El Magazín Cultural

Ana Roda: ‘El intercambio cultural y la educación son esenciales en una sociedad’

La experta en lectura y bibliotecas, asumió la dirección de la Red de Bibliotecas del Banco de la República el pasado 15 de enero. En una entrevista para El Espectador, habló sobre el sector cultural y los nuevos retos en la Luis Ángel Arango.

Laura Camila Arévalo Domínguez- @lauracamilaad
22 de enero de 2019 - 02:30 a. m.
Imagen de Ana Roda cuando era directora de la Biblioteca Nacional.   / David Campuzano
Imagen de Ana Roda cuando era directora de la Biblioteca Nacional. / David Campuzano
Foto: DAVID CAMPUZANO 2012

Después de la renuncia de Alberto Abello, exdirector de Luis Ángel Arango, el pasado 6 de diciembre se anunció el nombre de quien ocuparía la dirección de la red de bibliotecas más grande del país: Ana Roda, graduada de Filosofía y Letras, editora, traductora e investigadora.

Roda se ha destacado en el sector cultural gracias a su investigación sobre “Hábitos de lectura y consumo del libro en Colombia”, publicado en 2006; la redacción de la Política de lectura para Bogotá y la promulgación de la Ley 1379 de Bibliotecas Públicas, que impulsó y lideró. Fue gerente de Literatura y Bibliotecas de la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y coordinadora del proyecto “Bogotá, capital mundial del libro”, en 2007. Uno de los cargos más visibles en los que se desempeñó fue la dirección de la Biblioteca Nacional desde 2008 hasta 2013, tiempo en el que coordinó el proyecto “Uso y apropiación de tecnologías para la información y las comunicaciones en bibliotecas públicas”.

¿Cómo nació su estrecha relación con los libros?

Tuve padres muy lectores y desde que éramos muy pequeños mi mamá nos leía. Nos leía de todo. Libros infantiles y también, muy pronto, La Ilíada, La Odisea, las obras de Shakespeare, los autores del Siglo de Oro español. Era una manera de estar con ella y también fue la forma como nos fue introduciendo a los grandes temas humanos.

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¿Cuáles fueron los libros que la convirtieron en una ávida lectora?

Depende de la edad. De pequeña, recuerdo una colección de cuentos del mundo que mamá nos regalaba cada vez que le pagaban en la universidad. Esperaba cada libro con gran ilusión y me pasaba horas mirando las ilustraciones que acompañaban las historias. Más tarde vinieron las aventuras de Guillermo Brown, otra colección que me regaló mi papá durante una enfermedad, que también me devoré y me sirvió para pasar en cama toda una temporada de vacaciones. Más tarde han venido muchas obras, muchos autores. Entre los latinoamericanos el primero que me impactó fue Eduardo Zalamea Borda con Cuatro años a bordo de mí mismo. Luego vinieron los demás: Rulfo, García Márquez, Vargas Llosa, que marcaron también toda una época de mi vida. Tuve una época de Thomas Mann, de Flaubert, de Balzac. Leí muchas de sus obras, así como las obras de los grandes rusos del siglo XIX. Bueno, en fin, cito algunos autores con los que le cogí el gusto a la lectura. Soy lectora principalmente de novelas y me gustan las extensas. Aunque tengo que decir que los libros de ciencias del colegio, que eran muy buenos, también hicieron lo suyo.

En una entrevista que le hicieron en 2008 cuando comenzó la dirección de la Biblioteca Nacional, usted dijo que no volvería a leer a Herman Hesse, ¿por qué?

No recuerdo haber dicho eso tan extraño, pero, la verdad, nunca me entusiasmó Herman Hesse.

Hay quienes consideran al mundo literario aburrido, difícil y hasta un poco atemorizante. ¿Por qué cree que esto ocurre?

