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Los colegios del país hicieron hoy un alto en el camino para reflexionar sobre el Día de la Excelencia Educativa (Día E). Hace un año fue lanzada esta jornada por parte del presidente de la República, Juan Manuel Santos, y la ministra de Educación, Gina Parody, en la que se busca medir la calidad de la educación a partir de un nuevo indicador: el Índice Sintético de la Calidad Educativa (ISCE).
Este índice mide la calidad en tres niveles: primaria, secundaria y media. Además, tiene en cuenta cuatro factores: el progreso, que mide la mejoría del colegio en relación con el año anterior a partir de las pruebas Saber; la eficiencia, que mide cuántos estudiantes aprueban el año escolar; el desempeño, en donde se puede comparar cómo está el colegio en relación con los del resto del país, y, finalmente, el ambiente escolar, que revisa en qué contexto se desarrollan las clases que están recibiendo los estudiantes.
El presidente Juan Manuel Santos dijo que la meta establecida el año pasado para cada nivel educativo se cumplió y se superó. El índice se mide de 1 a 10. Primaria, que había obtenido un valor de 5,07 % en el 2015, pasó a 5,42 % para el 2016; secundaria subió de 4,93 a 5,27 % para este año, y en educación media las cifras pasaron de 5,56 a 5,89 %. (También te puede interesar: "Calidad de la educación en Colombia mejoró significativamente")
Francisco Cajiao, rector de la Fundación Universitaria Cafam y experto en educación, resalta que este índice es útil porque permite hablar de calidad desde cuatro variables y no sólo desde las Pruebas Saber, como tradicionalmente se hacía. Aseguró, también, que el índice no es perfecto y se deben incluir más elementos como las ciencias naturales y el tema de ciudadanía: “Hay sugerencias para el índice, pero eso se logra gradualmente. La prueba no es perfecta, pero es mejor que mucha cosa que hubiera”, remató.
Pero contrario a este argumento, Alejandro Álvarez Gallego, director del Instituto Pedagógico Nacional, aseguró que el índice está muy lejos de medir la calidad de la educación y los cuatro indicadores propuestos son controvertibles. En el portal web Las Dos Orillas escribió que las pruebas censales dicen muy poco de lo que aprenden los estudiantes, un colegio nunca es comparable con otro, el hecho de perder un año escolar no indica qué tan eficiente es el profesor o el alumno, y el ambiente escolar no se debe restringir al aula, sino a un contexto más amplio en el que incide la pobreza y la violencia intrafamiliar.
Álvarez escribió en el portal que lo que le preocupa “no es el Índice Sintético de Calidad en sí, bastante precario por cierto, sino la pretensión de tomarlo como criterio para orientar las inversiones que se hagan en los colegios y juzgar el trabajo de los maestros o de los rectores. No solamente es injusto, sino arbitrario. El referente de lo que es una buena educación lo tenemos nosotros. En vez de medir nuestro quehacer tendrían que consultarnos”. (Lea también: "Lo bueno, lo malo y lo feo de la nueva evaluación a colegios")
En el marco del Día E, Cajiao resaltó su importancia porque permite que un sistema educativo entero pare y reflexione sobre lo que están haciendo mal y bien en calidad educativa. “El mensaje importante aquí es que la calidad no es cosa de un solo maestro, ni de un solo rector, sino de los administrativos también y de todo el sistema”, dijo.
Pero Álvarez niega la utilidad de este día y lo tilda de “simple” y “desconcertante”. “Más que una jornada pedagógica para pensar la educación, lo que se propone es un gran juego de concurso, una gran competencia que premia a los mejores y se olvida de los demás, los perdedores, que son desgraciadamente la inmensa mayoría”, apuntó.
Lo cierto es que hace falta una mejoría integral del sistema que es la clave para que el país mejore en las Pruebas Pisa, en las que Colombia se rajó. Según el último anuncio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se basó en los resultados de las Pruebas Pisa del 2012, de los 64 países analizados Colombia se sitúa entre los diez con menores índices de rendimiento escolar, junto con Brasil, Argentina y Perú.
Por eso, como recordó Cajiao, que nos vaya mal o bien en las pruebas Pisa es un campanazo que sirve para mejorar el sistema. El experto sostuvo que todavía hay tres problemas graves que hacen tambalear el sistema educativo al que se refiere. El primero es la formación de maestros y la mala calidad de las facultades de educación. El segundo es el cultural, pues muchas familias y comunidades aún no valoran el capital cultural ni la palabra escrita. Y, por último, que las decisiones en el país siguen siendo centralizadas cuando no deberían serlo. Por eso, concluyó con que “no hay atajo para que el país mejore en las pruebas Pisa, hay que mejorar el sistema”.