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170 años de la muerte de Mary Shelley, creadora de “Frankenstein”

La época en la que vivió Mary Shelley estuvo marcada por la Revolución Industrial, la máquina de vapor, los avances de la ciencia, como la química de Lavoisier, y por la influencia de la Revolución Francesa. La electricidad alcanzó gran desarrollo, lo mismo que los experimentos en el laboratorio y la noción de vida artificial, de donde surgiría Frankenstein.

Édgar Bastidas Urresty
27 de febrero de 2021 - 06:00 p. m.
Mary Shelley escribió "Frankenstein o el Moderno Prometeo" a los 18 años, edad extraordinariamente prematura en la creación literaria. Alrededor de ella se generaron ciertas dudas con respecto a su autoría.
Mary Shelley escribió "Frankenstein o el Moderno Prometeo" a los 18 años, edad extraordinariamente prematura en la creación literaria. Alrededor de ella se generaron ciertas dudas con respecto a su autoría.
Foto: Cortesía

Se cumplen 170 años de la muerte de Mary Shelley (1797-1851), la autora de Frankenstein o el Moderno Prometeo, publicada en 1818, primera novela gótica de este género. La primera edición del libro apareció con otro título y sin el nombre de su autora. La actuación de Boris Karloff, que representó al monstruo en una película, en 1931, es la más recordada. Shelley era hija del filósofo radical, demógrafo (por razones políticas y científicas) y novelista William Godwin (1756-1836), así como de de la feminista y escritora Mary Wollstonecraft (1759-1797).

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Mary Godwin tuvo una educación avanzada, orientada por una institutriz y principalmente por su padre librepensador, autor de Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y felicidad de la gente, una reflexión sobre la sociedad, el gobierno y la moral, de notable influencia en el pensamiento inglés. Godwin fue expulsado de la universidad de Oxford debido a sus controversias ideológicas y políticas, así como por su ateísmo. Su madre, Mary Wollstonecraft, autora de Una vindicación de los derechos de la mujer, le inculcó la importancia de los derechos femeninos, como la educación, que quería que fuesen iguales a los masculinos, para romper así con los parámetros de la educación tradicional. No obstante, se dice que Shelley “creció con más pensadores que afectos”, que “se sentía sola a menudo y carente de un sentimiento de identidad familiar”.

La época en la que vivió Mary Shelley estuvo marcada por la Revolución Industrial, la máquina de vapor, los avances de la ciencia, como la química de Lavoisier, y por la influencia de la Revolución Francesa. La electricidad alcanzó gran desarrollo, lo mismo que los experimentos en el laboratorio y la noción de vida artificial, de donde surgiría Frankenstein. A Percy B. Shelley (1792-1822) -coetáneo de John Keats y Lord Byron, Mary Shelley, de 16 años, lo conoció en la librería de su padre. Era casado y tenía hijos. De inmediato surgió un romance a primera vista. Impulsados por Eros, se fugaron por unos días, pero regresaron a Londres por falta de dinero. Así, continuaron su relación adúltera, que motivó el suicidio de la esposa de Shelley. Los amantes tuvieron cuatro hijos, de los cuales solo uno sobrevivió, tragedia que se agravó por la muerte de Shelley en Italia, al ahogarse en un río mientras navegaba. Percy B. Shelley escribió y publicó Zastrozzi, novela gótica, pero fue con la poesía con la que brilló e inscribió su nombre en el panteón del romanticismo, notablemente con Alastor y el Himno a la belleza intelectual.

Mary Shelley escribió Frankenstein o el Moderno Prometeo a los 18 años, edad extraordinariamente prematura en la creación literaria. Alrededor de ella se generaron ciertas dudas con respecto a su autoría. El título tiene que ver con Víctor Frankenstein, personaje principal, así como con Prometeo, el titán y amigo de los hombres, quien, en contra de la voluntad de Zeus, regala el fuego sagrado con el que se desarrollarán las artes y las ciencias, razón por la cual tuvo que pagar un castigo cruel. Se trata de un moderno Prometeo, creado en un laboratorio, que, a diferencia del modelo griego, le causa grandes sufrimientos a Víctor, su productor. Catalogada como una de las novelas más importantes de la ciencia ficción y la literatura gótica, por la presencia del misterio en ambientes extraños, cuenta la historia de Víctor Frankenstein, un estudiante suizo de medicina interesado en descubrir “los secretos del cielo y la Tierra” y en explicar “la misteriosa alma del hombre”.

