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¿Qué está pasando con el sector inmobiliario en China?

Los precios de las viviendas nuevas en China cayeron en septiembre frente al mes anterior, lo que no ocurría desde mediados de 2015, según datos oficiales publicados este miércoles.

20 de octubre de 2021 - 01:35 p. m.
Peatones cerca de la Ópera de Guangzhou, China, el jueves 14 de octubre de 2021. - Imagen de referencia
Peatones cerca de la Ópera de Guangzhou, China, el jueves 14 de octubre de 2021. - Imagen de referencia
Foto: Agencia Bloomberg

Según el diario privado hongkonés South China Morning Post, esta es la primera caída intermensual desde mayo de 2015, época en la que las promotoras atravesaron meses de dificultades, en parte debido a que contaban con un exceso de inventario que les obligó a bajar sus precios.

Ese medio citó al director de la consultora E-House China, Yan Yuejin, que aseguró que el mercado inmobiliario chino ha pasado de una situación de “sobrecalentamiento” a otra de “sobreenfriamiento”. De hecho, cálculos efectuados por la Agencia Efe, en base al índice de precios publicado por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) que mide la evolución del coste de la vivienda nueva en 70 importantes ciudades del país, muestran una caída del 0,08 % frente a agosto.

El desplome del sector inmobiliario y la escasez de electricidad en China también frenaron el crecimiento económico en el último trimestre, y hay indicios de que el país seguirá sufriendo problemas a medida que se acerque el invierno y se mantengan las restricciones a los bienes raíces.

El producto interno bruto se expandió un 4,9 % respecto al año anterior, informó en los últimos días la Oficina Nacional de Estadísticas, lo que representa un descenso frente al 7,9 % del trimestre anterior, y en gran medida está en línea con las proyecciones de los economistas. Pekín ha señalado que no se apresurará a estimular la economía, lo que sugiere que el crecimiento podría seguir desacelerándose en los próximos meses. Esto significa que la habitual y voraz demanda del país por productos básicos relacionados con la construcción podría debilitarse aún más.

Desde 2016, cuando el presidente chino, Xi Jinping, aseguró que “las casas son para vivir, no para especular”, las autoridades se han embarcado en una campaña reguladora para evitar un aumento excesivo de los precios inmobiliarios, que el año pasado dio un paso más con la introducción de las conocidas como “tres líneas rojas”.

Esas normas limitan el acceso a la financiación bancaria a las inmobiliarias que acumulen un pasivo excesivo, excedan ciertos niveles de apalancamiento o no dispongan de liquidez suficiente para hacer frente a las deudas a corto plazo.

Las restricciones a la financiación han supuesto que promotoras que se habían apoyado en agresivas políticas de apalancamiento —es decir, invirtiendo grandes cantidades de dinero prestado para financiar su crecimiento— como el endeudado gigante Evergrande se hayan visto en problemas para hacer frente a sus obligaciones.

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Sigue siendo un sector clave

Algunos expertos estiman que el peso directo e indirecto del sector inmobiliario y del de la construcción alcanza entre un 20 y un 30 % del PIB nacional.

Las restricciones a la salida de capitales y la volatilidad de los mercados bursátiles locales han hecho que las propiedades sean uno de los vehículos de inversión preferidos en China, en parte debido a que todavía no existe un impuesto sobre bienes inmuebles a nivel nacional: según Moody’s Analytics, las viviendas representan casi el 60 % del patrimonio de los hogares chinos y más de un 75 % de sus deudas.

A esto se suman las estimaciones de que entre el 13 % y el 22 % de las viviendas urbanas del país están vacías, especialmente en las ciudades más pequeñas, en algunas de las cuales las autoridades ya han comenzado a establecer límites a cuánto pueden bajar de precio los pisos para “mantener la estabilidad” del mercado.

Aunque analistas como Louis Kuijs, de Oxford Economics, no esperen grandes caídas de precios, un desplome del valor de las viviendas podría hacer que muchas familias chinas perdiesen sus ahorros e inversiones, generando inestabilidad social, algo que las autoridades del Partido Comunista de China buscan evitar a toda costa.

Las autoridades ya han indicado que la prioridad no será tanto rescatar a las inmobiliarias en problemas sino garantizar que las viviendas vendidas sobre plano —por ejemplo, Evergrande tendría entre 1,2 y 1,5 millones de casas vendidas que todavía no ha construido— se les entreguen a sus compradores.

Precisamente, Yan conmina al Gobierno chino a “seguir de cerca” la evolución del sector inmobiliario para “prevenir una caída grave de los precios de las viviendas y de los terrenos”, algo que, en su opinión, podría “provocar pánico en el mercado”.

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