Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Atentado Miguel Uribe: lo que nos dicen los discursos de una democracia en crisis

El ataque contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay expuso una creciente radicalización política en Colombia, marcada por discursos de odio y la influencia de las redes sociales, que parecen profundizar la división y dificultar el diálogo.

Samuel Sosa Velandia

08 de junio de 2025 - 09:00 p. m.
Colombia es el segundo país más polarizado del mundo, según la firma global de comunicaciones Edelman.
Foto: El Espectador - José Vargas
PUBLICIDAD

En la mañana del 8 de junio, Alejandra Barrios Cabrera, directora de la Misión de Observación Electoral, le contestó una entrevista a la W Radio sobre el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. “Hemos pasado de la polarización política a la radicalización”, expresó Barrios con preocupación.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

Sus palabras se refirieron a una imposibilidad que encuentra desde ambas orillas políticas para dialogar como contradictores y no como un enemigo. Ese sería el resultado de que la violencia, en todas sus dimensiones, esté imperando en el ejercicio político.

No solo para Barrios estos hechos son un síntoma de que la democracia atraviesa una crisis y se la atribuyen a lo que el autor David Saavedra llamó “la burbuja”, que remite a un universo unidimensional en el que todos los aspectos de la vida del individuo tienen que ver con esa ideología o esa creencia, que ocupa un lugar central en su identidad. Cuando esta se ve amenazada, asumir una postura más extrema es un mecanismo de defensa. Así, el discurso radical ofrece una narrativa clara de “nosotros contra ellos”.

El intento de asesinato contra el precandidato Miguel Uribe Turbay no solo es un atentado contra su vida, sino también una herida profunda a la democracia. Así lo planteó el sociólogo Daniel Aguilar, quien advirtió que este tipo de hechos remiten a una época que el país creía superada. “Es como si se volviera a abrir esa puerta que conduce al clóset donde tenemos guardados muchos fantasmas y muchos miedos”, dijo, recordando las décadas de los 80 y 90, cuando fueron asesinados varios candidatos presidenciales en Colombia.

Para Aguilar, el ataque no puede verse de forma separada. Le preocupó que estos hechos fuese instrumentalizados para exacerbar aún más la confrontación política, que encuentra vacía. “He visto cómo los discursos cada vez son más pobres. No hay debates fuertes sobre temas estructurales. No se discute desde la ideología, sino desde el miedo a que el otro amenace mi posición”, aseguró.

Read more!

Lo alarmante, sostuvo, es que al desvanecerse el contenido del debate político, también desaparece el reconocimiento del otro como interlocutor válido. “El discurso implica una narrativa, una construcción, una invitación al diálogo. Pero eso solo puede ocurrir si reconozco al otro como sujeto político, y hoy no está pasando”.

En vivo | Atentado contra Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial en Colombia | El Espectador

Sergio Ángel, profesor e investigador en temas políticos de la Universidad Sergio Arboleda, habló para El Espectador y citó el trabajo del instituto V-DEM en el que se encontró que, de 2023 a 2024, la polarización en Colombia pasó de 2,88 a 3,65. El cuatro es el número máximo para indicar un panorama totalmente inflexible.

Según Ángel, este tipo de episodios, como el atentado contra el precandidato, pueden actuar como catalizadores en este panorama. Asimismo, el impacto no está solo en los hechos, sino en cómo los percibe la gente. “Somos un país acostumbrado a la violencia, pero hay hitos que nos marcan”, dijo.

Ese clima emocional alimenta lo que Ángel llamó una “emocionalidad política” que, lejos de abrir espacios de diálogo, impulsa a las personas a buscar un enemigo. En este contexto, explicó, se refuerzan las disonancias cognitivas: cada quien se agrupa con quienes piensan igual, validando sus prejuicios e ideas preconcebidas, y cerrando aún más la posibilidad de entender al otro. “Lo que hacemos es juntarnos con los que piensan como nosotros y reforzar nuestras construcciones y estereotipos”, apuntó. Y en medio de esa burbuja emocional, el discurso moderado se vuelve invisible.

Read more!

Aunque para María Teresa Gutiérrez, docente e investigadora de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, la polarización es más bien un mito, pues afirmó que el discurso político siempre ha estado polarizado, porque ha tenido un componente inevitable de diferenciación, coincidió con los demás entrevistados en que el caso de Miguel Uribe será un acelerador de dinámicas políticas oportunistas. En su lectura, los sectores políticos están aprovechando la coyuntura para activar la vieja fórmula de la identidad política construida en oposición: “Sacar la nostredad y la otredad”; es decir, definir quién está del lado propio y quién pertenece al campo contrario. Ese mecanismo no busca reforzar convicciones ya establecidas, sino ganar terreno entre quienes aún no han tomado partido.

No ad for you

Ante eso, Aguilar dijo que esas prácticas son totalmente irresponsables, además de irrespetuosas: buscan agitar la rabia y la indignación.“Exacerban el miedo para venir con el discurso de la seguridad, o lo usan para revivir el temor de lo que ya vivimos y que no queremos que se repita”, afirmó.

La política colombiana y las redes sociales

Pero esa polarización no se da en el vacío. Para entender cómo se amplifica y se propaga, hay que mirar al escenario donde se libra buena parte de la batalla política: las redes sociales. Allí, el discurso moderado se diluye y la emocionalidad gana terreno.

Así lo advirtió Ángel, quien consideró que el papel de estas plataformas ha sido determinante en la radicalización del debate público. “Las redes sociales, y particularmente X, han sido utilizadas como una forma de atacar a todo aquel que planteara posturas contrarias a lo que se defiende desde la oficialidad”. En su análisis, el uso estratégico de estos espacios, sumado al crecimiento de redes de influenciadores financiados por el Gobierno, ha creado “cajas de resonancia” donde se refuerzan narrativas polarizantes.

No ad for you

De hecho, considera que el discurso promovido desde el poder ha contribuido a un ambiente hostil, donde la polarización no solo ha crecido, sino que se ha naturalizado. “Hay graves coincidencias entre ese discurso de odio promovido desde la presidencia y el deterioro del clima político y social”. Sin embargo, según Gutiérrez, no basta con señalar a un actor o un sector. El problema no es solo lo que se dice, sino cómo se propaga, aseguró. “Hoy hay mucho discurso que no pasa por la deliberación, sino por la emoción. Se reacciona, se comparte, se difunde, pero no se conversa”. Para ella, ese tránsito del argumento a la reacción inmediata —mediado por redes, algoritmos y cajas de resonancia— transforma la política en un campo minado de emociones donde la verdad pesa menos que la viralidad.

Por Samuel Sosa Velandia

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.