Porque se requiere tiempo e iniciación para la lectura. Por eso es tan importante la lectura en la infancia, la guía de un padre, de un maestro lector. Un maestro de español, o de ciencias, o de historia. La lectura requiere una estructura mental que se va construyendo con la vida. Los pequeños la adquieren sin problemas. Y si se tienen buenas guías, es un aprendizaje que se vive como un descubrimiento y del que uno se apropia con facilidad. Pero creo que la edad de formación —y me refiero a la infancia y la adolescencia— es crucial para la adquisición de la estructura mental y el entusiasmo que hacen posible la lectura de cualquier género. Luego es una herramienta que lo acompaña a uno a lo largo de la vida. Pero sin duda el tiempo, la dedicación, la curiosidad y la libertad que requiere la lectura deben ser parte de la educación.

¿Cómo se hizo el contacto con el Banco de la República? ¿La contactaron o se realizó un proceso de selección para el cargo?

Me llamaron y pasé por un proceso de selección.

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Usted tiene una amplia experiencia gracias a su profesión y los cargos en los que se ha desempeñado con la lectura y las instituciones que la promueve, ¿cuáles son las urgencias que, no solo la red de bibliotecas del Banco de la República, sino todos los entes encargados de impulsar este hábito, deben tomar como prioridades?

Las bibliotecas atienden a públicos muy distintos y no son entidades pasivas. Se preocupan por responder a distintas necesidades, capacidades, intereses y contextos. Son parte del desarrollo cultural y educativo de un país y son un factor importante de transformación en la medida en que hacen posible y estimulan el acceso al conocimiento, a las distintas formas de la cultura, al debate, a la formación de una ciudadanía informada y participativa. Creo que el trabajo de las bibliotecas requiere personal formado en distintas áreas del conocimiento y, sobre todo, personal creativo y cercano a las personas, que investigue y se interese por conectar distintos mundos.

¿Qué enseñanzas o experiencias le dejó la dirección de la Biblioteca Nacional y tendrá en cuenta en el nuevo cargo que desempeñará?

La importancia de trabajar en red a lo largo y ancho del territorio nacional para contribuir al conocimiento que las generaciones presentes y futuras tienen del país, así como la de crear condiciones para la educación, la investigación y el desarrollo cultural en sus distintas manifestaciones.

¿Cuál será el mayor reto al asumir este nuevo cargo?

Fortalecer el trabajo en red, estar presente en los grandes debates y desarrollos del momento y seguir trabajando para que la BLAA sea una entidad vigente y pueda responder a una sociedad diversa y que se transforma.

Con las ofertas disponibles para que los habitantes de la ciudad se acerquen a la lectura, ¿cree que los índices en cuanto al consumo o el contacto con los libros han mejorado o se sostiene en un nivel bajo? Si las alternativas existen, ¿cuál cree que sea el problema que distancia a las personas de los libros?

El trabajo que se ha hecho por mejorar las condiciones para la lectura y la educación ha dado sus frutos y, aunque lentamente, se ven resultados. Pero estos no son generalizados. Hay muchas desigualdades en el acceso, en la creación de las capacidades y condiciones fundamentales para el desarrollo de las personas. Se requieren esfuerzo e inversión sostenidas y de largo plazo. La educación de calidad y el intercambio cultural son fundamentales en el desarrollo de una sociedad.

La red de bibliotecas del Banco de la República está presente en más de 20 ciudades del país, pero, seguramente, en cada lugar la cultura, los hábitos y los retos son diferentes, también teniendo en cuenta que muchos de estos territorios han tenido una relación distinta con el conflicto armado, ¿trabajará con algún plan de organización o estrategia que tenga en cuenta las necesidades particulares de cada uno de los territorios? En general, ¿cuáles son las responsabilidades o compromisos que tienen las bibliotecas con las zonas que han sufrido más el conflicto colombiano?

Esto es algo que ya viene haciendo la red cultural del Banco de la República. Tiene una fuerte presencia regional hace un trabajo, particular y especializado, en cada zona del país. De este trabajo se beneficia la red completa y es la forma como hay que seguir trabajando. No desde el centro sino en una red que se retroalimenta y se fortalece desde sus particularidades. En cuanto a la responsabilidad de las bibliotecas con las zonas que han sufrido el conflicto, es toda. Las bibliotecas deben contribuir a que el país se conozca y se oiga. Su papel en la construcción de espacios de convivencia, de un horizonte cultural común, es fundamental.

Por Laura Camila Arévalo Domínguez- @lauracamilaad

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