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Para esa tarea, el estudiante, familiarizado con los cadáveres e inquieto por muchos interrogantes, en el laboratorio crea un cuerpo de 2.44 metros de altura, mediante la unión de diferentes partes de cadáveres disecados. Ante la figura monstruosa, Víctor se horroriza y huye. Cuando regresa, se percata de que su criatura ha desaparecido. Con ello siente un poco de alivio, porque cree que así como le dio la vida, así mismo ha vuelto a disgregarse, pero se equivoca. El monstruo sigue vivo, y tras ser rechazado por quienes lo ven, se llena de odio. La venganza no se hace esperar: es inculpado de haber asesinado a William, hermano menor de Víctor, a pesar de que la mayor sospecha del crimen recae en la criada de la casa, quien no tarda en ser condenada a muerte y ejecutada, lo cual afecta a Víctor enormemente. Así, Frankenstein ha aterrorizado a la humanidad por 200 años.

Para paliar su mal estado de ánimo, Víctor se toma un descanso en el Mont Blanc suizo. Allí, sorpresivamente, se encuentra con el monstruo, sin que le produzca terror, y se entera de que aprendió a hablar gracias a una familia a la que le hacía regalos, sin que ellos conocieran su procedencia. Le cuenta lo mal que la ha pasado y le pide que, ante el rechazo sufrido, construya una mujer para que lo acompañe. Víctor accede y viaja a Escocia. Allí abre un laboratorio y fabrica a la mujer, pero por remordimientos de conciencia se arrepiente y la destruye. En respuesta, el monstruo se irrita, toma venganza y asesina a Clerval, el amigo de Víctor, y luego a Elizabeth, su prometida, en la noche de bodas. Víctor decide acabar con el monstruo y lo persigue para destruirlo, pero muere cuando viaja en un barco por el Ártico. Frankenstein aborda la misma embarcación y relata al capitán su vida y su intención de no cometer más crímenes, pues dice que una fuerza incontrolable es lo que lo impulsa a ello. Le confiesa su disposición de abandonar el barco, de tomar un trineo e inmolarse para dar fin a su vida miserable.

La novela Frankenstein no es totalmente ficticia y podría explicarse a partir de un hecho real ocurrido en 1816, en un encuentro que sostuvieron Mary Shelley y su marido con el ‘papá’ de los poetas románticos, Lord Byron. En la casa de este último, en Villa Diodati (Suiza), se encontraron con el médico John William Polidori. Lord Byron los retó a escribir una historia de terror, desafío que inspiró a Polidori y a Mary Shelley a comenzar a darles cuerpo a sendas novelas. Los diálogos de Percy B. Shelley con Polidori, sobre las posibilidades de la electricidad de revivir cuerpos inactivos, reforzaron la idea de Mary Shelley para la conformación de su figura novelesca. Lord Byron, por su parte, publicó un texto sobre los vampiros, tema de moda y un poco recurrente. Polidori escribió, en 1819, El vampiro, novela en la cual el personaje que infunde terror muere, reaparece y comete crímenes de mujeres por amor y sevicia. Con El vampiro, Polidori inauguró el género de los vampiros románticos, entre los cuales Drácula resultó ser el más representativo y duradero.

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Mary Shelley confesó: “Imaginé este libro allí. Fue bajo los árboles que rodean la casa, o en las desiertas laderas de las montañas cercanas, en donde tuvieron lugar mis primeras ideas genuinas y los primeros vuelos de mi imaginación”. La primera edición de la novela fue de apenas 500 ejemplares. Apareció sin firma, aunque con dedicatoria a Lord Byron. En un juego de referencias cruzadas de escritores, Polidori también atribuyó a este último la autoría de su libro El vampiro. En la segunda edición sí figura la autora, y los lectores “encuentran en el libro terror gótico, anticipo de ciencia ficción, o un dilema ético sobre los límites de la ciencia”, según escribió Tereixa Constela en un artículo publicado en la Revista Babelia, de El País (España), para conmemorar los 200 años de la publicación de la novela.

La autora del artículo dice que Mary Shelley confirmó en 1831 la autoría de la novela y reconoció el estímulo de su esposo en la escritura. Al hacerlo se preguntó: “¿Cómo es posible que yo, entonces una jovencita, pudiera concebir y desarrollar una idea tan horrorosa?”. En uno de sus ensayos afirmó: “Quizás un cadáver podría reanimarse, el galvanismo había dado pruebas de cosas semejantes: quizás se podían manufacturar las partes componentes de una criatura, y después podrían reunirse y dotarlas del calor vital. Frankenstein se pregunta: ¿Dónde residirá el principio de la vida?”. La novela de Mary Shelley abrió el camino a otras del género, como El extraño caso del doctor Jekylll y el señor Hyde (1887), de Stevenson, y Drácula (1897), de Bram Stoker, escritores anglosajones que, como ella, fueron unos apasionados de la literatura.

Por Édgar Bastidas Urresty

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Luis(22669)28 de febrero de 2021 - 12:16 p. m.
Libritos que los que no saben conjugar verbos deberían leer.
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