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El novelista, ensayista, periodista y crítico se destacó por sus novelas distópicas como “Rebelión en la granja” y “1984″. Nacido en la India, bajo el nombre de Eric Arthur Blair, el 25 de junio de 1903, el escritor dejó un amplio legado en la literatura con las temáticas que abordaba.
Su obra se vio marcada por experiencias personales de oposición al Imperio Británico, al nazismo y estalinismo y su apoyo al socialismo democrático. Escribió su primer libro en 1933, titulado “Sin blanca en París y Londres” y, durante ese mismo año, adoptó el seudónimo con el que sería recordado en la historia: George Orwell.
Uno de los títulos más destacados de su obra es “1984″, que escribió entre 1947 y 1948 y que publicó en 1949. En esta novela habla sobre el “Gran Hermano” y los conceptos de vigilancia masiva, manipulación de la información y represión política.
A continuación presentamos algunas citas de esta novela:
- Y, si todos aceptaban la mentira impuesta por el Partido —si todos los archivos contaban la misma mentira—, la mentira pasaba a la historia y se convertía en verdad. “Quien controla el pasado —decía la consigna del Partido- controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado".
- Día a día, y casi minuto a minuto, se iba actualizando el pasado. De ese modo podía demostrarse con pruebas documentales que todas las predicciones hechas por el Partido habían sido correctas; no se permitía que ninguna noticia, ni expresión de opinión, en conflicto con las necesidades del momento pasara a los archivos. La historia era un palimpsesto, borrado y reescrito tantas veces como fuese necesario.
- ¿No ves que el objetivo final de la nuevalengua es reducir el alcance del pensamiento? Al final conseguiremos que el crimen del pensamiento sea literalmente imposible, porque no habrá palabras con las que expresarlo. Todos los conceptos necesarios se expresarán exactamente con una palabra cuyo significado estará rígidamente definido y cuyos significados subsidiarios se habrán borrado y olvidado.
- Se decía que los siglos de capitalismo no habían producido nada de interés. Era tan imposible aprender historia a partir de la arquitectura como de los libros. Las estatuas, las inscripciones, las placas conmemorativas, los nombres de las calles... todo lo que pudiera arrojar cualquier luz sobre el pasado había sido alterado sistemáticamente.