasas de interés por el Emisor, la cifra PIB del tercer trimestre mostró la paradoja del crecimiento de la economía. Por un lado, una economía sostenida por el alto consumo interno (+4,2 %) más que por la producción; por otro, un gasto público (+6,8 %) que supera su promedio histórico.
El problema se confunde con el tufo de la victoria: los hogares gastan más, la demanda sigue caliente, el crédito se aceleró y el mercado laboral se mantiene tenso (a la medida de las condiciones). Para una economía con una inflación que sube por cuarto mes consecutivo, eso es como empujar el acelerador mientras el motor se recalienta.
Inflación que no baja y un PIB que acelera: doble presión
El Banco de Bogotá lo sintetiza sin anestesia. El crecimiento de 3,6 % se suma a una lista cada vez más extensa de señales que apuntan a un endurecimiento monetario:
- La inflación anual llegó a 5,51 %, su nivel más alto en un año
- La inflación básica está estancada.
- La demanda interna se mantiene fuerte.
- Las expectativas de inflación se han movido hacia arriba para 2025 y 2026.
Es decir, los precios no bajan al ritmo esperado, y el crecimiento reciente no ayuda. En una economía “a tope”, como advirtió el propio Banco de la República a principios de este mes, dificulta que la inflación regrese al rango meta del 2 al 4 %.
El efecto es bien conocido: cuando la economía se acelera demasiado, pero la inflación sigue alta, el Banco pisa el freno.
Un mercado de deuda que ya descuenta aumentos
Según el informe de Banco de Bogotá, los inversionistas no se están esperando a la próxima reunión del Emisor para reaccionar. El comportamiento de los TES (los bonos del Gobierno) muestra que el mercado ya está apostando por un escenario de tasas más altas.
Tres señales lo confirman:
- Los TES tasa fija subieron más de 33 puntos básicos, mientras que los TES UVR también se desvalorizaron.
- La curva de rendimientos se aplanó, sobre todo entre 1 y 4 años, lo que refleja nerviosismo sobre la política monetaria en el corto plazo.
- La curva swap IBR, que muestra lo que el mercado espera de la tasa del Banco, se movió fuerte: el IBR a un año ya descuenta una tasa implícita por encima del 10 %.
Expectativas de PIB e inflación
El Banco de la República insistió en su informe de noviembre en que el país opera casi en su capacidad máxima, con consumo elevado y costos laborales presionando los precios de servicios, arriendos y alimentos. Por eso, las expectativas de inflación a 12 y 24 meses son clave. Si los analistas creen que la inflación seguirá por encima del 4 %, el Banco no tiene margen para recortar tasas y, peor aún, podría tener que subirlas.
Desde julio, la proyección de inflación para 2025 subió de 4,7 % a 5,1 %, y para 2026 solo se espera llegar a 3,6 %. La meta del 3 % quedó aplazada hasta mediados de ese año.
Para un país que lleva seis años sin cumplir su propia meta inflacionaria, estas expectativas son más que un dato; son un problema de credibilidad.
Antes del 3,6 % del PIB, el consenso del mercado era que el Banco mantendría la tasa en 9,25 % unos meses más y luego iniciaría recortes graduales hacia 2026, pues el Emisor incluso estimó un PIB de 2,6 % para 2025 y de 2,9 % en 2026. Con el dato de crecimiento, esa narrativa se rompió para el Banco de Bogotá.
Y hay un punto clave: este crecimiento no viene de exportar más o de un repunte industrial sólido. Viene de consumir más.
Hoy, el DANE reveló que las importaciones subieron 18,7 % en septiembre frente al mismo mes de 2024, un total de USD 6.128,8 millones CIF. Por su parte, las exportaciones crecen a un ritmo de 11,1 %, unos USD 4.621,3 millones FOB.
El resultado es un déficit comercial de USD 1.164,1 millones, un aumento de 76,4 % entre septiembre de 2025 y 2024.
Es el tipo de crecimiento que el Banco mira con desconfianza, porque alimenta la inflación en un país que ya lleva años sin lograr anclar expectativas.
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