Otelo, preso por la certeza de que su esposa, Desdémona, le ha sido infiel, decide matarla. En la obra de Shakespeare, que luego habría de inspirar la ópera compuesta por el italiano Giuseppe Verdi, ella implora por piedad y defiende su inocencia, y es ahí, ante la certeza de la muerte, que evoca una plegaria que habría de traspasar todas las fronteras físicas, ideológicas y espirituales. Un “Ave María” que se convertiría en una de las piezas más representativas de este autor y que, el 15 de noviembre, casi 140 años después de que el mundo la escuchó por primera vez, fue interpretado por la soprano Laura Gómez y el pianista Daniel Aguirre en la apertura de una nueva gira del Festival Internacional de Música Sacra (Fimsac).
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La Catedral Basílica de Santa Marta —la primera construida en el país— fue el punto de partida de la cuarta edición de “Colombia es Música Sacra”, una gira que recorrerá otros cinco territorios del país: Zapatoca (Santander), Valle del Sibundoy (Putumayo), San Andrés de Tumaco (Nariño), isla de San Andrés (archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina) y Jardín (Antioquia). En esta iglesia de la capital del Magdalena comenzó este viaje que irá hasta el 20 de diciembre y busca acercar a nuevos públicos al punto de conexión entre la espiritualidad y la música.
La noche clara y profunda acentuaba la imponencia de la catedral, que nos recibió llena de las rosas blancas de la Virgen María. Frente al altar, en un pequeño espacio entre el público y la cruz, solo había un micrófono y un piano de cola. Y fue allí, ante el silencio devocional de los asistentes, que Gómez entonó la plegaria que iniciaría el evento. La soprano antioqueña, armada con una garganta que ha cultivado por más de 25 años, cantó primero el “Ave María” compuesto por el guitarrista y compositor ruso Vladimir Vavilov en 1970, aunque atribuido erróneamente a Giulio Caccini (1551-1618).
A partir de allí, pasó por algunas de las versiones emblemáticas de esta oración, como la compuesta por Franz Schubert a comienzos del siglo XIX; la que el francés Charles Gounod hizo sobre el primer preludio de El clave bien temperado, de Johann Sebastian Bach, y, por supuesto, la evocada por Desdémona —víctima del complot de Yago contra Otelo— en el clímax de la ópera de Giuseppe Verdi. A ellas, además, se sumaron otras piezas como el “Agnus Dei”, de Wolfgang Amadeus Mozart; “Der Engel” (“El ángel”), de Richard Wagner; “O mio babbino caro”, de Giacomo Puccini, y “Io son l’umile ancella” (“Yo soy la humilde sierva”), de Francesco Cilea, entre otras.
Juntas, estas obras construyeron un recital dedicado a una de las plegarias universales del cristianismo y que, según Gómez, representa un espacio que se quiere abrir para mostrar que en Colombia también hay cabida para este tipo de expresiones musicales. “Desde muy pequeña tuve esa inclinación hacia el género lírico”, confesó más tarde en una conversación con El Espectador. “Para mí, dedicarme a esto significa marcar una diferencia en un país atravesado por la música tropical y el reguetón, porque es una forma de demostrar que, pese a que el arte lírico y la ópera no son parte de nuestra cultura, eso no quiere decir que aquí no los podamos hacer bien”, agregó.
La cantante aclaró que fue una presentación sumamente personal donde tuvo que dejar salir la parte más honesta de su talento. “Desde el entrenamiento vocal pensamos siempre en adentrarnos en un personaje, pero cuando cantamos algo sacro eso ya no existe. El personaje eres tú. Entonces, lo que sientes y lo que ves es lo que puedes expresarle al público mediante la música sacra”, afirmó Gómez. En su opinión, un evento como la gira “Colombia es Música Sacra” es una invitación a que las personas vean que no se trata de un tipo de arte reservado para una élite cultural, sino accesible para curiosos de todo tipo que quieran acercarse a él.
Marianna Piotrowska, directora del Fimsac, estuvo de acuerdo con la cantante y destacó que esta gira “busca promocionar a Colombia como un país diverso, rico y que promueve la unión a través de la música”. Además, contó cuáles son algunos de los conciertos que habrá en esta nueva edición de la gira.
“En esta apertura presentamos los ‘Ave María’ clásicos, porque era un homenaje a Santa Marta, pero la otra semana vamos con un concierto de música barroca italiana y americana a Zapatoca. Después iremos al Valle de Sibundoy, donde el público podrá disfrutar de las músicas ancestrales de esa zona del país. Pasaremos también por Tumaco y allá daremos un recital con los alabaos típicos del Pacífico colombiano, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Iremos a la isla de San Andrés, donde tendremos música góspel de las comunidades raizales y la gira terminará en Jardín, Antioquia, con el concierto ‘Fantasía de Navidad’, a cargo de la Banda Sinfónica Nacional”, puntualizó la directora.
Una ciudad que celebra su medio camino hacia el milenio, un canto que se volvió plegaria universal y unos músicos que no se resignan a dejar morir su arte fueron los protagonistas de esta noche de música sacra. Así comenzó la cuarta gira del Fimsac, organizada por la Corporación Cultural InterColombia y cofinanciada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a través de Fontur, que busca promover un espacio de diálogo intercultural donde la fe y la espiritualidad se unen a la melodía para crear un espacio de comunión artística. Y los colombianos están invitados, una vez más, a dejarse cautivar por este mundo.