Nuestra realidad, traslapa tiempo sobre distancia y recorre el mundo con una bandera que parte de 4 metros cuadrados, hasta las hectáreas más profundas de nuestros bellos latifundios.
Un proyecto de dos generaciones familiares y 6 años de ser puesto en marcha, no solo es la imagen de esta descriptiva, sino un proveedor de oxígeno para el ambiente. A su vez, ejemplifica una meca para propósitos y alianzas que transformen todos los elementos detrás de una taza de café en un ciclo de producción infinito y de lucro ecológico.
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Un ambiente acogedor, cuna de periplos a través del café, dueño de blends exquisitos con doble proceso de selección, y hogar de un caturra con notas de toronja y mandarina cuyo paso por la máquina de espresso discute con el gusto y el olfato para ver quién se lleva la mejor parte.
David Byrne define la música en su libro 'How the music works' de una forma que al armar un paralelo con el café, permite soñar. "The music perfectly fits the place where it is heard, sonically and structurally". Y definitivamente, una taza, es esclava de su ambiente, de su definición y de su contexto. Ahora imagina una buena charla, un buen origen, una buena preparación y la melancolía de un lugar que trasciende el espacio.
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Así es, bienvenido a Café la divisa.