Para conmemorar los 202 años del departamento, la Gobernación quiso celebrar de una manera diferente: decidió reconocer el trabajo de 1.100 docentes, de 115 municipios, quienes con sus métodos innovadores hicieron que Cundinamarca ocupara el primer lugar de las pruebas Saber 2014 en los grados tercero, quinto, noveno y once.
Según una investigación de la Universidad de la Sabana, los avances en algunos municipios son evidentes a la hora de medir los conocimientos de los estudiantes. Por ejemplo, Chía logró que el 94% de los alumnos de quinto grado alcanzaran niveles superior y muy superior en las pruebas de lectura, sobre el promedio nacional, y el 83% en las de matemáticas. A su vez, Cota y Sopó lograron una nota de 85 sobre 100 en matemáticas y lenguaje.
Estos avances obedecen sin duda a la dedicación de algunos maestros como Martha Romero, quien busca que los niños entiendan la importancia de las matemáticas; Ernesto Díaz, que enseña inglés recorriendo su municipio; Keidy García, que dona su tiempo para enseñar otras disciplinas, o Rocío Verdugo, que se especializó en resolver conflictos.
Ellos son algunos ejemplos de cómo en todos los rincones hay docentes por destacar. “Tenemos que construir un tanque de pensamiento para hacer del departamento un territorio competitivo y capaz de cumplirles todos sus sueños”, dijo el gobernador Álvaro Cruz.
Matemáticas prácticas
Martha Lilia Romero Agudelo lleva 11 años enseñando matemáticas a estudiantes de secundaria en el colegio Pompilio Martínez, de Cajicá. Recuerda que cuando empezó a dictar clase sentía que los niños no le entendían. Esto la motivó a empezar su maestría en pedagogía, donde aprendió a utilizar métodos prácticos que les mostraran a los niños por qué necesitaban las matemáticas.
Ahora que consiguió los mejores resultados en las pruebas Saber se siente satisfecha. “Cuando los estudiantes vienen al colegio después de graduados y me muestran sus logros es muy gratificante”, dice.
Romero opina que las familias deberían involucrarse más en la educación de los niños y el sistema educativo debería animarlas a hacerlo.
Inglés lúdico
Ernesto Díaz lleva siete años enseñando inglés en el colegio Alonso Olalla, en Villeta. Cuenta que un día se preguntó por qué, después de 11 años de estudiar, los jóvenes salían sin poder decir una palabra en este idioma. Se capacitó con el Ministerio de Educación y ahora desarrolla un proyecto de bilingüismo usando el método natural para aprender inglés: primero la pronunciación y después la escritura. Por medio de clases participativas y lúdicas hace que los niños eliminen los bloqueos para aprender el idioma. “Con los estudiantes vamos a restaurantes, jugamos y contextualizamos el inglés en el municipio a lo que vemos todos los días”.
También cree que hay que replantear el currículum de la materia, para que sea práctico hasta noveno y con gramática en 10 y 11.
Resolver conflictos
Para Rocío Verdugo es muy importante que los alumnos aprendan a resolver desde el comienzo los disgustos que puedan surgir entre ellos, y que no pasen a mayores.
En los seis años que lleva ejerciendo como coordinadora académica disciplinaria en el colegio Cacicazgo, en Suesca, ha logrado solucionar de forma pacífica varios conflictos de convivencia.
“Cuando era docente veía que muchas peleas entre jóvenes, que con la guía de una persona calificada serían de fácil solución, quedaban sin atender”, dice Verdugo. Así que se presentó al concurso de coordinadores. Cuando pasó y obtuvo el puesto, comenzó una labor pedagógica para elevar la calidad de vida tanto de alumnos como de sus padres.
Profesionales para el siglo XXI
Keidy García Campos es docente de matemáticas y álgebra del IED Antonio Ricaurte, en Puerto Salgar. En este municipio, a orillas del río Magdalena, también hace parte del grupo de profesores que voluntariamente enseñan en la jornada continua del colegio. Al ver que los jóvenes que estaban a punto de graduarse y escoger una carrera no utilizaban su tiempo libre para hacer realidad sus sueños, eligió ser parte del grupo de docentes que invierten tres horas de su día, además de su jornada laboral normal, enseñándoles música y otras disciplinas que los ayuden a expandir su mente para tener ideas innovadoras. Para García es muy importante “educar estudiantes con criterio propio, conscientes de los desafíos que trae el siglo XXI”.